Capitulo 35

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Abrí mis labios para contestar, pero ningún sonido salió desde el fondo de mi garganta. 

El timbre de mi teléfono celular me sobresalto. Torpemente e ignorando el hecho de que Matteo estaba arrodillado frente a mí, tome mi bolso de sobre la mesa, lo abrí y tome mi celular. Deslice mi dedo por la pantalla del celular aceptando la llamada. 
Me puse de pie por el lado contrario a donde estaba Matteo y comencé a caminar hasta salir de esta estancia, escuche reír a Steffan

—Aló —conteste

—De nada —dijo la voz de Ettore, sonreí

— ¿Cómo sabias a qué hora exactamente llamar?

—Camillo coloco cámaras en la habitación de su padre, estoy viéndote en este momento. Al igual que Ryan y Adele. El único que no te ve es Logan, sospechamos que ese bastardito le esta lamiendo las botas a papa. No nos conviene que se entere de cosas. 

— ¿Por qué dices eso?

—Aunque papa lo ha intentado matar varias veces, mandándolo a misiones suicidas. Logan de alguna manera milagrosa se salva. Creemos que es un infiltrado de alguna otra familia mafiosa. Pero aun no sabemos de cual, entonces en estos momentos, lo único que tiene que hacer es aumentarle el ego a Alessandro.

—Tenemos que hablar de esto y muy seriamente —digo viendo mi reflejo en un espejo que hay en la pared de la recepción del cuarto.

—Y en persona 

— ¿Cuándo? —suspiro y noto que Steffan tiene razón: los huesos de mi cuello y clavícula se notan más que nunca.

No recuerdo haber perdido peso recientemente. Aunque mi alimentación no ha sido la mejor en estas últimas semanas, procuro hacer mis tres comidas diarias, tal vez es porque ahora como la mitad de lo que antes comía. Pero intento estar sana, ahora comenzare a hacer el doble de ejercicio. Sigo entrenando mi combate y ahora juego para el equipo de voleibol de la universidad. 

—En una hora, en la cima del Empire State. Estará cerrado para esa hora, se discreta y entra. Trae a Steffan y a Justin contigo. El vestido te sienta bien. Nos dará ventaja para el golpe de hoy. 

— ¿De qué hablas? 

—Debilitaremos a los Vittori. Tanto que suplicaran por piedad. 

— ¿Qué? Ettore…

—Regresa a la mesa, Matteo comienza a sospechar y está a punto de venir, en menos de 5 según…

—__________—escuche la voz de Matteo a mis espaldas. 

—Estás hablando con una amiga… voltea hacia él y sonríe, como si te acabara de contar un chiste.

Hice lo que mi hermano me indico y fingí una risa. 

—Deberías de ser actriz, hermana. Te espero. Cuelga ya. Te quiero.

—Yo igual —le susurre 

—Regresas a la mesa, por favor —sentencio con voz gruesa una vez que aparte mi celular de mi mejilla y lo lleve hacia el costado junto con mi mano. 

Suspire. —Claro, ahora voy.

Me tendió la mano, pero hice como que no lo vi fijando la vista en la pantalla de mi teléfono móvil. 

Me tomo del antebrazo y me giro hacia el bruscamente. — ¡Deja de tratarme así! —dijo con los dientes apretados —. No te conviene

Apretó el agarre y me comenzaba a doler donde las yemas de sus dedos se posaban sobre mi delicada piel. 

Destiné à ne jamais mettre fin à cetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora