Era nuevamente la fecha de inspección trimestral y el único hijo de Eunbi estaba mucho más nervioso de lo que había presupuestado. Sus alas aún tendían a batirse en su lugar y trataba de mantenerlas a raya con sus manos sudorosas, pero estaba tan agobiado por el intenso trotar de su corazón y de sus pensamientos perfeccionistas que a duras penas podía mantenerse quieto en donde estaba.
Apenas había salido de la evaluación preventiva de seguridad y su puntaje había sido perfecto por tercera vez consecutiva. Su profesor de vuelo le había asegurado que podría postular inmediatamente a alguna pasantía si le interesaba y que, con las características poco comunes de sus alas, sin lugar a dudas sería llamado a la siguiente promoción de Guardianes, siendo el alado seleccionado más joven del que se tendría registros.
Su asesor encargado, sin embargo, le había recomendado hacer ayudantías durante algunos años para obtener experiencia de vuelo real antes de pasar a las corrientes de los humanos. Con ello, las posibilidades de ingresar a los Guardianes serían más tardías, pero disminuirían considerablemente las probabilidades de lesiones graves, especialmente con sus antecedentes inusuales de crecimiento.
Abdiel estaba al tanto de todas esa recomendaciones desde hacía bastante tiempo y había reflexionado mucho sobre que decisión era más beneficiosa para su futuro, pero de alguna manera todo ese tiempo parecía haber sido inútil para iluminarlo a tomar una decisión.
Quería consultarlo con su madre Yerin, quien había sido Guardián activo en algún momento, mas la había visto tan ocupada en sus propios estudios que no quería agobiarla. Ya hacía suficientes esfuerzos para mantenerse presente en la vida del pequeño y ser un soporte para la familia, aunque estuviese agotada. No merecía preocuparse también por asuntos que podía resolver él mismo.
Eunbi, por otra parte, se había vuelto una consejera inaccesible desde que el alado alto había llegado para montarle guardia. Rara vez estaba en su hogar si no era para dormir y siempre parecía flotar en un estado letárgico que no podía atribuir del todo al cansancio. El brillo que estaba en sus ojos durante sus primeros momentos juntos había desaparecido casi por completo y a ratos parecía que estaba fuera de la realidad. De hecho, algunas veces por la noche, adentrado en la nebulosa que separa el sueño de la vigilia, podía escucharla sollozar en un tono tan bajo y tan controlado que era evidente que buscaba hacerlo en secreto.
Casi siempre percibía que la castaña se levantaba para contenerla y, por el tono cariñoso de sus musmullos, era indudable que el problema no radicaba en su relación de pareja y que ella sabía exactamente de que se trataba. Sin embargo, a la mañana siguiente volvía a mirarlo con ese color marrón apagado y una pequeña sonrisa herida, como si el dolor no hubiera menguado ni un ápice.
Eso le rompía el corazón y no tenía a nadie más que le inspirase la suficiente confianza para compartirlo. Además, se había prometido que mientras siguiera rindiendo bien en sus clases y no le diera mayores preocupaciones a sus mayores, podía enterrar esos sentimientos hasta que eventualmente se extinguieran. Entonces haría que Eunbi se sintiera orgullosa y la vería sonreír, como tanto quería.
Con esa idea en mente, se había empeñado en sacar las mejores calificaciones para escalar en la tabla de posiciones y había estado tomando varias clases de apoyo para acaparar horas de práctica extra. Sin embargo, de la misma manera que había conseguido mejorar su desempeño como quería, la inminencia del término de sus estudios le causaba un terror indecible, pues no sabía que decisión tomar.
Y allí empezaba de nuevo el ciclo interminable de sus preocupaciones.
Estaba prácticamente ahogado en ese mar de divagaciones cuando la sombra de unas alas inmensas y asimétricas se proyectó sobre él desde atrás, capturando su atención. Miró de reojo como una ancha túnica color crema se mecía con el viento hasta cubrir sus brazo derecho y apenas tuvo tiempo de levantar la mirada antes de que la figura menuda de su compañera de clase tomara asiento frente a él.
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Memoria [AU SinRin]
Fanfiction[Universo alternativo de Gfriend basado en Memoria] Cuando dos personas están destinadas, sus almas deben encontrarse. Si esto no ocurre en vida, las almas se buscan en la eternidad de la muerte y viven su infinito juntas, como ángeles. Este lazo es...