5.Latidos.

1.2K 114 12
                                    

Elizabeth.

De mis manos resbalo la canasta. Está cayó al suelo escuchándose el sonido de las agujas contra el suelo, salí corriendo de mi habitación conoces el corazón en un hilo, no podía respirar y cientos una gran opresión en el pecho.

Baje las escaleras corriendo sintiendo como mis piernas temblaban, al llegar al final de las escalera siento un hueco en mi estomago al sentir como mis pies se tropiezan y caigo al suelo, siento en dolor en mis brazos ya que los usé para intentar parar el golpe, mis piernas se sienten como sí docenas de hormigas corrieran por ellas. Con mis manos intento ponerme de pie. 

— ¡Dios mio! ¡Elizabeth! —Escucho a mi madre ponerse de pie y correr.

Logro ponerme sobre mis rodillas, cuando siento que unos brazos me apresan, mi impulso fue intentar liberarme de su agarre con fuerza.

— Elizabeth, ¡Soy tú mamá! —decía buscando que me tranquilizara —Estas bien —afirmó —No pasa nada, estas conmigo.

Me abrace a mi madre rompiendo en llanto, ella trataba de calmarme mientras me sujetaba contra su pecho, y veía en todas direcciones como si buscará la causa de mi repentino malestar.

«Ese tipo me siguió, esta cerca... él sabe dónde estoy...  No, no, no»

— Él —dije mientras temblaba en los brazos de mi madre.

No entendía si era impotencia ó miedo.

— ¿Él? — Pregunto mi madre mientras quitaba el cabello de mi cara.

Su cara era de duda y con los ojos me exigió saber más. Me quede callada, estaba sudando frió y mis manos temblaban.

—Perdón mamá, me asuste con una sombra... —Tartamudeo  y ella me cobija en su pecho.

Aunque no la notó muy convencida.

«Sí digo algo... no estoy segura pero no quiero que les pasé nada. Debo hablar con Susan ahora mismo».

— Tranquila bebé, yo y tu padre siempre te vamos a cuidar — Susurraba mi madre intentado transmitir un poco tranquilidad.

Pero no podía, no con ellos en peligro. Mi madre me abraza y  sin querer comienzo a mojar la pijama de mi madre, ella acaricia mi cabello con ternura.

Al pasar la noche llegó mi padre, acorde con mi madre que ambas iríamos con un psicólogo a una sesión para saber si algo habían quedado mal en mi después del incidente todo con el propósito de que papá no se enterará, ya qué él seguro tomaría medidas más extremas. Por la noche yo me dirigí a mi habitación y encendí la chimenea con el fuego muy alto y cerré las ventanas muy bien y tenía mi teléfono muy junto a mi con el número de emergencias en "Marcado rápido". Hice lo mismo con todas la casa.

Me volvería loca si no decidía algo.
Pero ahora solo podía protegerlos si me quedaba callada. «Sí me siguió hasta aquí, quiere decir que me busca por lo que sé. Entonces no debe dañar a  nadie más».

En el resto de la noche solo dormía por ratos, me levantaba y revisaba casi toda la casa. Excepto por el cuarto de mis padres.

Una vez que se hizo de mañana espere a qué se pasara un poco la madrugada para aparentar que dormía. Ya que escuchaba los pasos de mi madre en la planta baja. Una vez que creí conveniente salí de mi habitación.

— Mamá—Le llamé.

— ¿Qué pasa? —Pregunto mientras preparaba el desayuno.

—Yo, iré a visitar a Susan. Está en casa de su hermano. Hablaré con ella para escoger una... nueva escuela, no quisiera perder el año.

Se giro para verme y me observo con seriedad y duda.

—Creo que es algo pronto, pero si tu quieres.... bueno iré contigo  —Concluyó mi madre.

Inmediatamente negué.

—Estaré  bien, el hermano de Susan no nos dejara solas, y su esposa, aun menos — Intente sonreír.

Se acerco y tomo mis manos, de forma algo triste me observo a los ojos. —Estaré bien mamá, solo debo cruzar un par de calles, el súper mercado esta aún mas lejos—Bromee para intentar calmarle. 

Ella asintió. —Cualquier cosa, llámame. Por favor —agite la cabeza en aprobación y  bese su mejilla.

—Gracias mamá.

Ella acarició mi mejilla y me acompaño a la puerta principal, beso mi frente y yo salí por la puerta con solo un objetivo: acabar con esa pesadilla antes de que alguien que amara saliera lastimado.

Mi suéter azul de lana, mis pantalones oscuros y algo ajustados, acompañadas por unas botas cómodas con suela para nieve era lo qué vestía.

Papá se había llevado el auto y mamá no sabía conducir, debía actuar rápido ya que  al día siguiente debía ir a la policía pero antes debía hablar con Susan.

Ella podría ayudarme.

Grados bajo cero «Jeff The Killer»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora