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A Minho le temblaban las manos mientras guardaba las llaves del auto en su bolsillo, aunque trató de fingir que no lo había notado.

Ese era un lunes como cualquier otro, sin ninguna novedad, se dijo mientras se echaba la mochila al hombro, su estómago revolviéndose con incertidumbre mientras sus ojos vagaban distraídamente por el campus. Era un lunes cualquiera, volvió a decir, sólo que no lo era.

No lo era, por Dios, no lo era.

Casi podía saborear los labios de Jisung contra los suyos, que tan impresos quedaron en su boca, en su lengua, después de ese maravilloso fin de semana. Todo parecía un sueño cuando volvió a la soledad de su casa, incluso con la compañía de sus gatos.

Y todavía se sentía así, atrapado en una fantasía, Minho tuvo que aguantar el impulso de pellizcarse el brazo mientras se sentía flotar por el campus.

La cabeza le daba vueltas, y aun así, debajo de toda esa expectativa, y entre todos esos nervios, también se estaba tejiendo un dulce anhelo, y algo más.

Un hambre voraz por Jisung, por su afecto, por la cara que haría cuando lo viera, por cómo se verían sus ojos cuando se encontraran con los suyos. ¿Minho sería capaz de reconocer su promesa en ese rostro? ¿Vería en qué forma las cosas serían diferentes a partir de ahora?

Era un poco ambiguo, y no estaba muy seguro de cómo funcionarían las cosas a partir de ahora, pero supuso que la presencia de Jisung traería la respuesta.

La anticipación le hacía temblar las piernas, al igual que el miedo. Las cosas no serían perfectas de un momento a otro. No podían serlo, y lo sabía, pero tenía esa molesta picazón en la boca de su estómago, ese ardor esperanzado en su pecho, que le llenaban la cabeza de ideas.

"Nos vemos en la universidad" le escribió Jisung esa misma mañana, un mensaje banal que podría no ser nada, pero que convirtió su estómago en una jaula de mariposas que volaban furiosas en su interior.

Vería a Jisung. Lo haría después de esa reveladora noche que se sentía demasiado lejana, y también como si solo hubiera sido ayer.

Minho ansiaba ver la cara que haría al verlo, o la forma en que reaccionaría al hacerlo. ¿Su expresión sería de emoción o de miedo? ¿De qué forma empezarían a ser ellos mismos? No podía dejar de pensar en eso.

Así que las mariposas dejaron de aletear poco a poco, apaciguadas, también, en medio de tantas clases, y por lo difícil que se le había hecho encontrar unos minutos para toparse a Jisung durante la mañana.

Aunque así era mejor, Minho no necesitaba que sus propios nervios agitaran a Jisung. Lo único que necesitaba era calmarse y pensar en lo que haría cuando lo viera.

Así que lo hizo.

Y aun así, horas después, mientras estaba sentado en el mismo trozo de pasto de siempre, bajo la sombra del mismo árbol de siempre junto a Changbin, Yunho y Mingi, el sonido de la risa de Jisung a la distancia, justo a sus espaldas, envió descargas eléctricas a todo su cuerpo.

Fue como si ese dulce y alegre sonido hubiera pateado cruelmente la jaula de mariposas ya apaciguadas. Y puede que hiciera más que eso. La pateó hasta darle vueltas y vueltas en el aire, hasta destrozarla y dejar las mariposas libres y locas en su interior, en una explosión de cosquillas y emociones.

Una reacción normal para Minho cuando se trataba de Jisung.

-¡Chicos! -Mingi exclamó con entusiasmo, y el corazón de Minho latía tan fuerte que lo sentía en sus oídos- ¡Jisung, hace años que no te vemos!

¿Qué tenía qué hacer? Se preguntó, sin voltearse a ver y jugando nerviosamente con el pasto. ¿Qué significaba hacer las cosas distintas? ¿Dejar de ignorarse? ¿Besarse frente a todos? ¿¡Qué!?

Dirty Dancing || MINSUNG (RESUBIENDO/EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora