Era una mañana fría, nublada con un claro aspecto lluvioso, las clases eran apagadas, sin ni una pizca de ánimo en el ambiente. Pasó al baño, topandose casi inmediatamente con Shouta quien justamente caminaba por ese pasillo.
— ¿Tienes la noche libre? — le preguntó, como si armar una cita después de haber ido a orinar fuese de lo más común.
Lucy viró los ojos, su profesor era súper romántico.
— Si, pero el clima es horrible. —
— Pasaré por ti a las 6. — indicó y se retiró.
De todos los pretendientes que tenía, él era el más insensible. El resto de la tarde le fue pésimo, para empezar, olvidó las tareas y para terminar un mensaje de aquel que le atormentaba.
- Adivina quién irá a verte hoy.
El rostro asustado y nervioso de la más joven, alertó a los de su al rededor.
— ¿Te encuentras bien? — le preguntó uno de sus compañeros.
Regresó a casa, sin ánimos, la lluvia la tomó en el camino, más no apresuró el paso, llegó rezando porque el sujeto no estuviera, más no fue posible, él estaba en la puerta, esperando de brazos cruzados.
No notó la hora, 5:58 p.m.
— Oye, oye, entra te enfermarás. — le dijo algo molesto.
— No te importa, ¿Qué es lo que quieres? —
Un vehículo estaba esperando ahí, escuchando todo.
— Vamos Shin, no querrás que me quede a cuidarte ¿No? — llamó con descaro.
— Cállate de una buena vez. — le miró con enojo.
— ¿Podrías ser más amable, amigo? — se burlaba.
— Él murió hace años, Shin ya no existe, soy Lucy, idiota. — su enojo era cada vez mayor, no podía tolerarlo.
— Está bien, Lucy ~. — guiñó un ojo. — Tu cita te espera. —
Tras ellos, con un paraguas en mano Aizawa les escuchaba. La cara de Lucy fue un poema, el frío llegó de repente, sus piernas temblaron, quería llorar, él era la segunda persona en descubrirlo, por un momento las lágrimas salieron. El sujeto había desaparecido como humo, mientras que Aizawa se daba la vuelta, dejándole el objeto para cubrirla.
— Sube al auto. — dijo con la misma voz de siempre.
Con la mirada gacha, avanzó con seguridad al carro.
— Tú... —
— Por favor, no diga nada, le suplico que no se lo diga a nadie. —
Solo encendió el auto y empezó a andar, entonces ella notó cómo iba vestido, tenía una coletilla, iba rasurado y tenía un traje precioso que había sido arruinado con la lluvia, las ganas de llorar la inundaron nuevamente.
Llegaron a unos apartamentos fuera de la ciudad, dónde había unos sujetos esperando.
— Ereaser Head, así que es ella, creí que irían al restaurante ese... — dijo uno con aspecto de mantis.
— Si, pero la lluvia nos tomó por sorpresa, préstame ropa. — dijo cortante.
— Esa ciudad siempre es complicada... — Dijo el otro llendo por prendas secas.
Tras cambiarse e intercambiar un par de palabras con los chicos, subieron a la terraza. En ese sitio no llovía, hacia el suficiente aire para hacer todo más fresco, por lo que tenían un par de sacos grandes.
— Cierra los ojos. — le dijo el mayor mientras subían las escaleras.
Ella solo acató la orden y esperó otra indicación.
Esta ciudad por alguna razón tenía un cielo increíble, las noches eran extremadamente bellas, sobre todo en lugares tan altos como aquel.
— Les traje café. — dijo otro de los chicos.
Tenían un plato de galletas, las tazas de café y a cierto gato rodeandolos.
— Abre los ojos. — ante ellos, las estrellas eran infinitas, el aire en su rostro y el cálido cuerpo a lado suyo.
— Es muy bonito. — la voz sonaba tan débil que dolía.
— Te has convertido en cada sueño de mi almohada, mi café en las mañanas, la sonrisa que se escapa sin querer, eres ese precioso regalo que por alguna razón se me dió — soltó el mayor de pronto.
— ¿Por qué? — preguntó un poco triste, pues un sentimiento de felicidad se había instalado.
— Lucy, eres todo lo que no sabía que quería. — ella tan solo lo abrazó.
Y así la noche los consumió.
Buenas casi tardes...
¡Feliz cumpleaños a Aizawa! ¡Mi héroe favorito! Hice referencia al Spin - off Vigilantes, es una joya.Otra imagen del precioso, porque nunca es suficiente de él.