Tamaki

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Él era la viva imagen de una gelatina de fresa, todo tembloroso y rojo, pues se dirigió a recogerla, resulta que le había interceptado el día anterior, le preguntó si podían tener una cita. Claro que demoró cerca de veinte minutos para hacer la pregunta, pero al final lo logró.

En realidad no planeaba algo grande, si bien, él pensaba que ella se merecía todo, también sabía que no le agradaba mucho la multitud ni que la llenaran de obsequios o atención.

En fin, tenía mucho cuidado, pues iba en bicicleta, sin preámbulo, tocó la puerta y esperó en el porche de la casa, la dueña no demoró en salir, con un vestido floreado de tonos rosas, un sombrero y sandalias ambos color blanco. Ella lo saludó con un abrazo, que sorprendentemente el joven intensificó, la tomó de la mano y la ayudó a subir a la bici.

El recorrido fue de lo más tranquilo, hablaban de temas triviales, sobre todo de como iban con su vida de héroes; pronto las casas dejaron de aparecer, ahora se guiaban de un estrecho camino de tierra; el rostro de Lucy se apegaba a la espalda de Amajiki y sus brazos rodeaban su torso.

El día era soleado y caluroso, pero la sombra de los árboles lo hacía refrescante, 15 minutos más y llegaron a su destino, un pequeño manantial de agua clara, reflejaba el sol con intensidad. Un gesto de sorpresa y emoción, surcaron el rostro de la chica.

-Es muy hermoso. - incluso sus ojos parecían destellar.

-Solía venir aquí cuando era un niño, venía con mi madre, somos los únicos que conocemos el lugar, pero dejé de venir para centrarme en ser un héroe. - explicó.

-¿Por qué me trajiste? El lugar es especial de madre e hijo, me siento como una intrusa. - rió bajito, pero agachó la cabeza.

-Eso es porque tú... Eres especial, para mí y estoy seguro de que también para cualquiera que te conozca. - le sonrió con levedad.

El sonrojo se hizo presente, un silencio un poco cómodo fue interrumpido por la ventisca fresca que surgió inesperadamente.

-Pues... Déjame disfrutar este lugar a tu lado. - rió ahora más fuerte.

Él sujetó su mano y la guío al centro del manantial, giró y se agachó. Ella se extraño por las acciones y se acercó a a él, sin embargo, tan pronto como se movió, el agua golpeó su cara, Tamaki le había salpicado.

-¡Tú! Traidor. - empezó una pelea entre risas y salpicaduras.

El ámbar de la puesta de sol pintó sus rostros, era hora de volver a casa. La fémina se colocó la campera que el chico le tendió.

-Fue muy divertido, gracias por traerme. - caminaban para tomar la bicicleta.

-Espero ir contigo a más lugares así, eres muy divertida y es muy grato pasar tiempo a tu lado. - le sonrió.

El camino fue más tranquilo, la noche caía con velocidad y las luces de las calles empezaban a iluminar ciudad.
Al llegar a su casa, la tomó de la mano y la llevó a la entrada.

-Gracias por aceptar salir conmigo. - sonrió. -A la luz de la luna y al brillo del sol, mis ojos se escandalizan con todo tu esplendor. -

Besó sus labios.















-¿No que muy tímido e inocente? - discutían en la sala.

-No es justo, se nos han adelantado. - hacían berrinche.

-No es nuestra culpa, ustedes no aprovechan oportunidades. - se justificaban.

-¿Ah si? Pues ya veremos, mi cita se aproxima y será la mejor, mucho mejor que cualquiera de los de la clase A. - retó cierto personaje.










Buenas noches, bandita.
Voy a meter a otro OC, pero es porque no quería a ninguno de nuestros bebés como antagonista, espero que lo reciban con mucho cariño aunque después lo odien.

Citas (Fase Dos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora