7.Segundo encuentro.

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Elizabeth.

Pasado unos segundo en los que no obtuve respuesta, la ansiedad me recorrió entera, mi corazón latía descarriado y mi única respuesta fue echarme a correr, sentí como me alejaba y al mismo tiempo sentía como su vista seguía sobre mi.

Me gire e intente ocultarme, perderle en el camino entre los pinos. Llegué a una de las calles mas cercanas y comencé a cruzar la calle, me gire y pude ver su silueta en la acera del otro lado, camino, retrocedí aterrada hasta a mi yo me detuve y retrocedí con mucha lentitud.

- ¿A dónde irás? - Su voz seguía siendo esa psicópata y bromista de hace unos momentos.

-No te acerques -Advertí con voz temerosa.

Mi pie se atoro en un bache y caí al piso de espaldas. El dolor recorrió mi cuerpo pero no pude tomar el tiempo de sentirlo, todos mis sentidos estaban erizados.

Me puse de pie con rapidez y al instante sentí como una mano jalaba de mi pie. Volví a caer al piso y al sentir como jalaban mi cuerpo. Lo observe de pie junto a mi jalando mi pierna.
Atore un grito en mi garganta y me resistí intentando soltar mi pierna de si agarre. Pero era imposible tenia financiada fuerza a comparación mía, me altere y comencé a buscar por todos los medio una salida. Con mi otra pierna lo golpeé cerca de la cadera, este soltó mi pierna y cayó al piso evitando el golpe con sus manos, se giro y pude notar el odio en sus ojos, estos parecían ser mas brillantes de lo deberían.

Se lanzo sobre mi y yo lo detuve con mis manos ambos comenzamos una pelea de fuerza que estaba segura perdería. La calle estaba oscura ya que todos volvían a sus casa para el atardecer.

Estar en mi cuidad a esta hora era casi asegurarse una pulmonía. Lo intente alejar pero el retiro su mano de las mías y sujeto con fuerza mi cuello. En apenas segundos comencé a quedarme sin aire, sin dejar de forcejear intentaba liberar mi cuello de su agarre pero logre observar como tomaba un cuchillo con su mano y lo llevaba hasta mi cuello, una luz me hizo ver su cabello oscuro.

Como pude, me gire a la luz y pude ver un camión acercarse a donde estábamos, él no se inmuto, pero acerco más el frío metal a mi cuello.
De un impulso con mi fuerza restante lo golpeé en sus partes bajas. Escuche un gruñido de dolor, se quejó y aligeró su agarre en mi cuello, lo lancé contra el asfalto y tome su cuchillo. Me levante de golpe, pude ver como hacia un esfuerzo por imitar mi movimiento, logrando solo ponérselos de pie mientras se tambaleaba, cuando levante la mirada el camión sonó su claxon con gran fuerza y yo en un reflejo me gire y lo lance junto a mi fuera del camino.

Ambos giramos sobre el asfalto hasta llegar a la acera más cercana, donde ambos quedamos tirados, recibiendo un insulto por parte del conductor. No entendía muy bien que lo pasó. Los últimos quince segundos de mi vida eran los más horroroso y confuso que recordara, aun me dolía el cuello, y en cuánto recupere una mínima de conciencia fue para darme cuenta de lo que había hecho. Mis manos eran igual de frías que la acera ya que mis guantes se habían rasgado y mi cabeza dolía como el infierno, comencé a toser de forma que pude notar como la nieve bajo mi boca tomaba un color rijoso.

Con un increíble temblor recorriendo mi cuerpo fui capaz de colocarme en forma de indio, una leve luz del alumbrado público iluminaba la escena, él estaba tendido en el asfalto. Y yo no podía respirar, pude ver como salía sangre de su cadera.

Él era tan extraño, nunca sentí tanto miedo de solo ver a una persona, levante el cuchillo el habías soltado hace unos segundos, este goteaba sangre fresca.

- ¿Yo lo hice?

No entendí si me lo pregunte o lo afirme.

No notaba que respirara. Me tense y logre controlar un poco la insistente tos. «¿Yo... lo maté?»

Llevé mi mano temblando a su pecho, buscando su pulso. Apenas logre colocar mi mano sobré él cuando en un rápido movimiento su mano me detuvo tomando la mía con brusquedad, me exalte al instante intentando liberarme pero él me detuvo con firmeza. Se levanto apoyándose con su otra mano y me observo a los ojos.

-Ya me canse de tus juegos. Es hora de que vayas a dormir.

Grados bajo cero «Jeff The Killer»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora