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El nombre era tan bonito como su dueño, y a pesar de haber notado la actitud reacia de Jisung hacia él, Minho no pudo evitar el escalofrío que recorrió su cuerpo ante tan preciosa voz. Era suave, pero ronca al mismo tiempo, y le provocaba una sensación agradable a su cerebro.

Hubo un nuevo e intenso silencio entre ellos, el cual comenzaba a desesperar poco a poco a Minho. ¿Qué tenía que hacer para hacerlo hablar?

Se sorprendió ante la urgencia. Perfectamente podría darse media vuelta y enfrentarse nuevamente a aquello que le esperaba fuera de ese cuarto, pero había algo en su interior que lo empujaba a quedarse e intentar llenar el ambiente con conversaciones, aunque fuera un intento torpe y pobre.

-¿Qué te trae por aquí, Jisung?

-Eh... afuera había mucho ruido y necesitaba hacer una llamada -le respondió el chico mirándolo desde lejos, demasiado cautelosamente mientras afirmaba su celular aún desbloqueado en su pequeña mano.

Déjà vu, pensó Minho con el ceño levemente fruncido ante la peculiar sensación. Mas ignoró la vocecita de su mente que le señalaba la familiaridad de la situación y se limitó a asentir con su cabeza comprensivamente, no queriendo parecer raro ante tanto silencio.

Ambos se sorprendieron cuando el teléfono de Jisung comenzó a sonar, y Minho aprovechó su distracción para tomarse el tiempo de analizarlo con mayor profundidad, sintiéndose extrañamente atraído a él.

Primero notó sus ropas, eran un poco holgadas para su cuerpo claramente delgado, pero se veían bastante bien en él. Cualquier cosa se vería bien en él, pensó entonces, era demasiado bonito, ¿por qué no lo había visto antes? Minho supuso que debía tratarse de un chico de nuevo ingreso, y su mente se volvió un caos ante el mero pensamiento.

Volvió a analizarlo con nuevos ojos, no pudiendo concentrarse en nada incluso cuando ya lo había contemplado antes. Y es que era guapo, con ese cabello rubio, y con esos enormes e inocentes ojos castaños que complementaban perfectamente unos rasgos delicados y atractivos.

Y su cuerpo... Minho sintió cosquillas en el vientre cuando se atrevió a mirarlo de más. Incluso a través de la ropa holgada sus voluptuosas piernas le decían que ese cuerpo estaba lleno de deliciosas curvas, y la imagen de una delgada figura provocó en Minho un profundo deseo que no creía haber sentido desde aquella noche con su chico desconocido.

Ignoró completamente la conversación del pequeño rubio frente a él mientras su mente, traicionera, se entretenía con otras cosas mucho más oscuras e interesantes, con una perversión que rápidamente se vio interrumpida ante las obvias intenciones de Jisung por huir.

Minho sintió, por la mirada en sus ojos, que sabía exactamente lo qué estaba pasando por su mente, y se ruborizó escandalosamente ante la posibilidad de que así fuera. ¿Podía ser más despreciable?

-Yo... Eh... Disculpe que lo moleste, sunbae, pero necesito salir.

¿Irse? Pero si Minho apenas y sabía su nombre. No podía dejarlo ir todavía. No quería.

-No creo que sea muy buena idea -contestó apresuradamente, notando por primera vez el tierno sonrojo que adornaba las mejillas de Jisung-. Estoy escondiéndome de algunas personas y probablemente unas cuantas me han visto entrar aquí. Si sales podría crearse un gran malentendido.

Una excusa ridícula. Pésima y penosa incluso para él, pero aun así era lo único que tenía, y fue suficiente para que, y con un suspiro resignado, el inocente de Jisung volviera calladamente a su antigua posición, pegado a la pared del otro extremo del cuarto y evitando mirarlo.

Minho ni siquiera podía decir que se sintió feliz por su decisión. Empezó a caer en cuenta de lo rara que era su actitud, y sentía que estaba siendo un cretino total con su odiosa insistencia, sobre todo porque de nuevo pesaba entre ellos ese condenado silencio que tanto le molestaba. ¿Acaso su presencia era desagradable para ese chico? ¿Por qué siquiera le importaba si así era?

Dirty Dancing || MINSUNG (RESUBIENDO/EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora