—¿Qué pasaba por sus cabezas cuando decidieron que era una buena idea bajar a la tierra de los humanos en esas condiciones?
La voz de la supervisora en jefe de la sección de vuelo exploratorio era lo único que se escuchaba en la oficina desde hace poco más de media hora. Los guardias que las habían escoltado desde la parte trasera esperaban del otro lado de la puerta, sin siquiera atreverse a respirar y usando todos sus esfuerzos para no concentrarse en el acalorado intercambio de palabras que se producía en el interior.
La pareja aguardaba en el centro de la habitación, con la cabeza agachada para mostrar respeto ante una de las mayores autoridades que regían su mundo. No se habían soltado las manos desde que les habían permitido caminar juntas por el "pasillo de la muerte", como era llamado por los internos.
Quien transitaba por él, había violado una norma fundamental y los riesgos de sanción eran tan diversos como la gama de colores en la luz blanca. Sin embargo, pensar en las peores siempre era lo más sensato.
—Lo lamento mucho, señora —repitió Eunbi por enésima vez, sin tener la capacidad de pensar en excusarse.
Todo lo que había pasado en la calle posterior de esa exposición era en gran parte culpa suya y se sentía terrible por haber arrastrado a Yerin con ella.
—No tienes que pedirme perdón a mí —bramó la mujer, enterrando sus palabras en el aire. Sus pisadas iban de un lado a otro por el cuarto—. Pusiste en riesgo toda nuestra existencia usando un encantamiento no estandarizado y no recomendado en otra alada. Y lo peor de todo es que ni siquiera tienes licencia para hacer encantamiento fotomórficos.
Sus orejas estaban ardiendo de la vergüenza; nunca se había sentido tan tonta.
—Lo lamento, señora.
—Ya te dije que no me pidas perdón —se detuvo frente al escritorio y apoyó su peso en él de manera violenta, dándole al par una amenazante vista de sus majestuosas alas extendidas—. Es inútil.
Jung afianzó el agarre de su mano cuando sintió que la peligris intentaba alejarse y acercó su cuerpo, extendiendo un poco las alas desplumadas para acunar a su novia por la espalda. No había pasado por alto el pequeño temblor que la estaba sacudiendo desde que el incidente había estallado.
Hwang giró el rostro con cuidado para ver a la castaña y vio perfectamente como sus labios gesticulaban un adorable "estoy contigo", seguido por un pequeña sonrisa de lado que le dio una ligera sensación de confort.
Regresó el gesto con los labios trémulos y puso la cabeza en su posición original, mirando el piso alfombrado justo a tiempo para que la jefa no las descubriera en una actitud irreflexiva.
—Es que de verdad es frustrante —reinició su letanía, casi tirándose el cabello—. Creí que las había instruido muy bien. Estaba segura de que eran las aladas más aplicadas y respetuosas con nuestras costumbres que tenía en mis filas. Es más, me alegré mucho cuando anunciaron que eran almas gemelas, porque pensé "van a cuidar mucho la una de la otra y nunca van a sembrar alguna semilla podrida en su compañera. Seguramente van a ser el ejemplo de los más jóvenes", pero ¿qué obtengo? —soltó una risa irónica mientras revoloteaba alrededor de ambas, iracunda— Este comportamiento mediocre, egoísta e infantil que casi nos perfora el pellejo.
Eunbi apretó lo ojos, sintiendo el peso de la culpa una vez más.
Estaba absolutamente segura de que el encantamiento estaba bien configurado cuando lo había probado en Yerin y retrasó la salida al máximo para evaluar los posibles riesgos en el cuerpo de su novia, pero nada le causó suficiente alarma como para regresar.
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Memoria [AU SinRin]
Fanfic[Universo alternativo de Gfriend basado en Memoria] Cuando dos personas están destinadas, sus almas deben encontrarse. Si esto no ocurre en vida, las almas se buscan en la eternidad de la muerte y viven su infinito juntas, como ángeles. Este lazo es...