Ducha

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— ¡Oh, dios mío! — exclamó la madre de Mo, apenas vio a los chicos entrando por la puerta. — ¡¿Cómo terminaron así!?
— Pregúntele a su hijo, tía — dijo Tian con irónia.

Cómo se esperaba, la pareja terminó sumergida por las aguas del mar, y cómo declaraba el azabache, todo apuntaba a que era culpa de Shan.

— Guan Shan, ¿ahora qué hiciste? — regañó a su hijo.
— ¡Nada! Este imbécil tiene toda la culpa — se excusó.

— Pequeño Mo, tú fuiste el que nos empujó al mar.
— Eso fue porque tú-... — se detuvo. Estaba a punto a decir algo delatador en frente de su madre. — ¡Tú eres una mierda!

El mayor pudo notar el nerviosismo del pelirrojo.
Sabía a conciencia que era culpa suya, pues... ¿Quién no reaccionaria precipitadamente a alguien que mete sus manos dentro de tu camisa? Y, peor aún, conociendo el carácter de Shan.

Pero bueno... Todos sabemos que He Tian es un verdadero demonio; ya es parte de su naturaleza.

— Pasen rápido — hizo unas señas con la mano para que se apuraran. — Vayan a tomar una ducha con agua caliente antes de que se resfríen — les da unas toallas.
— Está bien, gracias tía — toma las toallas y sigue a Guan hasta su habitación.

...

— Pequeño Mo, casi nos delatas delante de tu madre — bromeó.
— ¿¡De qué mierda estás hablando!? — se voltea, molestó. — Escucha. Ve a bañarte primero para que te largues de aquí.
— Pero Momo ¿Has visto la hora? Ya es muy tarde.
— ¿Y crees que eso me importa? Solo apúrate — agarra su celular y se sienta en el borde de la cama.
— Le preguntaré a tía qué opina al respecto — fastidió. Mo se alertó y llevo su atención a la mirada desafiante del moreno.

— Mi madre de seguro dejará que el cabeza de pene se quedé — pensó. — No tengo otra opción, ¿verdad?
— Nop — sonrió. — Y, de hecho, hablé de eso con tía en la tarde.

...

— ¿Y adonde irán? — preguntó con curiosidad.
— Llevaré al pequeño Mo a una playa cerca de aquí.
— Oh, qué grandioso — entusiasta. — Pero tengan cuidado con el clima, por favor.
— No se preocupe por eso, cuidaré de su hijo correctamente — afirmó. — Aunque... quería pedirle algo más.
— ¿Sí? ¿Qué es? — compasiva.

¿Puedo quedarme hoy a dormir?

...

— Así que de eso estuvieron hablando... — meditabundo.
— Se necesita ser precavido en la vida, pequeño Mo — le guiña el ojo y entra a la ducha, dejando a un Guan Shan confundido.

Este cabeza de pene...

Unos minutos después desde que tuvieron su pequeño desacuerdo, He Tian salía del baño ya vestido con una pijama que le había prestado el menor.

— Moggo, la ducha está libre — habló.

El pelirrojo dejó de lado lo que estaba haciendo, tomó una toalla y pasó al lado de He Tian para entrar al baño y cerrarlo con fuerza. Todo esto con notable sonrojo en sus mejillas.

— ¿Que estuvo haciendo? — pensó el mayor.

La incertidumbre del ojigris provocó que se pusiera a merodear toda la habitación en busca de lo que llevaba a cabo el menor.

Eventualmente, encontró un libro muy peculiar.

— ¿Horóscopo ? — se preguntó revisado el libro.

Efectivamente, este libro ya lo había visto antes. Mo estaba leyéndolo cuando entró por primera ves a su habitación.

— Ahora que lo recuerdo, entré justo antes que el pequeño Mo se p-... — tragó saliva.

Mejor no recordar eso ahora, podría ser inconveniente.

Abrió la revista en una página marcada por el menor y comenzó a leerla detenidamente.
Notó que había unas partes tachadas que resaltaban a la vista. Estas eran las partes de los signos zodiacales de Cáncer y Escorpio.

Al principio, no le tomó tanta importancia a este detalle. Claro que sí se preguntaba porqué rayos había marcado justamente esos dos signos.

Pero no tardó mucho en darse cuenta qué...

Él era de Escorpio.

— ¡Oye! ¿Qué estás haciendo? — apareció Guan detrás de él aún con la bata de ducha. El menor se extrañó al notar que el azabache no tenía su actitud vivaracha de siempre.
— Aún no te has cambiado... — bajó la cabeza, conteniendose.
— Olvidé llevar la ropa... — avergonzado. — P-Pero, ¿tú qué rayos estabas haciendo?

Miró por detrás del moreno, encontrándose con lo que parecía ser su revista. — ¿¡Estuviste fisgoneando mis cosas?! — muy alterado.
— No es mi culpa que dejes tus cosas tiradas por doquier — excusándose.
— ¿Lo abriste? — nervioso.
— No... — mintió.
Mo se tranquilizó un poco, pero aún se notaba que estaba molesto.
— No vuelvas a tocar mis cosas — mandó.
— ¿Tan voraz? — jugó.
— Sólo vete. Tengo que cambiarme.
— ¿Tienes algún problema que este aquí? — se acercó a él. — No seas tímido, ya te he visto varias veces — canturreo.
— ¡Que salgas he dicho! — empujándolo fuera de su habitación.

Ah, tan cruel.

...

— Pequeño Mo, ¿ya puedo entrar? — preguntó sin obtener respuesta. — Supongo que no...

De pronto, el menor abrió la puerta sigilosamente haciendo que He Tian se tropezará por estar apoyando en esta.
— Pasa... — vuelve a entrar. Tian lo sigue y se acomoda en la cama.

Mo solo se había puesto la parte inferior de su ropa, dejando al descubierto su trabajado abdomen.

Esto parece un deja vu.

Observó como el menor se sentaba en la orilla de la cama con el celular en la mano.

— ¿Con quién está hablando? — se preguntó al ver cómo le tomaba más atención a la pantalla del móvil que a él. — Supongo que no estaría mal molestarlo ahora.

El diablillo interior de He Tian, acercó una de sus mano lentamente a la espalda doblada de Guan para tomarlo desprevenido.

Un escalofrío de pies a cabeza se asomó adentro del pequeño Mo, volteándose para confrontar al mayor.

¿Quieres morir? — preguntó mientras agarraba el brazo del contrario con la intención de torcerselo.

Continuará...

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