Ojiro

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Ahora que las tinieblas se encargaban de invadir su mente, trataba de evadir los problemas pero era difícil no frustrarse cada que algo no salía como quería, aunque tenía que fingir que todo estaba bien, sin duda las cosas podían empeorar en cuestión de segundos pero al menos ese día no, ese día tenía una cita y no la arruinaría por su presión.

— ¿A dónde iremos? — preguntó, pues no iba muy formal.

El joven pasó por ella más temprano de lo usual, con una sonrisa contestó a la pregunta y le tendió la mano. Ella soltó una risita.

— Es que no sé si estoy vestida adecuadamente. —

— Estás perfecta. —

Pasó al rededor de una hora para llegar a su destino, parecía una casa grande con la excepción de que en la entrada había un cartel con un logo peculiar.

— Tienes un aura pesada. — mencionó el chico. — Es frustrante, lo sé, a todos nos puede ocurrir y de vez en cuando... Solo hay que liberarlo. —

Habían demasiados cuartos, grandes y con bastantes cosas, sacos de box, sandías bates, balones de fútbol, incluso una hamaca.

— Las paredes son aislantes de sonido así que no tienes que preocuparte... Vendré en un rato ¿si? — le otorgó otra sonrisa.

Eso no era una cita, se sintió mal, ni siquiera podía darle una verdadera cita al chico.

Tomó el bate y golpeó la sandía, con tal fuerza que de un golpe se trozó, pero no se detuvo, continúo haciéndolo, gritando en cada golpe y llorando cuando terminaba.

Se agotó de tanto a los 90 minutos, lloró un poco más y se levantó al ver un espejo, miró su reflejo y con su puño rompió el cristal en mil pedazos, al ver su puño, por si estaba herido, notó que no tenía ni un rasguño y el espejo, mágicamente, se volvió a armar, volteó nuevamente a verse, se arregló lo mejor que pudo y se vió menos tensa, su respiración agitada le mostró que el aire entraba con mucha necesidad a sus pulmones, que vivía, que estaba desahogandose como no lo hacía en un buen tiempo, tomó una botella de agua que estaba en el borde de la pequeña repisa y la bebió como si llevará días sin un sorbo de agua, ahora estaba bien.

En ese momento entró el rubio y soltó una carcajada.

— Me alegra haberte traído. — dijo tendiendo su brazo y mostrando una bolsa con cajitas de Nuggets, papas y refresco.

Se sentaron en la hamaca, se balancearon un poco para posteriormente recostarse.

— Gracias, perdón por esta cita tan desastrosa — le dijo ella besando su mejilla.

— Lucy, cuando el cielo está cargado de nubes oscuras, debe soltarse, y en lo personal, me gusta el cielo claro así que me tranquiliza verlo llover. —

Volvían a casa al atardecer y el cielo más claro que otros días los iluminaba de tonos cálidos, que despedían el día y abrían paso a la oscuridad de la noche, llegaron a su casa.

— Te veo en la escuela. — dijo él, besándola en la frente.

Ella se sonrojó fuertemente por su calma y sonrisa, él era como una pequeña cascada, refrescante y calma.


Volví ajsjaj más muerta que viva pero aquí me tienen, ¿cómo están ustedes y que opinan del capítulo? Espero sus comentarios, me gusta mucho leerles. ❤️

Citas (Fase Dos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora