Fin de semana, por fin un descanso, claro, después de terminar los tres trabajos para la semana que viene y de leer cinco textos para cuatro de las clases que tengo le semana que viene. Pero, en fin, así es la vida universitaria, ¿qué se le va a hacer, no? Si uno quiere su título, hay que estudiar sí o sí. Como sea, hoy tengo juntada con las chicas, hace rato que ya todas estamos en París, y con todo lo de los estudios y el inicio de las clases, no hemos podido juntarnos las cuatro aún, por lo que hoy sale tarde de chicas.
Tal vez parezca demasiado cliché, mas la verdad es que, el estilo con el que suelen representarnos a los parisinos, ese de la camiseta a rayas blancas y negras, el pantalón o falda negra y la boina, siempre me ha gustado, por lo que me decido por un conjunto de esos, eligiendo una camiseta de cuello redondo y mangas por los codos rayada, una falda a la cintura hasta la rodilla suelta en negro, unas medias finas en ese mismo color de pierna completa, unos zapatos bajos rojos y una boina del mismo tono. Busco mi cartera de correa larga, me pongo rimel y perfume de cereza y salgo hacia el parque de nuestro barrio, que queda a unas cuantas calles, con Nynu con su arnés y correa olisqueando todo en su camino.
Su cola de plumero se mueve como loca sin parar, mostrando su felicidad con el paseo en tanto nos vamos a acercando al predio de color verde repleto de follaje, el lugar ideal para que ella pueda correr libre. Ahora que lo pienso, es el mismo donde me encontré a los hermanos, o bueno, al menor de los peliplateado, la primera vez que tuve contacto con ellos. ¿Me los encontraré hoy? Esa posibilidad, que hasta ahora no había considerado, me hace ponerme de forma inconsciente, a buscar algún destello plateado que me haga poder confirmar su presencia, sin embargo, en su lugar, en cuanto un pie en el verde del césped del parque, en su lugar me recibe un grito feliz y un borrón obscuro, que no es otra cosa que la alocada de Celine.
Juro que la desgraciada casi me aplastó las costillas con semejante choque, sin aire me dejó eso seguro, solo espero no tener huesos rotos. Los chillidos de felicidad de mi pelinegra amiga, se mezclan con los ladridos felices de Nynu, que clama por atención y mimos, y por supuesto, porque le quite la correa para poder correr feliz a sus anchas por el predio.
-¡ESTOY TAN FELIZ DE VERTE, TE EXTRAÑÉ, TE EXTRAÑÉ, TE EXTRAÑÉ, TE EXTRAÑÉ!
-¡CELINE YA ENTENDÍ, PERO ME ESTÁS DEJANDO SIN AIRE, MUJER!
Justo en ese momento, gracias a Dios, Alizze y Brigitte llegan hasta nosotras y, como siempre, mi amiga rubia le baja los decibeles a la alocada de Celine y consigue que me suelte; agradezco al cielo por eso porque ya no podía respirar, creo que me estaba poniendo azul. Aveces, mi querida amiga puede ser demasiado intensa, en exceso. Aún así la quiero, con todo su dramatismo y más. Como sea, cuando al fin puedo inflar por completo mi caja torácica, respiro profundo y miro mal por un momento a mi ojidorada amiga, que me la devuelve con una de arrepentimiento como del tipo gato con botas y suspiro cansada, sabiendo que no importa cuánto lo intente, no puedo enojarme con ella, es imposible, por lo que desisto y me agacho para liberar a mi cachorra que, al instante, corre como alma que lleva el diablo a jugar en el césped; algo me dice que cuando vuelva a casa hoy, le tocará baño.
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Promesas en el tiempo. (PAUSADA)
RomanceUn amor que trasciende generaciones. Una promesa hecha hace años. Una búsqueda que dura siglos. Una chica poco común. Un zorro enamorado. Y un encuentro que lo cambiará todo.