Bien, era su turno. En realidad odiaba todo eso de turnarse para pedir citas, pero era la única manera de evitar peleas y establecer un orden.
Caminó a paso flojo, su cabeza daba vueltas y vueltas, no tenía ni idea de a dónde llevar a Lucy. Se tiró al pasto, ni siquiera le había preguntado, repasemos un poco, las opciones:
•El cine, es algo completamente, aburrido, el quiere platicar con ella, que su atención sea sólo para él, la película definitivamente no es buena opción.
•Invitarla a casa, nop, llevarla significaría cocinar, y los gatos callejeros que van a visitarlo solo soltarían su pelo, la comida se arruinaría.
•Ir al centro comercial, definitivamente no, mucho ruido y mucha gente, no aguantaría nada ahí.
Y ya... Las únicas opciones que tenía, nadie le ayudaría, precisamente porque planeaban sus propia citas, esto era más fastidioso de lo que creía, tal vez sería mejor ceder el día a alguien más, pensó mientras se ponía de pie caminando a su salón.
Su idea se disipó al ver la biblioteca, tal vez se daría una opción más, tal vez leyendo refrescaría su mente, inmediatamente fue a la sección de romance y sin buscar mucho, encontró uno de sus libros románticos favoritos “orgullo y prejuicio” abrió la tapa dispuesto a empezar su lectura, pero un toque en su hombro lo hizo voltear. Era Lucy, ¿Cómo demonios apareció de la nada? Se sonrojó al darse cuenta de cuánto tiempo llevaba viéndola con el rostro pintado en sorpresa.
—Disculpa, ¿es tu gato? — Shinsō no se percató del pequeño y escurridizo minino.
—En realidad es callejero, no pensé que me siguiera hasta aquí. — Olvidó por un momento a su crush y acarició al gato.
—Es muy lindo, ¿Crees que pueda adoptarlo? — preguntó sentándose a su lado.
—Apuesto a que adoraría estar contigo. — sonrió y la volteó a ver, pero se percató de la cercanía y movió la cabeza.
Ella rió un poco.
—Por cierto, te gustaría ir a... — mierda, no tenía ni idea de a dónde invitarla. —Traer su cartilla de vacunación, digo tal vez querrías llevarlo primero al veterinario, te puedo acompañar, conozco a uno bueno. —
Lucy soltó una corta carcajada.
—Me encantaría. —
Definitivamente no lo tenía planeado, pero tampoco se arrepentía, platicaron de todo y de nada, también parecía que el gato le tomó mucho cariño a ella. Si de algo estaba seguro era de una cosa, jamás se cansaría de la sonrisa que ella le brindaba, era jodidamente hermosa.
Estando en el veterinario lograron ver bastantes animales, domésticos, obviamente, pero eso no les quitaba la emoción, sin duda era divertido, sólo los dos jugando con las mascotas, de un momento a otro, estaban recogiendo lo necesario para el Michi, al salir del lugar, era ya tarde.
—¿Volverías a salir conmigo?— cuestionó rascándose la nuca.
—Claro que si, me gusta mucho tu compañía. — le dijo agitando su cabello.
La llevó hasta la puerta de su casa, decidió dar un primer paso para conquistarla.
—La próxima vez, te llevaré a un café, es muy acogedor, puedes traer a Tama, es exclusivo para gatos. —
—¿De verdad?... Esperaré con ansias nuestra salida, Shinsō. —
—¿Sabes algo? Tú me has hechizado en cuerpo y alma. — le susurró al besar su mejilla.
