8.Te equivocas.

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Elizabeth.

Levante la vista y pude ver como me observaba, entre su cabello y la oscuridad era imposible que pudiera verle, intente liberarme de su agarré pero él me sostuvo de tal manera que me heló la sangre.

Me tomo del cuello con fuerza comencé a perder aire hasta que tome con fuerza el mango del cuchillo, en un impulso pasé el cuchillo por su mano haciendo un corte, él retrocedió sujetando su mano.

-¡Suelta eso! Deja de actuar como una perra -Advirtió.

Pero cuando el soltó su agarre yo ya había caído al suelo, sujetando mi cuello con mi mano libre, mientras hacia lo posible para no ceder al terrible agotamiento qué sentía mi cuerpo.

-No lo diré de nuevo -Intente sonar firme -¡Vete de mi vida! -Exigí al momento de verlo acercarse.

Se acercó a mi, y jalando de mi cabello con fuerza, obligándome a ponerme sobre mis rodillas.
Note como bajaba la vista y volvía a reír.
- ¿Quieres matarme? - Me insinuó con burla. - ¿Te atreverías a matarme? ¿Uh?

Me quede callada y eso pareció no gustarle. «Responde» Siseo él, con notable enojo.

Negué con la cabeza. Y evite ponerme a llorar en ese instante. - No- Tartamudeo con miedo y un nudo presionando mi garganta.

- ¿Entonces, que planeas hacer con ese maldito cuchillo? - insistió.

-Por favor -Respondí -Solo aléjate. Juro que...

- ¡Solo me alejaré si me matas! - Me grito ajustando su agarre en mi de forma dolorosa.

No lo resistí más y un par de lágrimas escaparon de mis ojos.

- ¡No! - Asegure.

- ¡¿No qué?! -dijo esperando una mejores respuesta.

Insistió tomando mis manos con fuerza, y yo solo quería desaparecer, que la tierra se abriera y me tragara ó que alguien me despertara de esa horrenda pesadilla.

Alcance a morder mi labio con fuerza esperando que algo saliera de mi boca.
-¡Vete!

Fue lo único que exigí.

-¿¡Qué no tienes malditas agallas!? - Dijo contra mi cuello para después subir a mi oído - Nunca he perdido, y solo te dejare tranquila cuando mueras - Escuche en mi oído. -Ó tu acabes conmigo. ¿Justo, no?

Mi respiración estaba cortada, no veía con claridad por las lágrimas que ya salían de mis ojos sin control alguno, escuchaba la nada de la calle y sus manos sujetaban con fuerza las mías.

- ¿Elizabeth? - Pregunto.

No sé cuanto me mantuve callada, temblando con todo el dolor en mi cuerpo, y sobre todo con un gran dolor en el pecho.

-Sí te mato...-Intente hablar.

- Serás como yo -matizo.

Se hizo un silencio. Hasta que yo logre reunirme de valor.

- Te equivocas. -esbozo una ligera sonrisa -Sí lo hago, te habré superado. Lo sabes.

-Quiero que lo demuestres -Negocio.

Tomo mi mano con el cuchillo y la llevo a su pecho.

-¿Es un reto?

Grados bajo cero «Jeff The Killer»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora