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Al parecer Jisung necesitaba un par de días a solas para volver a actuar con normalidad con él.

Le había vuelto a pedir disculpas por medio de un mensaje, diciéndole que necesitaba un poco de tiempo para pensar, pero que no tenía nada de qué preocuparse, que volvería a estar bien en un día o dos.

Minho intentó creerle desesperadamente, y aún así se preocupó, porque, en definitiva, pasaron más de dos días de eso y seguía sin tener noticias de Jisung. Nueve días sin saber de él, para ser exactos. ¿No era eso increíble?

Estaba tan acostumbrado a tenerlo presente de alguna manera en su día a día que su abrupta ausencia lo hacía sentir vacío. Ya no recibía los mensajes diarios de nadie, ni tenía encuentros espontáneos o miradas cómplices. Todo lo que había tenido al alcance de sus manos se le había escurrido entre los dedos en un parpadeo.

Fue como si su cita nunca hubiera tenido lugar alguno en sus vidas, o peor aún, como si nada hubiera pasado nunca entre ellos. Era imposible ubicar a Jisung en la universidad, y tampoco había respondido sus mensajes. Simplemente había desaparecido.

Incluso a sus amigos les parecía rara su ausencia. Mingi había preguntado por él en alguna ocasión, y Felix había descartado el tema diciendo que estaba muy concentrado en sus estudios. Todos quedaron contentos con su respuesta, pero él no. ¿Eso es lo que había estado haciendo Jisung todos esos días? ¿Estudiar?

Podía llegar a entender que esa era su forma de despejarse, de alejarse de la realidad hasta que pudiera pensar con claridad, o lo que fuera. Pero Minho no podía entender cómo había sido capaz de dejarlo en el limbo después de todos los meses que compartieron juntos, e incluso después de aquella declaración. Era tan injusto que dolía.

Quizás era por su inexperiencia que no sabía lidiar con una situación como esa, el porque no podía encontrar las palabras para calmar las inseguridades que se habían despertado en su interior desde ese día. Lo único que quería eran respuestas.

Minho trataba de fingir que su pecho no dolía ante la necesidad de que Jisung apareciera una vez más frente a él, evitaba siquiera desear que aliviara las dudas que se había planteado durante las noches de insomnio en las que no podía parar de pensar en él. De tanto reflexionar, comenzaba a creer que ya no debía esperar nada de Jisung, y eso lo hacía sentir culpable.

Era inevitable. El fin de semana sólo pudo pensar en eso, sobre todo el sábado. Miraba la hora y pensaba en lo que habían hecho hace una semana, ese mismo día, en ese mismo instante, y se sentía como un sueño. Ahora Minho estaba despierto, y en la realidad no tenía nada con qué llenar ese vacío.

Mientras más recordaba la cita, menos veía lo bueno que había pasado, y lo malo parecía mucho más fácil de notar que en una primera instancia. Y cada pequeño error, cada límite puesto, y cada amargura saboreada, le hacían añicos las ilusiones que se había creado en un principio. Lo agobiaba la decepción de que algo se hubiera acabado sin siquiera comenzar.

El lápiz se deslizó de sus dedos y salió volando al piso. Minho se avergonzó de las miradas que atrajo el ruido, y murmuró una suave disculpa mientras se agachaba a recogerlo, evitando las miradas curiosas de sus amigos.

La biblioteca volvió a su habitual silencio, y él trató de concentrarse en el libro que tenía enfrente, avergonzado de notar que no había avanzado nada. Llevaban casi dos horas de estudio, pero Minho sólo había dibujado garabatos en la esquina de su libro. Su cuaderno estaba mucho peor.

Levantó la vista para encontrarse con la mirada interrogante de Changbin, así que le sonrió levemente antes de volver la vista al libro, tratando en serio de resolver los ejercicios. Tenía prueba la próxima semana, no podía darse el lujo de confiarse y no estudiar.

Dirty Dancing || MINSUNG (RESUBIENDO/EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora