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El resto de la semana transcurrió sin inconvenientes para Minho. Al parecer, Changbin le había asegurado a todo el mundo que Minho detestaba que la gente lo buscara para aprovecharse de él, lo que, aparentemente, era suficiente para hacer que las invitaciones a estudiar en grupo, o a hacer otras cosas, disminuyeran hasta volverse nulas.

Se sintió agradecido y ofendido por la respuesta, pero no quiso calentarse la cabeza de más con el tema. Gracias a eso, Minho había logrado volver a caminar con tranquilidad por los pasillos sin gente tratando de abordarlo a cada segundo para convencerlo de hacer algo. Y aunque su calma habitual parecía estar de regreso, habían un montón de cosas que lo tenían descolocado e incapaz de relajarse.

Algo que le extrañaba a Minho era que Soojin no se había aparecido frente a él desde esa noche de la fiesta, y aunque ya había intentado alejarla en varias ocasiones sin éxito alguno, no podía entender qué lo había hecho triunfar esta vez.

Supuso, sin darle demasiadas vueltas, que la diferencia se debía a que los rumores de ellos pasando la noche juntos se habían desmentido rápidamente dentro de la universidad. Un rumor que corrió como pólvora de boca en boca y que los dejó a ambos bajo todo tipo de comentarios desagradables por un buen tiempo.

Minho lamentó de todas formas que Soojin se llevara la peor parte de las críticas, pero otro de los rumores era que ella misma había dicho que estuvieron juntos, así que Minho no sabía muy bien qué creer ni como sentirse respecto a ella.

Por lo demás, Minho era feliz fingiendo demencia sobre cualquier cosa que estuviera fuera de su control, y con eso había logrado mantenerse en paz durante esos días.

Así que ahí estaba, viviendo otro viernes más mientras paseaba distraídamente por los pasillos de su facultad, camino a la puerta principal y listo para ir a casa. Incluso aunque no tuviera muchas ganas de hacerlo.

Su mirada atrapó por el rabillo del ojo el atisbo de una brillante cabellera rubia pasando por su lado, obligándolo a desconectarse de sus pensamientos y prestarle abrupta atención al mundo real. Minho se giró rápidamente en esa dirección, la ilusión de que se tratara de alguien en particular muriendo rápidamente en su pecho. Seguía sin ser él.

Siguió caminando con desgano, su cabeza reproduciendo sin parar los limitados, y aún así intensos, recuerdos que tenía del bonito Han Jisung, el chico no tan misterioso que no había vuelto a ver desde aquel acalorado encuentro que tuvieron hace unos días.

Por su mente había pasado la posibilidad de que Jisung intentaría buscarlo durante los recesos para volver a verlo, quizás en el mismo cuarto en el que habían terminado encerrados aquella vez, tan desinformado de él como lo estaba Minho como para intentar otras formas.

Por eso había decidido darse unas vueltas por el lugar todos los días para evitar perderse la oportunidad de verlo de nuevo en caso de que volviera, deseoso de encontrárselo una vez más, y saltando ante la mínima vista de una cabellera dorada que se cruzara por su camino.

Pero aún no lo había encontrado. Y lo único que se había topado la primera vez que fue había sido un salón completamente vacío, y en su segundo intento se encontró con un auxiliar que acomodaba cajas con una expresión muy molesta, quizás por haber sido interrumpido por un chiquillo que probablemente buscaba un buen lugar en donde tener sexo. El resto de las veces sólo vio un salón lleno de cosas empaquetadas, y la imagen no mostró nada muy distinto en los otros días que fue para allá.

Minho se había avergonzado bastante por haber sido regañado por el auxiliar, pero tampoco se dejó desmotivar. El encuentro que había tenido antes con el rubio tenía a su mente mucho más tranquila de lo que había estado las semanas anteriores debido a su ausencia. Ahora sabía que estaban en el mismo campus, y que habían más probabilidades de que se volvieran a encontrar. Sólo era cuestión de tiempo.

Dirty Dancing || MINSUNG (RESUBIENDO/EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora