Capítulo 19: Dobles caras.

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Teddy se despertó gracias al suave cosquilleo que proporcionaba el cabello de Nix sobre su barbilla, levantó los párpados lentamente, abrumado por la luz que entraba por la ventana, y sonrió al reconocer la figura delgaducha que lo abrazaba con fuerza. Giró el rostro para poder admirarla mejor, y se aseguró de que seguía profundamente dormida sobre su hombro. En efecto, sus ojos permanecían cerrados mientras que sus labios se entreabrían para respirar mejor.

Se quedó analizando aquella imagen por unos largos segundos, la ternura que le producía cosquilleaba en la boca de su estómago. No pudo evitar sonrojarse cuando Nix abrió los ojos lentamente y le regaló una adormilada sonrisa, alejándose un poco de él y desperezándose.

-Buenos días...-Susurró la menor mientras se incorporaba lentamente. Teddy la imitó, notando como los latidos de su corazón se disparaban.

-Buenos días, Nix.-Contestó y cambió la mirada hacia el reloj que yacía en la mesita de noche. Aún era demasiado temprano.

La joven se recogió el cabello y volvió a abrir las ventanas para regresar a su dormitorio sin que nadie la viera. Aunque deseó que se quedase un poco más, el rubio no consiguió decirle nada. Había algo que siempre lo retenía, tal vez era lo nervioso que se ponía cuando la tenía al lado, no estaba seguro, pero deseaba ser igual de valiente que Robert.

El pelirrojo se acercaba a Nix sin miedo, pasaba un brazo por sus hombros y le dedicaba las miradas más tiernas del mundo. Kassiel se percató de ello durante el desayuno, con una ceja levantada y su característica sonrisa ladina. Por otro lado, Teddy no levantó la mirada de su cuenco de cereales.

-¿Cuándo nos llevan al refugio norte?-Cuestionó la adolescente, llamando la atención del mayor del grupo. El castaño posó su mirada en ella con indiferencia y se limpió la boca, impacientándola.

-Mañana.-Dijo, cambiando el plan. Teddy frunció el ceño y, con confusión, miró a Robert. El músico también se había extrañado ante su respuesta.

-Dijiste que nos marchariamos hoy.-Nix replicó y Kassiel bufó con molestia.

-Los planes han cambiado. -Murmuró y se levantó para abandonar la cafetería. La joven lo detuvo inmediatamente, sujetando su antebrazo.

-¿Al menos, puedo llamar a mi familia? Deben estar preocupados...-Demandó, comenzaba a desconfiar de Kassiel cada vez más. Un mal presentimiento recorrió su columna cuando se marchó sin darle una respuesta. Apretó los labios con fuerza y regresó la atención a ambos chicos.

Teddy tocó su rodilla y le envió una tranquila mirada, Nix la analizó con preocupación.

-Seguro que es por algo insignificante.-Aseguró Robert para que no entrase en pánico. La muchacha suspiró y asintió, suplicando que los Lakes se encontrasen bien.

 La muchacha suspiró y asintió, suplicando que los Lakes se encontrasen bien

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Recostada sobre su propio colchón, notaba como los pensamientos la mareaban. Desde la corta conversación en la cafetería había sentido como si algo no estuviera llendo bien. Probablemente pensaba de aquella manera por lo desconfiada que solía ser, no obstante, notaba un ambiente extraño.

Kassiel no había vuelto a comer con ellos y, según Teddy, no consiguieron verlo durante todo el día. La inseguridad de encontrarse en peligro recorrió sus venas, necesitaba saber que Jonan y su familia estaban seguros en alguna parte, Bella era demasiado vulnerable a cualquier amenaza y podría estar sufriendo en algún lugar. Aquel pensamiento revolvió su estómago.

Se frotó el rostro con las manos, intentando dejar de pensar negativamente, y se levantó para andar un poco por la residencia. Se abrigó con una chaqueta de Teddy antes de abandonar el dormitorio y salió al vacío pasillo. Recorrió todas las plantas durante un rato, en busca de algo que la entretuviera. Descendió por las escaleras hasta el piso más bajo, llegando a una especie de garaje.

-¿Y cuántos años dices que tiene la chica?-Escuchó la voz de un hombre bajando por las escaleras. En un reflejo se escondió tras un coche.

-Alrededor de unos diecisiete.-Reconoció a Kassiel y se encogió un poco más, evitando que la pudieran ver. Su corazón comenzó a latir con tanta fuerza que tuvo miedo de que lo escuchasen.-¿Cuánto dinero me darás por ella?

Por la ventanilla consiguió ver a un hombre trajeado, este levantó un maletín lleno de billetes y se lo entregó a Kassiel, quien sonreía de oreja a oreja.

-¿Puedo llevarmela ya?

Nix se mordió con fuerza la mejilla interior, aterrorizada por lo que acababa de presenciar, y se tapó la boca para que no escuchasen su agitada respiración. Lo había sabido desde el principio, Kassiel no era una buena persona. Ambos hombres pasaron por delante de el coche y el hermano mayor de Teddy se detuvo bruscamente. Giró su rostro, alarmado por algo. La muchacha intentó no hacer ruido, apunto de desfallecer por el miedo.

-Sí, además, no hace falta que subas -sus palabras hicieron que Nix comenzase a temblar, la habían pillado. Cerró los ojos, como si aquello fuera a hacerla invisible. -. Nix, sal de dónde estés. Te vi bajar antes...

La nombrada jadeó, saliendo de su escondite antes de que Kassiel rodease el coche, y corrió en dirección contraria lo más rápido que pudo. Subió por las escaleras torpemente, no obstante, no se detuvo en ningún momento. Podía escuchar al desconocido seguirla, se tropezo en el último escalón y cayó, deteniendo su carrera. Gritó cuando la atrapó, subiéndola a su hombro, de forma que no pudiera escapar del agarre.

Volvió a llevarla al garaje entre desesperados gritos de auxilio, Kassiel soltó una carcajada y la tomó de la barbilla para que pudiera mirarla.

-Igualmente no sobrevivirías durante mucho tiempo en este país, deberías agradecerme la oportunidad que te estoy dando como exclava.-El joven volvió a reir, fijándose en la mirada de odio de Nix.

-Eres un imbécil...-Dijo al ver como sacaba un pañuelo de su bolsillo y lo colocaba sobre su boca.

Perdió el conocimiento al instante, golpeandose el rostro contra la fuerte espalda de su raptor.

El hombre trajeado la introdujo dentro del maletero, sonrió ampliamente y cerró la puerta con cuidado. Por otro lado, Kassiel se apoyó en la puerta del vehículo.

-Cada día me sorprendes más, niñato-habló hacia el castaño, quien contaba el dinero tranquilamente-. Antes eras incapaz de venderme rehenes. ¿Por qué has decidido hacerlo esta vez?

La pregunta golpeó el dolorido corazón del joven, conforme pasaban los segundos, el arrepentimiento martilleaba en su cabeza.

-Mi hija acaba de nacer, no tenemos dinero...-Murmuró y suspiró, girándose sobre sus talones y con intenciones de abandonar el lugar. - Galakai no es mejor que Optilium, y debo asegurarme de que mi familia sobreviva.

-Intentaré llevarla a una buena casa, para que no pese demasiado en tu consciencia.-Aseguró el contrario, subiéndose al coche. -Nos veremos en unos días, Kassiel.

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