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-Escucha, hace mucho, mucho tiempo que vengo pensando en esto, y francamente, pasaba mucho considerando cómo hacer las cosas, cómo solucionar el único problema que realmente nos "separa" o, más bien, nos podría separar. 

-¿Qué cosa?

-Tu mortalidad, cosa que ya hemos hablado. Como yo, sabes perfectamente que tengo mucho tiempo por delante, hasta me atrevería a decir que demasiado, considerando todo el que quedó a mis espaldas, pero tú no tienes ese lujo, el tuyo es limitado y, si antes ya era consciente de ese hecho, lo que pasó anoche solo me lo reforzó. Ese demonio podría haberte matado, sé que sabes defenderte, ya lo dije, mas él era mucho más grande y fuerte que tú; un mal movimiento y todo podría haber terminado muy mal. La historia habría sido muy diferente y peor aún si no llego, lo más probable es que tarde o temprano te cansaras y que él se aprovechara de eso. Podría haberte perdido otra vez y no puedo permitirlo, esperé mucho para volver a reunirme contigo como para que algo así ocurra. 

-¿Y qué haremos al respecto? Me he preguntado mucho sobre eso, incluso antes de planteártelo aquella vez, y no sé cómo podríamos arreglarlo. Sin embargo, imagino que, por tus palabras, tú ya tienes una respuesta a eso, ¿no es así?

No alcanza a responder, pues justo antes de poder hacerlo, el camarero se acerca a la mesa a tomar nuestra orden, anotando el pedido de dos especiales y una copa de vino para cada uno. El hombre se aleja y volvemos a quedarnos solos, tomando nuevamente mi mano entre las suyas, la cual soltó en cuanto fuimos interrumpidos.

Sus claros iris (con pupila humana), están fijos en la unión sobre la mesa, moviendo su pulgar en suaves círculos casi ausentes sobre el dorso de la mía. Parece ido, perdido en sus pensamientos, como si buscara las palabras para decirme lo que sea que tiene que decir.

-¿Tomoe?

-Tendrías que cambiar.

-¿Qué?

Sus ojos se alzan y se clavan en mí, mostrándome el cúmulo de emociones que se agolpan y remueven en su interior.

-Tendrías que volverte como yo.

-¿Un demonio zorro?

-Un Yōkai, una criatura sobrenatual. Te hará más fuerte, más rápida, más longeva. 

-Wow, eso... Wow, nunca había cruzado siquiera mi mente la idea de ser como tú.

-¿Y es algo malo?

-No, creo que no, sin embargo, quizás es solo porque no estoy al completo segura de lo que implicaría.

-No es tan difícil o tan distinto como podrías pensar, tu cuerpo, de alguna forma sigue siendo tuyo, lo sientes como siempre, no obstante, el cambio está ahí, y sería beneficioso. Sé que podrías acostumbrarte, pero...

-¿Pero qué?

-Pero no es la única opción.

-¿No?

Eso me sorprende, ¿hay otras formas? El peliplateado niega con la cabeza y suspira dándome un ligero apretón en la mano, acomodándose sobre la silla para poder acercarse más a mí.

-No son muchas, de hecho, deben existir quizás unas dos más con suerte, mas yo conozco solo una aparte de la que te dije.

-¿Y cuál es?

-No sé muy bien cómo es que funciona, sin embargo, se supone que es una especie de unión de almas.

-¿Unión de almas?

-Así es, no sé exactamente cómo se hace, no obstante, el resultado viene a ser la unión de las almas de ambos, al punto de que uno sentiría lo mismo que el otro y la vida de la parte que sería más corta, se alargaría tanto como la de la otra. La vida de ambos será tan larga como lo sea la de la parte más longeva. Mientras uno viva, el otro también.

Promesas en el tiempo. (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora