Semana número doce, parte tres.

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Di pasos pesados en dirección a la puerta, forzando mis manos sobre mi rostro repetidas veces cuando vi los fríos ojos de Morrell a través del pequeño vidrio circular.

Abrí la puerta, tensando mis labios ante la mirada de la mujer.

- ¿Estás listo?

- No... Vamos.


...


Me quede observando durante unos minutos las grandes letras doradas encima de la entrada principal del recinto, sintiendo mis manos sudar y mi mente viajar a mil por hora pensando en si había tomado la decisión correcta acerca de la situación de mi chico.

"Centro de Asistencia Terapéutica"

- Derek.

Me gire hacia Morrell, quien también estaba mirando el edificio frente a nosotros.

- Será difícil, no solo para Stiles, sino que también para ti... quiero que sepas que si necesitas hablar también puedes contar conmigo y llamarme cuando lo necesites.

- Gracias.

- Y no sigas dándole vueltas al asunto, lo que hiciste fue lo correcto.

- Lo sé, pero la mirada aterrorizada y los gritos escalofriantes que dejo escapar cuando se lo llevaron... Joder, nunca lo voy a poder olvidar.

- Nadie quiere que lo olvides, Derek, solo tienes que aprender a manejarlo y aceptarlo porque hiciste lo correcto, pese a lo doloroso y difícil que fue - exclamo con su típica voz fina y profesional- ¿Entramos?

Suspire con fuerza, asintiendo finalmente.


... 


Camine en automático por el largo pasillo de paredes amarillo pastel, todo el interior tenía un aura suave, armónica, tranquila, los enfermeros y enfermeras eran amables, pero en lo único que podía enfocarme en este momento era en que vería a mi novio después de haberlo internado hace dos días atrás.

Mordí mi labio inferior con fuerza cuando nos detuvimos en la habitación número diecisiete, el nombre de mi chico escrito en letra cursiva en la puerta blanca dando una sensación de que lo que había al otro lado sería igual de pacífico.

Pero no.

La realidad siempre es completamente diferente a lo que se aparenta.

En este caso, era cruel.

Un caos.

Stiles estaba sentado con las piernas recogidas hacia su pecho en un rincón lejano de la habitación, sus ojos afligidos y temerosos estaban perdidos en un punto imaginario de su campo visual, y su cabello estaba desordenado en todas las direcciones como si hubiera pasado horas jalándoselo en medio de una desesperación.

Mierda.

- Tienes media hora ¿Okey? -murmuró el enfermero a mi lado, su tono fue bajo y respetuoso- Si necesitas un poco más de tiempo házmelo saber e intentare arreglarlo.

- Esta bien.

Cuando el enfermero se fue me quede parado en el borde de la puerta sin saber que hacer, Stiles no reaccionaba, yo tenía miedo de que haría cuando saliera de su ensoñación, pero cuando di un paso de prueba hacia dentro y la madera crujió bajo mis pies, mi chico pestañeo confuso y elevo la mirada, abriendo sus orbes imposiblemente más grandes mientras estos se humedecían cuando dieron conmigo.

- Derek...- gimoteo con la voz totalmente rota, frágil, sus ojos whisky desenfocándose entre segundos.

Vi con el corazón roto como gateaba con dificultad y torpeza hacia mi mientras las lágrimas y el llanto escapaban de su cuerpo con una potencia que no creía posible, por lo que corrí y caí al piso a su encuentro atrayéndolo con ansias contra mi pecho intentando protegerlo de todo.

Siempre lo haría.

Sin importan qué.

Stiles grito con impotencia y restregó desesperadamente su rostro contra mi cuello, sus manos apretándose violentamente en mi remera en un intento de anclarse a mí.

Cerré los ojos y me permití llorar mientras lo acomodaba entre mis piernas, mi mano sosteniéndolo por la cadera y la otra sobre su nuca obligándolo así a permanecer escondido bajo mi mandíbula.

- Te tengo, mi amor, te tengo. Estas bien, ¿Sí? Te amo tanto, maldita sea, prometo que esta vez lo lograras.

- ¡Lo siento tanto, D-Derek! ¡Lo siento, no sabes c-cuánto!- lloriqueo dolorosamente mientras temblaba- P-Perdóname, te lo suplico... todo es tan difícil.

- Shh... Lo sé, precioso, lo entiendo- besé su mejilla húmeda, dejando mis labios sobre su piel helada cuando volví a hablar- Esta vez tienes que poner de tu parte, caramelo, esto tiene que detenerse ahora, estas matándote...

- ¡L-Lo sé! Créeme que lo sé, pero...- negó con frenesís, su pecho subiendo y bajando en descontrol.

Estaba asustado.

- Mírame, Stiles, necesito que me mires ahora- ordené al instante, recibiendo la respuesta a los segundos. Acuné su mejilla con seguridad y besé sus labios rotos un momento- No tienes nada de que temer, cariño, no estás solo y nadie te hará daño... Se que no podremos vernos por un tiempo, pero de todas formas estaré aquí- coloqué mi mano en el centro de su pecho, su corazón palpitando aceleradamente bajo mi palma- Cuidándote y amándote siempre.

Stiles elevo su mirada, sus tristes orbes incrustándose en el fondo de mi alma.

- ¿L-Lo prometes?

- Lo prometo, mi vida.

Los siguientes minutos permanecimos en silencio abrazándonos entre lágrimas, disfrutando de nuestra última cercanía por quien sabe cuánto tiempo, evitando pensar en si podríamos cumplir nuestra parte de la promesa. 

Tú Puedes, Amor [STEREK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora