𝙉𝙤𝙨 𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙚𝙙𝙖𝙢𝙤𝙨 - 4

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ESTA HISTORIA ES ADAPTADA BAJO EL PERMISO DE LA AUTORA.

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A la mañana siguiente ningún despertador sonó. Era domingo y todo el mundo tenía aquel día de descanso.

En el apartamento del famoso empresario Jeon Jungkook no se escuchaba nada excepto las profundas y acompasadas respiraciones dormidas de tres personas.

Los rayos del sol entraban en la habitación, inundándola de una luz cálida. Un pequeño bebé se removía inquieto, desperezándose y estirando su pequeño cuerpecito, entre otras dos personas que seguían durmiendo ajenas a la actividad que había a su lado.

El pequeño se llevó sus manitas regordetas a sus ojos avellana, refregándolas contras ellos en un intento de despejarse. Cuando consiguió abrirlos, bostezó y se quedó tumbado hasta que se despejó del todo. Entonces, estiró los pequeños brazos hacia adelante impulsándose para quedar sentado en el colchón. Se puso a gatas encima de la cama y le permitió ver las piernas de sus acompañantes. Las miró con cara curiosa hasta que escuchó un suspiro detrás de él. Se dio la vuelta gateando por el colchón y entonces pudo ver sus caras.

Los dos estaban echados sobre un costado, dormían de lado al sitio donde había dormido Suk. El chico se movió un poco, acomodándose  al sentir que tenía un poco más de espacio; la chica volvió a suspirar igual que antes. Sus dos caras estaban tan cerca que parecían que se estaban mirando si no fuera porque estaban dormidos. Suk, contento al encontrar algo divertido con lo que entretenerse, se sentó sobre sus piernas, quedando las manos libres para aplaudir mientras reía alegremente. Luego, volvió a gatear sonriente, hasta que quedó entremedio de las dos caras. Se las quedó mirando, alternando su mirada de una a otra. Parecía como si estuviera decidiendo con quién jugaría primero. Cuando su traviesa mirada se volvió a posar en Lisa, parecía que ya se había decidido.

Se giró hacia ella y se dejó caer sobre su culito y luego se impulsó hacia delate arrastrando los talones. Tenía la cara dormida de Lisa justo en frente de la suya. La miró con la cabeza ligeramente inclinada y después sonrió. Puso una de sus manitas en la mejilla de Lisa y cerró y abrió la mano, sintiendo la suave piel que tocaba. Siguió investigando la cara de Lisa, tocando sus labios, sus ojos, el pelo, las orejas… Hasta que llegó a la nariz. Ya se había cansado de seguir mirando y se notaba que se estaba aburriendo. Entonces, comenzó a meterle los deditos por los orficios de la nariz hasta que un quejido y un movimiento brusco de Lisa le obligaron a parar de hacerlo. Suk frunció en entrecejo y sus mejillas se volvieron rojas de la frustración que sentía. Entonces, se cogió una rabieta y empezó a pegarle tortazos en la cara y a tirarle del pelo.

Lisa se despertó de inmediato y tuvo que cogerlo para que se tranquilizase y dejase de pegarle.

-¡Hey, hey! Peque, ya, ya… Shhhh –dijo abrazándole. Luego, lo separó un poco de ella y lo sentó entre sus piernas. Le miró tiernamente- Siento no haberte hecho caso, lo siento, ¿vale? –dijo mientras le acariciaba con un dedo la nariz chata. Suk le sonrió como sólo un bebé sabía hacer.

Un problemón muy llorón | LK ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora