28. Amantes bajo la luna

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Kam.

Escuché como se acercaban a mi, por instinto intente hacerme un ovillo en mi lugar, pero está vez unas manos no me golpearon como había pasado antes... esta vez acariciaron mi rostro y sentí como elevaban mi rostro y acariciaron mi cabello con cuidado.

—Kam—Susurró la voz tan suave que parecía la de un ángel. Unos brazos fríos me rodearon de forma posesiva
—Kam... perdóname no debí dejarte solo. ¡En verdad lo siento!—Sollozó una voz que no tarde en reconocer.

«Elizabeth. »

No intenté moverme o responder, solo hundí mi cara en su cuello, estaba tan fría. Sus sollozos me hacian querer morir... era la niña que más amaba la que lloraba. Y yo le jure que nunca dejaría que eso pasara.

Pero ahora que lo entiendo, o al menos un poco... mi niña no era la misma. Elizabeth era había cambiado, no entendía muy bien el cómo, pero era evidente de que no era la misma. Después de verla en la habitación, dijo que iría al puente a explicarme y nunca apareció.

«Ella mintió ella se fue... me alejó. Pero... yo le dispare y si él no la hubiera apartado... »

Yo...»

Logré sentarme y recargarme de espaldas junto a un árbol, sentí como ella soltaba mis manos... estas estaban un poco moradas por la presión de la cuerda y el frío pero en cuanto las sentí libres, sentí como Elizabeth se escondía en mi pecho asustada. Su cuerpo temblaba tanto que me sorprendió, aun más cuando pase mi manos por su cabello y espalda para darle un poco de ese consuelo que buscaba con desesperación. Pero estaba tan fría que casi quemaba mis manos. Me separé de una forma algo brusca de ella, al momento ella se separo y solo me observaba de forma extraña. La casi inexistente luz no me daba mucha visibilidad.

—Perdón—Hablé bajo.—Es que tu... Elizabeth—Ella se sorprendió y se puso de pie con rapidez.—Espera— Rogué.

—Perdón Kam...—Murmuró.

—Ven—Supliqué. Deseaba tenerla en mis brazos. Deseaba besarla decirle que no me importa que ahora sea así, aun es mía y yo de ella.

—Kam—Corrió a mi abrazándome una vez más. Ignore el dolor y el frío de su ser.—Ellos van a dejar que te vayas —murmuró tan seria que me dio a entender algo.

Nos estaban vigilando.

—No te dejare sola.—Aclaré de forma segura.—Vámonos juntos... Elizabeth no tienes que estar con ellos—La sujeté fuerte en mis brazos—Vamonos juntos... saldremos juntos de esto— Supliqué murmurando, sellando mi promesa di un par de besos en su hombro sobre una sudadera blanca... no recuerdo haberla visto antes. —no tienes que hacerlo sola.

—Kam... Te amaba.—Confesé. Sentí una punzada en mi corazón—Y ahora quiero que te vayas. El destino solo quiso que llegáramos hasta este punto. —Quise hablar... no, no, ella no podía decirme eso. —Vete—Demandó
—Susan y yo saldremos de esta. Tú debes volver—Su voz se quebró y pasó sus manos por mi cuello —Ser feliz, por los dos.

Tragué saliva y sentí como alguien nos observaba. Pude ver a el tipo que fue a golpearme por la tarde ¿Acaso el la trajo? ¿Y si él la estaba obligando a que me deje?

«No, no, no...»

La abracé de forma tan posesiva que creí que la podía lastimar. Busqué sus labios con desesperación pero ella me esquivaba.

—Kam no—Pidió.

Pero yo lo sabía ella lo deseaba. Quería mis brazos, mi protección solo mi amor. Ella se levantó apartandose de mi.

—Elizabeth—Le supliqué—No puedes dejar de amarme... ¡Nunca lo has dejado de hacer!, me amas por yo soy el primero y el único.

Se puso de pie y giró su vista. Sabía lo que esto le dolía, pero a mi me estaba desgarrando el alma.

Ella solo se quedó callada.

—No podías mentir... --- Con tanta dificultad me puse de pie con dificultades, por poco caía, hace días no comía y solo tomaba muy poca agua al día. Pero la estaba perdiendo. La tomé de los hombros  y acaricié sus manos—Sabes que te amo... tu me amas. Elizabeth no me dejes... no nos hagas esto.—Dos lágrimas resvalaron por mis ojos.

Ella se giró a ver al tipo, tomé su barbilla y coloqué su vista en mi.

—Yo...

Por mi mente solo pasaba el día en el que ella y yo estábamos jurando que nos amábamos, besaba cada parte de su piel y ella suspiraba mi nombre... ¿Qué nos pasó? En verdad ¿Era la despedia?

—Es hora de irnos —Habló el sujeto con voz seria.

—No vayas con él—supliqué sin soltarla.

—Kam —murmuró.—Serás feliz. Te lo prometo, solo que no será conmigo
—me acarició la mejilla.

—Dime que te volveré a ver. Por favor.

—Adiós Kam.

Se separó de forma lenta.

Las lágrimas caían de forma instantánea de mis ojos.

—¡Espera, por favor!—Pedí.—No te la lleves— Supliqué al sujeto que ya se estaba marchando.

Elizabeth lo siguió de forma lenta, dedicándome una ultima mirada.

¡No! ¡Me niego a dejarla ir tan fácil!.

Intenté correr tras ella pero un tirón de mi mano hizo que seguirla fuera imposible, jalé mi brazo y esa tensión volvió... era una cuerda.

A mi mente volvió su primer abrazo.... ella lo hizo.

Las lágrimas cayeron de mis ojos sin que necesitara pensar en todo el dolor que me causó ese momento.

Comencé a intentar soltarme pero era inútil, no podía safarme.

«¡no, no, no!. »

—¡Elizabeth!—Grité desgarrando mi garganta y mi corazón.—Vuelve— supliqué tan bajo que solo deseaba de alguna manera que ese pequeño mensaje llegara a ella, con todo mi amor.

La llamé, una y otra vez... no pudo dejarme... no, podía... pero lo hizo.

Se fué

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¡Contesta!
¿Creen que Elizabeth dejo de amar a kam?⊙ω⊙

Grados bajo cero «Jeff The Killer»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora