Capítulo 17: Castigo.

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Nix pasó una esponja por la espalda de Teddy, aclarando la sangre de su piel y lavando sus heridas con extrema delicadeza. Robert había cerrado la tienda y dormía profundamente en el suelo, dandole espacio al malherido joven, quien no deja de quejarse por el dolor. La muchacha sonrió con dulzura cuando sus miradas se encontraron y le revolvió el cabello para tranquilizarlo, sentía como su corazón se destrozaba conforme las gasas se impregnaban de sangre, no obstante, necesitaba transmitirle una calma que no tenía.

¿Quién le había golpeado? ¿Por qué a él? Aguantó las lágrimas una vez más y apartó los ojos cuando el joven se percató de estas. Teddy intentó incorporarse, pero Nix se lo impidió cuidadosamente.

-Debes ir a un médico.-Le informó con un nudo en la garganta, algunas eran tan profundas que seguían abriendose por más que tratase de detener las hemorragias.

-No puedo...-Jadeó y la tomó de la mano, deteniéndola. Se fijó en el líquido rojizo que se deslizaba por estas y se avergonzó por haberselas manchado.

-Teddy, deben ponerte puntos en las heridas para cerrarlas. Yo... No sé hacerlo.-Nix apretó los labios, abrumada por la situación y notando como los dedos de Teddy acariciaban sus nudillos.

-Van a interrogarme en cuanto llegue.-El miedo en su voz lo delató, por más que se hiciera el fuerte, no era más que un joven asustado. Todo parecía demasiado grande para él y se sentía tan débil que no podía soportar la idea de no conseguir proteger a sus seres queridos.

Gaya, sus dos hermanas pequeñas, su madre... Y Nix.

¿Cómo conseguía verse tan hermosa en todo momento? Llevó un dedo a los carnosos labios de la muchacha y los acarició suavemente. Nix dejó que lo hiciera, confusa por la acción y experimentando un fuerte cosquilleo en la boca del su estómago.

-¿Por qué no puedes decir que ha ocurrido, Teddy?-Preguntó mientras cerraba los ojos ante el tacto del rubio e inclinó la cabeza hacia su mano, la cual se había posado en su pecosa mejilla.

No entendía por qué necesitaba más de aquel roce, su cuerpo reaccionaba a él con comodidad, una sensación muy diferente a cuando Layton trataba de mimarla. Colocó la palma de su mano contra la de Teddy y volvió a abrir sus ojos.

-Te hará daño.-Musitó.

El corazón de Nix se detuvo y, ante los tristes ojos del mayor, consiguió atar los cabos sueltos. Teddy era el único que conocía su secreto, además, el pintor los había visto en la plaza el día de los fusilamientos. Comenzó a temblar y se alejó de él. La culpabilidad golpeó sus extremidades con fuerza, dejándola sin respiración.

-¿Ha sido él? ¿Verdad?-Su nerviosismo explotó y se apartó el cabello de la cara en un gesto agobiado. Entró en pánico. El silencio del mayor le contestó. -Robert te acompañará al hospital.-Le dijo deshaciendose de la corbata del uniforme con la intención de respirar mejor. Teddy trató de negarse pero Nix lo amenazó:-Si no vas, iré a ver a Layton.

El rubio apretó los labios con molestia, mientras que Nix despertaba con urgencia al pelirrojo.

Ambos jóvenes se marcharon, introduciéndose en la oscuridad de la peligrosa noche.

Nix apretó los puños con rabia.

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