Capitulo 49 |Ultimos capitulos|

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Estaba sudando. Estaba cansada. Mi respiración estaba agitada a tal grado que ya no lo podía controlar. Todo eso sumado a lo caliente que es mi chaqueta con todo ese forro antibalas a cuestas, estaba a punto de deshidratarme. 

En el momento que nos desperdigamos hacia el bosque, nos separamos. Acordamos vernos en la carretera para ahí tomar el helicóptero. Pero en todo el camino hacia el campo libre de arboles no preste atención. No sé si he estado corriendo en la dirección correcta o no. 
Estoy cansada y mis piernas no dan para más.

Trato de seguir corriendo, pero tropiezo y una rama me araña la pierna traspasando la tela de leggin. Suspiro para no soltar un grito por el ardor. Porque duele, no arde ¡duele! 

Tomo una gran respiración y la suelto por mi boca; soplo un poco en la herida recién hecha. Con intención de que no me arda tanto y vuelvo a correr. 

Escucho pasos cerca de mí. Me pongo alerta y encuentro un árbol lo suficientemente grueso. La imagen de Jennifer Lawrence subiendo el árbol en la película “Los Juegos del Hambre” ronda por mi cabeza. Y me siento de esa manera. « Si ella pudo, yo también». Me quedo abrazada al árbol, y saco la pistola de mi escondite. Me prepara por si es Matteo o alguno de sus hombres. Tomo aire y lo suelto. Las pisadas se escuchan cada vez más cerca de mí. Me da nervios momentáneos. Cuando alcanzo a observar algo de cabello me pongo mas alerta, la persona se acerca a donde yo estoy. Dando pasos decididos pero un poco torpes; escuchaba cada vez que apoyaba un pie en el suelo. 
No es nadie que conozca.
Coloco el silenciador en el arma y le disparo en el pecho. Cae al suelo y me apresuro a darle otro tiro en la espalda. 
Una vez que me asegure que está muerto, guardo mi arma donde antes y comienzo a descender. 
Me acerco al cuerpo inerte del tipo muerto y lo sacudo con el pie. Una vez que afirmo que está muerto lo reviso y le quito sus armas. Abro su chaqueta y tomo todas las diferentes navajas que trae (o traía) el sujeto y las escondo en las mangas de mi chaqueta. 
Estoy de cuclillas sobre el cuerpo inerte de este tipo, me concentro en tomar todas las armas que el portaba. Cuando escucho en mi espalda que la rama de un árbol sobre el suelo se quiebra. 
Me pongo de pie rápidamente y sacudo mi brazo para comenzar a sacar una pequeña navaja. No giro mi cuerpo, solo volteo mi cabeza levemente (tal vez no tan leve, sino, más bien como 180°) y observo a la persona para cerca de mí con mi vista periférica. O al menos lo suficiente como para darme cuenta de que no sé quién es. Pero detrás de el sale otra persona y otra y otra. Giro bruscamente a verlos y me encuentro con unos diez sujetos. 
Oh Señor, sé que mi vida no fue la mejor pero estoy segura de que no merezco vivir así.

—Señorita Costanzzaro. —habla el tipo que está en el centro de la formación. 

Trago saliva y lamo mis labios.
—Señores…—les digo asintiendo hacia ellos. 

Uno de ellos, el último de la fila levanta su brazo. Desconozco si su intención era buena o no, pero lanzo una navaja hacia él y queda incrustada en su abdomen. Este abre sus ojos por el impacto y después veo la sangre escurrir a través de sus labios. 

Pienso rápido antes de que otra persona de su equipo piense en atacarme y lanzo el resto de las navajas. Todos caen muerto al piso por las apuñaladas en su estomago. Para asegurarme, saco la pistola y les doy el tiro de gracia en su frente. 

Tomo valor.
Respiro hondamente y echo a correr hacia donde según yo, esta la carretera. 

Voy corriendo lo más rápido que puedo, lanzo mis brazos de atrás a adelante para obtener más potencia en mi travesía. Cuando siento un toque en mi mano derecha, volteo bruscamente pero no dejo de correr. 
Es Justin. Que hasta ahora me ha alcanzado y corre a mi lado. 

—Se como llegar a la carretera, ya todos estábamos ahí menos tu. He venido por ti —me dice mientras seguimos corriendo a la par. —. Se el camino, sígueme.

Destiné à ne jamais mettre fin à cetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora