Dirty Dancing || MINSUNG (RESUBIENDO/EN EDICIÓN)

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PARTE I: Dirty Dancing

El mensaje de Chan había sido lo único que Minho necesitaba para declarar su noche como arruinada. Consciente de que los intentos de la hermana de su hyung, Chaeyoung, no habían sido suficientes para detener a su amiga y acosadora personal de Minho, Soojin, de enterarse de la fiesta en la que se encontraba esa noche.

Con resignación y molestia, a Minho no le quedó de otra más que admitir que su tan anhelada noche de libertad se vería arruinada por la presencia de aquella odiosa chica que alguna vez fue su amiga, pero que ahora no podía soportar.

Soltando un suspiro, el castaño no tardó en guardar nuevamente su teléfono en el bolsillo de su pantalón en un desganado intento de ignorar la tortuosa noche que lo esperaba. La garganta le ardió ante el largo trago que le dio a su vaso de vodka, y el líquido quemó su interior mientras terminaba de golpe su tercer vaso de la noche.

—Nunca entenderé cómo puedes beber así esa asquerosidad, yo con un par de tragos ya estoy en la mierda —le platicó relajadamente una voz amigable y familiar, y Minho sintió alivio al encontrarse a uno de sus mejores amigos de toda la vida, Changbin.

—Es lo único que puedo beber si quiero terminar tan ebrio como para no recordar mi nombre —respondió con simpleza el mayor mientras una perezosa sonrisa decoraba sus labios—. De hecho, estaba a punto de ir a la cocina por algo más de esta "asquerosidad", ¿quieres venir conmigo?

—Claro —aceptó el pelinegro con una alegre sonrisa a la vez que rodeaba los hombros de su amigo con un brazo—, así me cuentas porque estás intentando emborracharte en una esquina con una cara de culo que se ve desde China.

Riendo por su comentario, Minho los dirigió a ambos a la cocina mientras le contaba las malas noticias a su amigo, esquivando e ignorando profesionalmente a las chicas que descaradamente intentaban acercarse a él para coquetearle y obtener un poco de su atención.

—Esa Soojin en verdad es persistente —murmuró Changbin con asombro, deshaciendo su amistoso abrazo para buscar una bebida en el refrigerador con la cuál prepararse un trago—. Creo que es una de tus pretendientes más... únicas. En serio.

—Ni me lo digas. Estoy harto de tener que lidiar con sus trampas para acorralarme —se quejó Minho.

Estiró con algo de dificultad su brazo hacia la desordenada encimera, que a esas alturas estaba atiborrada de botellas vacías y basura, para alcanzar la preciada y aleatoria botella de vodka blanco que lo ayudaría a sobrevivir esa noche. Y no tardó en llenar nuevamente su vaso tan rápido como lo vació, lo cual sorprendió a su amigo pelinegro.

—Bueno, siempre puedes denunciarla —sugirió Changbin con cierta preocupación al ver cómo el castaño rellenaba una vez más su vaso con alcohol. Él ni siquiera había terminado de preparar su trago aún y Minho ya llevaba un vaso de golpe en lo que hablaban.

—¿Para qué su papito adinerado le cubra el culo y despida a mi padre de su empresa? No gracias —respondió el castaño con amargura, ya un poco mareado.

—Ya, ya —le consoló su amigo con una sonrisa compasiva— ¿Por qué no disfrutas de la fiesta mientras ella aún no está aquí? Cuando llegue verás cómo te las arreglas para quitártela de encima.

—Sí... buena idea —respondió Minho luego de darle otro gran trago a su vaso de vodka, limpiándose con la manga de su camisa negra lo poco que se había escurrido por su barbilla—. Y si no funciona, me haré desaparecer a mí mismo. Como un mago... Sólo necesito las bombas de humo... y las palomas.

Riéndose por la notoria ebriedad Minho, Changbin le palmeó el hombro con simpatía al mayor antes de chocar sus vasos en un pequeño brindis.

—Si lo de desaparecer entre bombas de humo no funciona, siempre puedes tratar de conversar con ella, ¿está bien? Recurre a las palabras, aunque no seas tan inteligente —le aconsejó Changbin al castaño con diversión, despidiéndose con un pequeño golpe en su hombro apenas divisó a su adorable novio pecoso entre la multitud.