Mi niña Café | Juliantina I Terminada

Despertar

- ¡¡¡¡¡Nooooooo!!!!!

Se levantó en medio de la oscuridad, estaba sudando frio, temblando, llorando sin darse cuenta. Se trató de calmar poco a poco. Volvió su cabeza a un lado de la cama, y vió encima del buró, una botella de cognac totalmente vacía, y a un lado de la botella, estaba el bote de somníferos que le había pedido a Jacobo el dia anterior. Sacudió su cabeza y le gritó a una de las muchachas que tenía a su servicio que le trajera agua.

Despacio, se levantó de la cama para ir a abrir las cortinas. La luz la hizo cerrar los ojos. En un movimiento en automático, abrió el cajón de su buró y sacó unas pastillas para el dolor, agarró dos pastillas y se las echo a la boca esperando el agua. Por fin llegó la muchacha con una jarra con agua y un vaso, retiró la botella de cognac poniendo en su lugar la jarra y el vaso, y se retiró.  Tomó el agua directamente de la jarra casi dejándola vacía. Cuando terminó de tomar agua, se recargó en el respaldo de su cama con el ceño aún fruncido y con un dolor tremendo en el corazón. 

Estiró la mano para alcanzar su celular, agarrando su pecho con la otra, tenía el corazón a mil, sentía que le iba a dar un infarto ahí mismo. Checó su celular, le urgía saber que demonios estaba pasando, el reloj marcaba las siete treinta de la mañana. Se dejó caer de espaldas en la cama aliviada, cuando vió que la fecha era dos semanas antes.

Se incorporó de nuevo, respiró varias veces, y sin pensarlo más, rápido se metió a bañar, se vistió y se preparó para ir al hangar y volar a México lo antes posible.

Al llegar a México tomó un taxi y se dirigió directamente a la comisaría para hablar con Montilla. Cuando llegó, subió las escaleras de dos en dos e ingresó a la oficina de el inspector sin ni siquiera tocar.

- Pero que caram...- la dona que Montilla estaba a punto de comer se estrelló en el suelo.

- Buenos dias Montilla, ¿Como van las cosas? ¿novedades?

- Yo...tu..digo...usted...¿como? - Montilla no sabía ni como reaccionar, era la primera vez que veía en persona a la mismísima "Lady Diamante". Se supone ella jamás, según sus mismas palabras, se vería con él en persona, y aun asi, ahi estaba, parada frente a él, en su oficina.

- ¿Montilla? Estoy esperando respuestas. ¿Esta usted bien? - Le decia Eva pasando su mano frente a la cara de Montilla quien se había quedado en trance y no se movia ni nada, es más ni siquiera había parpadeado.

- Senorita Carvajal, perdone usted, pero es que me sorprende verla aquí, usted...usted dijo que jam...

- Se perfectamente lo que dije Montilla - lo interrumpió Eva - pero no se, llámelo como quiera, pero, recibí un tipo de "alerta" por así decirlo - Eva hizo comillas con los dedos y después suspiró fuertemente, se puso la mano en la barbilla mirando hacia arriba - no se como explicarlo pero...me abrió los ojos y es todo lo que le voy a decir sobre ello. Ahora bien, a lo que vine es precisamente a aceptar lo que usted me ha estado proponiendo hace tiempo. Pero para eso necesito primero unos resultados, a eso he venido a México, he traído conmigo a Jacobo y el ahora esta haciendo lo que le pedí. Sabiendo el resultado vendré a verlo. 

Eva le estiró la mano para despedirse y Montilla la estrechó por primera vez, estaba con la boca abierta, tratando de conectarla con su cerebro, pero la verdad es que no había escuchado nada de lo que le había dicho Evangelina. Eva se soltó del apretón asintiendo con la cabeza y volviéndose hacia la puerta para retirarse de la oficina del Inspector. Montilla a pesar de su asombro, se quedó sonriendo, ya que Eva por fin había accedido a realizar una orden de cateo en la mansión Carvajal, bajo el argumento de que León escondía a un fugitivo, de lo cual ya Montilla ya tenía algunas pruebas, y, con las pruebas que le traería Eva, ¡uff! sería como ganarse la lotería para el inspector. Obviamente el fugitivo era Emiliano, alias el "Alacrán", y era uno de los más buscados por la policía, así que la orden de cateo la mansión no iba a ser ningún problema.