Extrañamente, esa mañana Eunbi se despertó llena de energía. Por primera vez en meses no había soñado y no tuvo que sufrir la molesta sensación de aterrizar en la realidad que a menudo le causaba mareos.
Casi podía decir que tenía la mente en blanco.
Cuando decidió abrir los ojos, se dio cuenta de que Yerin estaba tomando su mano con fuerza, manteniéndola sujeta junto a su corazón. Tenía la boca abultada hacia el frente en un curioso mohín y la menor se preguntó que clase de sueño estaba teniendo. Acomodó su cabello en una posición más confortable y quitó la mano con cuidado, haciendo el menor ruido posible.
La castaña no estaba despierta todavía, pero le regaló una preciosa sonrisa en cuanto se acercó para besarle la frente.
A veces Jung era demasiado adorable.
Después de admirar a su novia un poco más, se levantó de un solo movimiento y arregló su túnica.
Habían acordado que la peligris partiría un poco antes de la salida del sol para recibir las instrucciones previas a su entrenamiento, así que se despidió sigilosamente de su novia y de su hijo para emprender el viaje.
Se colgó el bolso que Jerónimo le había conseguido para cargar todo el material de registro, aunque hasta ese entonces aún no tenía claro cuanto peso debía cargar. Esperaba que el espacio fuese suficiente.
A pesar de que le gustaba tomar la ruta exterior para mirar las villas humanas, decidió tomar uno de los caminos interiores para llegar más rápido. Tuvo que pasar por una larga zona residencial y, como dictaba el reglamento que sabía de memoria, se vio obligada a realizar un vuelo con velocidad de paseo.
Al llegar a la plataforma correspondiente, buscó dentro de su bolsa la tarjeta azul brillante que le habían entregado la semana anterior y se aproximó a la parte central, intentando calcular el lugar de entrada con la poca luz que había a esa hora. Movió la lámina con lentitud, buscando alguna señal que le dijera en que parte debía cruzar, hasta que un ruidoso chispazo anaranjado estalló prácticamente sobre su llave.
Eunbi retiró la mano un poco asustada, esperando un instante para asegurarse de que no fuera peligroso, y acercó la mano que no sostenía la tarjeta. Sus dedos sintieron el cambio de densidad en el aire.
—Aquí.
Durante las breves instrucciones que recibió el día en que fue aprobada, recordaba que la secretaria le había dicho que la entrada al complejo sería diferente de lo que había intentado hasta ahora.
La pluma negra era un poder simple que emulaba la presencia de un guardia de compañía. Era como una túnica que disfrazaba a los forasteros.
Una llave, sin embargo, era un pase directo a las instalaciones. Ya no era necesario entrar con fuerza por el portal escondido, sino que tan solo con poseer la tarjeta registrada era posible ingresar a cualquier salón del complejo. En otras palabras, era una brújula específica si se programaba bien el norte.
No le explicaron mucho más al respecto y por eso estaba un poco asustada.
Llevó con cuidado la herramienta hasta la zona que había tocado y, en cuanto vio refulgir las primeras trazas de luz, dejó que todo su cuerpo fuese absorbido con los ojos fuertemente cerrados.
Poco a poco los ruidos del movimiento cotidiano fueron asentándose a su alrededor y el calor que la había envuelto al traspasar el portal se disipó con lentitud. Levantó los párpados con cautela y pudo ver como varias decenas de alados se paseaban en un enorme salón tapizado de colores cálidos. Todos llevaban el uniforme magenta propio de los exploradores.
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Memoria [AU SinRin]
Fanfiction[Universo alternativo de Gfriend basado en Memoria] Cuando dos personas están destinadas, sus almas deben encontrarse. Si esto no ocurre en vida, las almas se buscan en la eternidad de la muerte y viven su infinito juntas, como ángeles. Este lazo es...