El Viaje

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3 de febrero
7 a.m, estación de buses.

John estaba esperando impaciente la llegada de Wilson, hasta que finalmente llego.
Vestía con un traje negro muy bien planchado, una corbata y zapatos lustrados.
- Ya me iba sin ti- Dijo irónicamente John.
- Llegue puntual.
Los dos se dirigieron a la caseta para comprar pasajes y compraron dos a Londres.
Después se dirigieron al paradero de buses a esperar que el bus llegara.
- Y bueno... ¿Que haremos en Londres?- preguntó Wilson.
- Registros civiles. Entraremos hoy en la noche, necesitamos todos los antecedentes de Paul y su padre, Córner.
- No pienso ir, no seré un delincuente.
- Bueno, yo entro. Pero tu vigilas.
En ese instante llego el bus, se subieron y se fueron del pequeño pueblo.

10 a.m, Estación de buses de Londres.

- Largo viaje eh? En tren hubiéramos llegado mucho más rápido.- Dijo John.
- Lo que hago por ayudar a un amigo.
- No hables tonterías.
- ¿A dónde vamos ahora?
- A buscar donde quedarnos.
Los dos caminaron cuadras y cuadras por el centro de Londres buscando un alojamiento que sea económico y cerca de Registros Civiles. Hasta que encontraron uno: "Posada Córner ".
- Mira. - Wilson apunto al alojamiento- Es justo para el caso- Dijo sarcásticamente.
- No se ve tan mal, nos quedaremos ahí.
Los dos entran a la recepción, una pequeña sala con sofás rotos y lamparas viejas.
- Buenos días.- Les dice la recepcionista, una señora mayor, con arrugas y cabello blanco.
- Buenos días. Quería dos cuartos de una persona.- dijo John.
- Solo tengo un cuarto doble. ¿No les gustaría?
- No queda otra. Esa por favor.
La señora les da las llaves y se dirigen a su habitación.
- Cuarto piso, sin escaleras, baño compartido... ¿No podías escoger otro peor cierto?- Dijo quejándose Wilson.
John no respondió. Sacaba las cosas de su pequeña maleta, ropa, sus viejos lentes, y dos sándwiches.
- Toma.- John le pasa un sándwich a Wilson.
- ¿Este es nuestro almuerzo?
- No te quejes. No tenemos dinero para comer afuera, además, no sabemos cuantos días estaremos.
Los dos comieron sus sándwiches callados pensando que podrían hacer esta tarde antes de infiltrarse en Registros Civiles.

- Ya es hora de ir.- Dijo John.
Ya eran las 9 de la noche. Los dos se habían quedado mirando tele toda la tarde, ni se habían dado cuenta que ya era de noche.
Salieron del alojamiento y fueron a R.C, que quedaba a unas cinco cuadras de la posada, lo que era relativamente cerca.
Registros Civiles era un gran edificio colonial, de unos 6 pisos. La puerta de entrada ya se encontraba cerrada. Ellos nunca habían ido ahí, no sabían donde estaban los registros.
Fueron a un callejón que rodeaba el edificio, era oscuro y muy estrecho. Nadie los vería ahí.
John sin decirle nada a su compañero empezó a trepar por los bordes de las ventanas.
-¿Que haces?- Le pregunto Wilson.
- Quédate vigilando, si ves algo sospechoso da alguna señal.
Y sigue trepando hasta llegar al segundo piso, donde una ventana estaba abierta, John miro hacia los lados para ver si alguien los estaba viendo y se metió rápidamente al edificio.
Entro a una oficina cualquiera, salió del cuarto y al final del pasillo vio una sala enorme. Y fue a ver que era, entro y vio que habían miles de cajones ordenados por orden alfabética.
"Llegue" pensó. Empezó a revisar la "P" pero no encontró nada, eran solo nombres de mujeres.
"Que estupidez separar los registros por sexos" pensó. "Los de hombres deben estar un piso mas arriba".
Subió un piso por las escaleras que se encontraban al lado de la puerta y vio un letrero apuntando a su derecha: "Registros masculinos".
Siguió el letrero hasta entrar a la sala, busco en la letra "P".
"Paul Córner. ¡Aquí esta!"
Saco un archivador con muchos papeles.
" Y ahora... Fred Córner, su padre."
Busco en varios cajones hasta encontrarlo, lo agarro y salió rápidamente del cuarto. Se asomo a la ventana y vio a Wilson ahí abajo.
- ¡Hey!- dijo John hablando despacio.
Wilson miro arriba y lo vio en la ventana del tercer piso.
-¿Que hago?
- Solo estés atento, que nadie venga, saldré por el primer piso.
John bajo rápidamente hasta el primer piso cuando de repente vio a un guardia. Se escondió rápidamente detrás de una mesa del hall principal. Tenía que llegar a las ventanas de atrás sin que el guardia lo vea. El guardia caminaba de un lado a otro sin parar, siempre los mismo, así que cuando el guardia empezó a caminar de espaldas, John corrió, abrió la ventana y salto rápidamente. El guardia escucho un ruido, se giró y fue caminando hacia la ventana, que estaba abierta.
John y Wilson salieron corriendo del callejón. El guardia se asomo por la ventana y no vio a nadie.
Los dos compañeros se fueron caminando a la posada con los archivos en la mano, como si nada hubiera pasado.
- Fue un día muy agitado ¿no?- dijo John.

El Misterioso Caso Del Tren Donde viven las historias. Descúbrelo ahora