Capitulos 48 |Ultimos capitulos|

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Tomo una gran respiración. —Que alguien saque a los niños de aquí… —digo viendo hacia Justin.

—Sera muy arriesgado, el piloto no volverá a tiempo. —explica Ryan

—No quiero que estén aquí…e-ellos no tienen porque ver esto. 

—El helicóptero tiene cortinas. No podremos irlos a dejar y que después alguien venga por nosotros. —Ettore me ve entendiendo lo que pienso 

— ¿Qué crees que pasara? —me pregunta Steffan 

—Guerra. 

Justin entra al helicóptero y les dice algo a sus hermanos. Después cierra las pequeñas persianas que tiene este. Y cierra la puerta para protegerlos por completo. 

Se pone a mi lado —Estoy listo. 

Asiento y comienzo a caminar hacia Matteo cuando él hace lo mismo y camina hacia mí. 
Noto como los caballeros que me acompañan caminan a mis espaldas. 

Esto se siente como un campo de batalla. Empuño mis manos y siento como están sudando. No recuerdo haber estado tan nerviosa nunca. En algún enfrentamiento o en algún golpe. Nunca había dudado de alguna acción. 

Son Justin y Steffan los que caminan más rápido hasta estar a mi lado. Ettore y Ryan están al lado de ellos pero un paso más atrás. Como haciendo una formación en “v”.

Rio mentalmente: la última vez que utilice la “v” para describir algo, me estaba refiriendo al abdomen de Justin y ahora hablo sobre una formación para atacar. 

—Todo estará bien —me susurra Steffan — no es nada comparado a lo que nos enfrentamos antes. 

—Lo se, solo estoy muy nerviosa.


— ¿Desde cuándo te volviste tan insegura?

Me pregunta. Tan bien me conoce que lo ha notado. 

—No lo sé—digo agachando la mirada e inclinando mi rostro.

—No _______, levanta la mirada, irgue la cabeza. Que no te veía débil — me dice Justin colocando su mano en mi espalda baja. Dándome apoyo. 

Asiento y hago lo que me dice. 
Levanto mi mirada y la fijo en la de Matteo que me ve fijamente mientras camina hacia mí. Aprieta su mandíbula. Sus pasos son fijos y rápidos. Agiles. 

Matteo deja de caminar y eleva sus brazos a lo alto para indicarles a sus hombres que también dejen de hacerlo. 

Pero no me queda más que terminar de recorrer el espacio que nos separa. 

Cuando me encuentro a un metro de distancia de el, o algo parecido. Me detengo. 

—Hola, ________ —me dice Matteo dando un paso al frente para estar más cerca de mí. 

—H-hola —le digo. Tratando de superar el nudo en mi garganta. 

— ¿Huías de mi? —me pregunta viéndome fijo a los ojos. Le sostengo la mirada pero después él la desvía para ver a mis acompañantes que se encuentran con el entrecejo fruncido y la mandíbula apretada. 

—No tengo porque huir ¿o sí? —le pregunto altaneramente, levantando una ceja y frunciendo los labios. 

—Para nada, muñeca, para nada. Cabe recalcar que te ves muy hermosa así. En tu ropa de ataque. 

—Pues gracias…

—Así que ¿cuándo será la boda? 

—Ya… ¿para eso me interceptas aquí? En medio de la nada, en algún lugar de Italia—le espeto

—Pues parece que sí. ¡Porque te niegas a contestar mis llamada! —dice con un tono más alto de voz esto último.

En lugar asustarme o algo por el estilo, me da risa. 
Niego con la cabeza divertida y soltando una carcajada.

—Ya va —dice Steffan — ¿Con que vienes a buscarla al otro lado de mundo solo porque no contesta tus llamadas?

El tono burlón que ocupa Steffan al hablar siempre lograba irritarme. Pero ahora es todo lo contrario y me alegro que lo use. 

— ¿Es que no puedes controlar a tu prometida? —menciona Ettore — menuda bestia. 

Dice y reímos. Incluso Justin, aunque lo noto tenso. 

—Entonces… ¿Qué hacemos aquí Matteo? —le digo señalando a nuestro alrededor. El campo vacio ocupado solamente por nuestra presencia y la del helicóptero donde se encuentran Jazzy y Jaxon. ¡Joder! Esta mier*da tiene que terminar rápido por ellos. No es seguro tenerlos aquí, en medio de una posible confrontación. 
—En medio de la nada. Estaba a punto de regresar a América. Solo vine aquí por una gala y mi presencia los honro, vuelvo a casa. Pero dime ¿acaso tu me estabas siguiendo?
Por dios Matteo, que no quiero un esposo acosador. 

Escucho a mis hermanos, a Justin y a Tyler reír. Matteo solo atina a fruncir el seño cada vez y apretar con tal fuerza su quijada que estoy segura, se le podría quebrar del esfuerzo. 

—No. Soy. Acosador —dice con la mandíbula tan apretada que apenas y le entiendo lo que dice. 

—Pues parece que si — ladeo mi cabeza y lamo mis labios de manera prepotente. 
Cosa que desespera a Matteo por que escucho como bufa por la nariz. 

—Entonces, si no tienes nada más que recriminarme, me voy —digo y doy la media vuelta. 

Siento un fuerte agarre en mi antebrazo, cosa que me provoca girar y darme cuenta que es Matteo quien me sostiene.

—Tú te vienes conmigo, ________.

— ¡Yo no vine aquí contigo, así que no me iré contigo, Matteo! —le digo zafándome de su agarre. —déjame en paz. 

— ¿Sabes que fue tu mi mama quien me dijo donde jodidos estabas? —apenas pronuncia eso y siento mis ojos aguarse —Porque ni siquiera el estúpido de tu padre contestaba mis llamadas.

Cierro los ojos. Trago saliva y lamo mis labios para no soltarme a llorar ahí mismo. 

Vuelvo a abrir mis ojos tomando una gran bocanada de aire. Esperando que las lagrimes hayan desaparecido un poco. Siento que el mundo se cierne sobre mí. 

—Mi papa está muerto, idio.ta. Lo han matado hace apenas algunos días. 

—Y-yo lo siento _____, n-no sabia

— ¡Es que tu nunca sabes nada! Piensas que estoy huyendo de ti pero no es así. 

Un movimiento por encima del hombro de Matteo me llama la atención. Entrecierro los ojos para tratar de afinar mi vista y lograr ver que es lo que se mueve.
La figura se acerca un poco, saliendo de los árboles y me doy cuenta que es McCann. Camina sin hacer ruido y veo que saca una pistola alterada de su espalda. Les dispara a los hombres de Matteo por la espalda. 
Como el suelo es de césped sus cuerpos no se escuchan al caer, solo se ve el movimiento. 

Concentro mi atención en lo que Matteo repela:
—…me siento como un tonto, perdón chicos, pero es que yo de verdad que…

— ¡Dices que no sabias pero todo me apunta a que tu lo mandaste matar! —digo cortando su frase

— ¿Cómo piensas que yo podría hacerte eso? 

—Porque no te conozco lo suficiente. 

No me contesta. Y yo tampoco vuelvo a decir nada. 
Con mi vista periférica veo como mis hermanos, Justin y Tyler comienzan a retroceder. Pero yo no lo hago. 

Cuando solo los tres hombres a cada lado de Matteo están de pie, vivos por lógica. Matteo sonríe.

—Veo que McCann está de tu lado —dice sonriendo. Sínico. —. Pero no eres tan lista, gatita. 

Todo pasa tan rápido que solo siento mí para arder por el golpe. Tengo el labio roto pero ahora el tiene el tabique desviado. Quizás roto para siempre. Por el impacto de mi puño y mi codo sobre su cara. 

Después de que Matteo Vittori me golpea, le devuelvo el gesto. Aun peor. 
Ahora me encuentro corriendo a través del bosque para huir de sus balas. 

Es como una casería.

Destiné à ne jamais mettre fin à cetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora