La familia Kim

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Habían pasado algunos meses desde que Eunbi había decidido cual sería su blanco de investigación y, aunque en un principio la mayor parte de sus bitácoras tenían información de la señora Haneul, resultó que su nieta le proveía de un material mucho más diverso. Tal vez fuese por el hecho de que su edad era similar o porque sus intereses eran curiosamente compatibles. El hecho era que a partir de la bitácora del día 48 todas las páginas hablaban exclusivamente de Yewon.

La anciana no desapareció de la narrativa, por supuesto. La familia Kim aparecía de una forma u otra en alguno de los pasajes, aunque nunca había tenido la oportunidad de conocer a los padres o a los hermanos de la chica en persona.

De hecho, la razón por la que parecía más resplandeciente que de costumbre era que precisamente ese día, si esperaba un par de minutos más, vería por primera vez a la familia de la muchacha.

Eunbi le había comentado a la chica que le habían asignado como proyecto final la reconstrucción de un estilo de fotografía en particular por sorteo y a ella le había tocado tomar una sola fotografía con una cámara plegable de placas en solo dos horas, frente al profesor. Había tenido que investigar mucho sobre el aparato para quejarse del procedimiento engorroso de preparación y el largo período que podía tomar la captura de una sola imagen con su inexperiencia, maldiciendo a un hombre que no tenía idea de si existía o no.

Decidió construir todo ese circo simplemente porque una vez escuchó que la chica hablaba de su abuelo fotógrafo mientras la acompañaba a la entrada del campus. Habían sido una par de frases sin importancia, nada más que una alabanza a la memoria prodigiosa del anciano que ya había partido del mundo, pero que fueron suficientes para que la peligris conectara dos cosas. La primera era que podía usar la fotografía a su favor para sumergirse aún más en la vida de Yewon y la segunda, por los cálculos obtenidos de las historias que le contaba Haneul, era que el período activo del hombre había sido en plenos años 30.

Con esa información pidió todos los libros de fotografía que se le ocurrió que podían contener la corriente artística de la época y llegó al uso de ese tipo de cámara, encontrando lo que creía una oportunidad perfecta para mover su pieza de casilla.

Por supuesto, en cuanto su boca dibujó la frase "cámara plegable de placas", el rostro de su compañera había brillado con luces de neón mientras se lanzaba en una estrepitosa narrativa de admiración al veterano. Se permitió contarle de sus viajes, de las publicaciones de su trabajo, le ofreció prestarle la vieja cámara que acumulaba polvo en su sótano para practicar, pero lo que más le hacía saltar en su sitio era la idea de compartir los álbumes privados de fotos que el anciano guardó hasta el final de sus días, sin mostrar las imágenes en su compañía jamás. Eran especialmente raros y según Yewon le serían de gran utilidad para saber como realizar las tomas y en que elementos enfocarse a la hora de tomar la fotografía.

Por supuesto que Eunbi aceptó encantada, sin poder creer que su plan hubiese fluido tan bien.

Sus dedos estaban picando por llenar las páginas de su diario de campo con información nueva.

Esa tarde estaba dando vueltas en un sitio extremadamente específico del parque en el que se habían conocido y en el que siempre se reunían, agitando su bolígrafo en el aire mientras revisaba la redacción de las últimas líneas que había escrito, frustrada por su poco conocimiento de gramática. Todo lo que empleaba para escribir era una mímica de lo que veía en los libros, pero comenzar un texto original era algo mucho más difícil de lo que había pensado y esa emulación generalmente no le bastaba.

No sabía que regla estaba rompiendo, pero cuando lo leía no tenía el más mínimo sentido.

Tal vez debía solicitar lecciones en la central.

Memoria [AU SinRin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora