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Respiro profundo con cansancio y me froto los ojos luego de quitarme los lentes. No suelo usarlos, no es que los necesite en demasía, pero cuando paso mucho tiempo en la computadora, requiero el utilizarlos para descansar la vista. 

Desde que Tomoe se me confesó y me contó sobre lo que era, no he dejado de unir puntos en mi vida que, antes, carecían completamente de sentido y, ahora, por fin en más de veinte años, consigo darles un poco de forma, de darles una dirección.

Los seres que solo yo puedo ver, los recuerdos y extrañas visiones, todo empieza a juntarse y a dibujar la imagen que desconozco, mas que siempre estuvo ahí. Solo necesitaba una pista clave para resolver el rompecabezas que era mi vida, y tuve que esperar más de dos décadas para ello. Y lo peor de todo es que, a pesar de que sí, de que conseguí entender parte de todo, aún hay mucho que necesito saber, pues si bien he encontrado mucha información sobre la raza de Tomoe y el folclor Japonés, son incapaz de dilucidar cuántos de todos los miles de millones de resultados en internet son reales y cuáles falsos. 

Dicen que no hay que creer todo lo que se lee, sin embargo, ¿qué pasa cuando sabes que algo de todo eso es real por experiencia propia, no obstante, no puedes saber con exactitud ni qué ni cuánto? Es una situación muy difícil, sobre todo cuando la situación es similar a la mía.

Vidas pasadas, reencuentros de siglos, criaturas de leyenda y tantas otras cosas que parecen tan absurdas... Pero que no lo son en realidad. 

En nuestra charla, hubieron cosas que quise preguntarle y que no me animé a decirle, como sobre la noche donde me enfrente a ese asqueroso bicho de la lengua gigante, sobre en encapuchado de negro y lo que vi de él, porque ahora estoy segura de que fue él quien lo enfrentó. ¿Por qué lo hizo? ¿Me estaba siguiendo? ¿Qué debería pensar al respecto? Porque, si es así, eso me hace pensar que su "acoso" (por llamarlo de algún modo), ha llegado demasiado lejos. Sin ir más allá, está el tema de la flor en mi cama cuando me estaba bañado. ¡POR DIOS, QUE YO ESTABA DESNUDA A UNA PUERTA DE DISTANCIA! Digamos que tendría que empezar a marcar límites, aunque por el otro lado, viendo la situación que estaba viviendo, en parte le agradezco que estuviera haciendo de mi ángel guardián. Esa cosa estaba dispuesta a hacerme pedazos. 

Claramente, la paliza que le había dado más temprano ese día no le había gustado; son pocos los que vuelven a cruzarse en mi camino luego de un enfrentamiento, honestamente creía que la mayoría eran un tanto cobardes, de esos del tipo "me hago el malo hasta que veo que no me tenés miedo y que, además, me enfrentás", algo muy típico de los abusivos, pero parece que éste era diferente, o que le haya pateado el trasero una mujer y, como si fuera poco, una simple humana como yo, le dolió en la moral profundamente. Lo suficiente como para querer buscar un segundo round.

En fin, después de tanta revelación, el peliplateado insistió en que era suficiente por esa noche, que ya continuaríamos con la conversación y la respuesta de las preguntas luego, que ya había sido mucho de una sola vez y estaba seguro de que necesitaba procesar todas las cartas que habían quedado sobre la mesa. Quizás fue lo mejor: saber que realmente no estoy loca, que no hay algo malo conmigo y que, al parecer, todas las ridiculeces que conjuraba mi mente sobre el ojiazul no estaban tan erradas después de todo, puede que haya sido más de lo que mi pobre cerebro podía soportar así de golpe. 

El procesar todo en ese momento, sumado a lo humillante de mi actuación hormonada con Tomoe posterior a toda la charla, me dejó un poco idiota. La verdad es que estos días han sido de ayuda para mí. 

Soy un alma renacida, que tardó más de quinientos años en volver a la vida... ¿tienen idea de lo que eso significa? ¿De lo que implica para mi pobre cerebro? Es un milagro que no haya enloquecido, aunque quizás se deba a mi hambre por las novelas y la magia que hay en ellas. Casi es como una de esas sobrenaturales, tal vez como una de un hombre lobo y su mate: Tomoe vendría a ser el hombre lobo y yo su pareja, él me reclama y yo... bueno, lo normal y cliché sería que enloquezca y lo rechace para luego correr asustada. En mi caso, resulta que en su lugar me excité y casi lo violo, aunque no sepa ni mierda de una conducta sexual normal o cómo carajo se supone que deba hacerse en la realidad, solo lo que dicen las novelas rosas pervertidas que suelo leer de vez en cuando. ¿Solo a mí me parece patético? Porque si ninguna de ustedes lo dice, yo voy a hacerlo: soy patética. 

Promesas en el tiempo. (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora