Winterseint escondía demasiadas cosas. La aldea, la cual había sido testigo de numerosa atrocidades, ocultaba las vidas de sus habitantes en un silencio sepulcral. Los soldados que normalmente custodiaban las pobres calles, se encargaban de que el vecindario siguiera callando, impidiendoles así su derecho a la libertad de expresión.Nix nunca se había parado a analizar la dictadura en la que vivía, aconstumbrada al gobierno opresor de Optilium desde que nació. La vida en el orfanato tampoco le dió otra opción que no fuese adorar al gobierno autoritario, al fin y al cabo, como solía decir la directora, debía estar agradecida por la protección que su gobernante, Kotren, le proporcionaba. No obstante, ante los ignorantes ojos verdes de la muchacha, las injusticias eran demasiado visibles.
Layton, el monstruo con el que había vivido durante dos años, jamás pisó la cárcel. Además de ser un asombroso pintor, el hombre tenía un alto cargo en el gobierno, por lo que para la mirada de la justicia, aquellos abusos se catalogaron como un desahogo sexual y quedó libre de cualquier cargo. Nix era demasiado joven como para comprenderlo y, cegada por la inocencia de su corta de edad, no le importó que el hombre no fuera encarcelado.
Se suponía que ya no estaba en peligro.
Optilium se encargaría de socorrerla siempre que estuviera en peligro.
Entonces, en medio de la oscura noche, apareció el herido en su vida.
Ocurrió un día después de que Nix llegase a la vida de los Lakes. Nevaba tan fuerte que era casi imposible que alguien pudiera salir de casa. Ambas estudiantes se encontraban en el salón junto a un dormido Tom y estudiaban bajo la luz de una vieja lámpara de queroseno. No era demasiado tarde, sin embargo, Jonan y Kat habían regresado cansados del trabajo por lo que habían decidido acostarse.
Un repentino estruendo provocó que Nix diera un pequeño saltito de su silla y levantase la mirada de sus problemas de matemáticas. Tom se despertó confundido justo antes de que alguien aporrease la puerta de entrada con desesperación.
El miedo y la confusión llenó los poros de los tres jovenes, Bella llamó con un hilo de voz al mayor quien no dudó ni un segundo en abrirle a la persona que se encontraba en el exterior. Tom soltó una exclamación cuando la masculina figura de un extraño cayó de rodillas hasta sus pies, herido.
-¡Papá!-La menor de los Lakes condujo su silla de ruedas hasta el pasillo, buscando ayuda. Nix, por otro lado, se había quedado de pie ante la mesa mientras admiraba al joven muchacho que se retorcia de dolor en el suelo. Este se sujetaba con fuerza el brazo izquierdo, Tom se mareó al fijarse en la cantidad de sangre que escapaba de allí.
Jonan y Kat bajaron corriendo por las escaleras, alarmados por la agonizante voz de su hija. Los ojos del padre se abrieron de par en par al fijarse en el joven y no dudó ni un segundo en ayudarlo a levantarse. Tom reaccionó y cerró la puerta con rapidez.
-Hay que llevarlo a un médico...-Murmuró Nix petrificada por la sorpresa.
-¡No!-Exclamó el herido desesperadamente, tomó de la camisa a Jonan y le miró directamente a los ojos.-Me van a matar...
-Kat, prepara una cama. ¡Rápido!-Ordenó el hombre y con la ayuda de Tom lo subieron arriba.
Nix frunció el ceño confundida y pasó una mano por su cabello largo, debían curarle las heridas. ¿Por qué se ocultaba de los médicos? Apretó los labios y, sin importarle dejar a Bella abajo, subió tras ellos. Se encontró con Kat en el pasillo, la mujer permanecía en la puerta del dormitorio de invitados y examinaba como su marido trataba de detener la hemorragia del desconocido.
Caminó hacia ella y curiosa llevó la mirada hacia el interior de la habitación. Jonan le quitaba la desgastada camisa y con un paño presionaba el lugar herido. Le habían disparado.
-No puedo detenerlo- jadeó su padre adoptivo-. Debemos llevarlo al hospital...
Aquellas palabras parecieron horrorizar al joven quien se removió agresivamente.
-¡No! ¡No!- volvió a suplicar.
Nix suspiró, se subió las mangas de su uniforme escolar y, ante las miradas perplejas de todos los presentes, apartó a Jonan. Hizo un pequeño contacto visual con el joven y le sonrió dulcemente para calmarlo.
-¿Confías en mí?-Le preguntó con una voz calmada.-Sé lo que voy a hacer, no es la primera vez que lo hago.
El muchacho asintió nervioso, la chica parecía segura de si misma. Que equivocado estaba, Nix se sentía de todo menos segura.
Trató de ocultar el temblor de sus manos mientras sacaba un pañuelo de tela de su bolsillo, le rodeó el bíceps con este y ejerció presión sobre la hemorragia. La corriente de sangre se detuvo y buscó la bala con rapidez. No la encontró.-¿La sacaste?-demandó.
-Mis compañeros la sacaron... Pero les dispararon a ellos también.-confesó débilmente.
-Está bien... No te preocupes-giró el rostro y buscó a Jonan.-.¿Puedes traerme una gasa y algo de suero?-Le pidió.
El mayor actuó sin pensarlo dos veces, una vez que volvió, le entregó ambas cosas para que pudiera limpiarle el lugar. Nix lo hizo con extrema delicadeza.
-No me delateis por favor.
Sus palabras confundieron a la recién llegada. ¿Por qué debían delatarlo? Jonan colocó una mano en el hombro de su hija adoptiva, incomodandola con el toque. La menor se apartó sin acostumbrarse al contacto físico con un hombre. El padre frunció el ceño pero decidió pasarlo por alto.
-Eres miembro de la resistencia. ¿Verdad?-Kat los interrumpió.
Nix se alarmó y le analizó el cansado rostro. No era tan mayor, podía tener perfectamente la edad de Tom. Las pupilas azules del muchacho se clavaron en las suyas, indefenso. Un sentimiento de angustia la recorrió.
-Sí- Confirmó creando un fuerte silencio entre los miembro de la familia. Los nervios y el agobio los atacó.
-¿Cómo te llamas?-La voz de Kat volvió a romper el silencio.
-Robert, Robert Felton.
-Estás en buenas manos, Rob. Te cuidaremos- le prometió la adulta.
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Liberty
Science FictionLa guerra nunca es fácil y Nix, rodeada de sangre, lágrimas y bombas, luchaba por ocultar un gran secreto.