Después de la ceremonia de graduación, la mayoría de los estudiantes habían marchado hacia la plaza para despedirse como ellos realmente lo sentían, dejando atrás la mirada inquisidora de los inspectores que ya no tendrían más oportunidades de llamarles la atención por motivos muchas veces inexistentes.
Yuna todavía recordaba como su hoja de vida estaba salpicada de anotaciones sin relevancia que le costaban más de un castigo. ¿En qué afectaba que olvidara la corbata en casa o que pisaran sus zapatos en el bus hasta borrar los cuidadosos minutos que había invertido en lustrarlos? No era su culpa que el transporte público estuviera colapsado por las mañanas.
Al principio se frustraba mucho y lloraba en su cuarto cuando su padre le pedía explicaciones por tener la ficha del estudiante con matices tan coloridos, sintiéndose un poco acosada al ser condenada por cosas sobre las que no tenía control alguno, pero con el tiempo dejó de importarle.
En cuanto habían aprobado la reforma que permitía a las estudiantes asistir con pantalones todo el año y ella se había acogido, la inspectora encargada de revisar la presentación personal de los alumnos se había hecho una manía con ella. Siempre la detenía para subirle el nudo de la corbata, le hacía observaciones desagradables sobre la manera en la que se ajustaban los pantalones, le decía que se levantara el suéter para comprobar que llevara la camisa planchada, aunque no lo hacía con ningún otro estudiante, y apuntaba a sus zapatos, llamándola sucia.
Bueno, sucia tal vez era un término fino para como era tratada en realidad, pero cualquier cosa que le dijeran no le calzaba.
Cuando entró a último año, decidió teñirse el pelo de rojo fantasía y tuvo que soportar la cúspide de la persecución académica.
Sabía que los colores artificiales estaban prohibidos, pero de entre los tonos que eran soportados, efectivamente se toleraba el rojo. Por tanto, no pudieron tocarle ni un solo cabello por romper el reglamento, aunque no podía torcer en un pasillo sin que saliera un supervisor con el dedo alzado para acusarla de mala estudiante.
Ahora bien, era ridículo que se metieran con ella en ese sentido, pues además de ese intento de imagen problemática, su conducta era intachable.
Yuna tenía excelentes calificaciones, era puntual y no era ningún secreto que uno de sus encantos era prestar ayuda desinteresadamente. Por eso, muchos compañeros de clase le seguían la pista y era, si se piensa en el sentido crudo de la palabra, bastante popular para ser tan perseguida por las autoridades de la escuela.
Con todo eso, el día en que por fin se liberaba de esa criminalización por costumbre, varios compañeros la habían buscado para despedirla como si fuera una celebridad. Después de todo, había obtenido el tercer lugar de la generación y el profesor asesor del ensamble vocal la había ensalzado hasta el punto en que cada frase era más vergonzosa que la anterior.
Si había algún enamorado o enamorada admirándola en secreto, ese fue su momento de decidirse a confesar.
Choi Yuna ya tenía un arsenal de frases amables para rechazar a sus admiradores sin lastimarlos, pero no esperó que tantas personas tuvieran la misma idea al mismo tiempo.
¿En serio estaban confesando su enamoramiento el día de la graduación? No podía evitar pensar que eso era un poco triste, pero mantuvo la sonrisa comprensiva hasta el final y aseguró a todo el mundo que podrían seguir siendo amigos por muchos años en el futuro.
Sin embargo, después de algunos minutos, cuando el entorno de la pelirroja había empezado a liberarse del gentío, Jung Eunbi comenzó a hartarse del ritual y trataba de hacerle gestos a su amiga para que rompiera sus corazones con más rapidez.
![](https://img.wattpad.com/cover/224464800-288-k939227.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Memoria [AU SinRin]
Fanfiction[Universo alternativo de Gfriend basado en Memoria] Cuando dos personas están destinadas, sus almas deben encontrarse. Si esto no ocurre en vida, las almas se buscan en la eternidad de la muerte y viven su infinito juntas, como ángeles. Este lazo es...