Una de las primeras cosas que me fijo cuando, Jessica, se sienta en nuestra mesa, es en el enorme anillo de diamante que adorna su dedo anular. Me fijo en el mientras veo como ella se pasa una mano por su cabello rubio y lo acomoda con cuidado detrás de su oreja, cuando ella deja la mano sobre la mesa, mi mirada aún sigue en aquel anillo y en lo que significa que ella aun decida llevarlo en su dedo. Lo segundo que noto, que, así como yo tenía mi mirada en el anillo de ella, Jessica, no deja de mirar la mano vacía de Simón, estoy segura que también debe estar pensando en el significado de no ver aquella argolla en el dedo de Simón. Me pregunto vagamente que hizo él con aquella argolla ¿La lleva consigo ahora? Tal vez aun la tenga en el bolsillo de su pantalón o saco negro.
—¿Cómo se conocieron? —pregunta ella.
Su tono es aburrido y su mirada sigue fija en Simón, ella no me dirige la mirada, ignora casi por completo mi presencia. Sé que esto también debe ser difícil para ella, pero al acostarse con su amigo y engañar a su esposo ¿Qué otra cosa esperaba que sucediera? Si ella está aquí dispuesta a no rendirse en su matrimonio, me pregunto que la llevo acostarse con su amigo, si tanto se supone que ama a Simón, ¿Por qué lo engañó?
—En la boda de mi hermana. —le respondo yo— Caí en sus brazos, después de atrapar el ramo.
No miento, fue así como nos conocimos, pero el tono que decido utilizar para contar aquello, da a entender más de lo que mis palabras expresan y Simón, lo nota porque estira su mano y decide tomar la mía sobre la mesa.
—Se conocieron mientras tú y yo aún estamos casados, interesante.
La mujer no se anda por las ramas o intenta ocultar su molestia hacia mí, no le agrado y ella lo demuestra con las miradas llenas de desdén que empieza a lanzar en mi dirección.
—Ya que tú decidiste ir por el camino del adulterio, pensé que yo también podía ir por aquel camino. —Le dice Simón. —Solo que, a diferencia de ti, yo, al menos te avise que nos estamos separando. Y a diferencia de ti, yo estoy con alguien que vale la pena.
Para mi mala suerte, tengo un asiento en primera fila para presenciar la disputa entre conyugues, ambos se sostienen la mirada y veo como mantienen una discusión privada, donde seguro no se dicen nada bueno, porque mientras los veo, entiendo lo que quieren decir sobre si las miradas mataran, ya que, si ese fuera el caso, no sé cuál de los dos moriría primero, si Jessica o Simón.
—No metas a Nate en eso—dice Jessica— yo no la estoy metiendo a ella. Esto es entre tú y yo.
Se que cuando dice a ella, se refiere a mí. Me siento muy incómoda en este momento y desearía estar en cualquier parte que no sea esta cafetería.
—No, te equivocas, quien metió a Nate en esto fuiste tú, cuando lo metiste en nuestra casa y decidiste tener sexo adultero con él, en mi amado sofá.
Jessica, se encoge ligeramente al escuchar aquello. Veo como Simón no eleva la voz o pierde la compostura mientras habla. Ella tampoco luce alterada, ambos muy conscientes de cuál puede ser la reacción del otro y eso es algo que solo se consigue tras años de convivencia.
—¿Crees que podemos mantener una conversación como personas civilizadas? —le pregunta ella y hay algo de súplica en su pregunta.
Asumo que debe estar algo desesperada, ya que no parece una persona que está acostumbrada a suplicar. Me resulta alguien que siempre ha obtenido lo que quiere y que no conoce la palabra no, como respuesta.
—Yo puedo hacer eso, pero aparte de, April, no veo a ninguna otra persona civilizada. Solo veo a una sociópata adultera que está a punto de hacer un berrinche porque no le dan lo que quiere. ¿Hay alguna razón en particular por la que no estás en Boston, molestando a tu pequeño novio?
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Cuando las estrellas forman constelaciones [Serie escrito en las Estrellas #3]
RomanceSer la dama de honor en la boda de mi hermana mayor, no sería un problema sí yo no estuviera en secreto enamorada de su futuro esposo. Y ahora tengo que fingir una sonrisa, decir que todo está bien, mientras veo como él se casa con ella, porque siem...