Diecinueve. Sorpresa.

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—Esto será tan emocionante

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—Esto será tan emocionante. —dijo saltando Alice. —Lista para abrir tu regalo. —

—Regalos. —le corrigió Edward mientras sacaba otra llave más larga y con un lazo azul de su bolsillo.

Rápidamente supe que esa llave era de un nuevo coche.

—El mío primero. —dijo Alice mirando desafiante a Edward,

—El mío está más cerca. —sonrió de lado.

—Pero mira cómo va vestida. —dijo Alice mortificada. —Estoy sufriendo desde que la vi llegar. Está claro que mi regalo es más prioritario. —

Mire mi ropa, estaba todavía con la camisa de Edward y el vestido destruido, creo que si necesitaba un cambio.

—Ya sé qué haremos, jugaremos piedra, papel o tijeras. —dijo ella.

Jasper comenzó a reír.

—¿Por qué mejor no nos dices quien ganara? —dijo Edward desganado.

—Yo. Fabuloso. —Alice sonrió.

—Creo que es mejor que el mío entonces espere hasta mañana. —

—Bueno, creo que será mejor que por esta noche los niños duerman con Esme y Rosalie. —dijo Alice.

—¿Dónde duermen normalmente? —pregunte.

Alice se encogió de hombros.

—En los brazos de Rosalie, Jacob, Leah o Esme. Ya te puedes hacer una idea. No creo que se hayan acostado en toda su vida. Serán los semivampiros más malcriados de la historia. —

Edward rio mientras veía como Esme y Rosalie salían de la habitación con mis bebés.

Alice me tomo del codo y me arrastro hasta la puerta trasera.

—Vamos, vamos. —dijo dando saltitos de entusiasmo que yo seguí.

—¿A dónde vamos? —pregunte.

—Ya lo veras. —dijo Alice guiándome.

—Disfruta tu regalo. —me dijo Emmett con una sonrisa pícara. —Es de todos nosotros en especial de Esme. —

—¿No van a venir? —pregunte.

—Dejaremos que disfruten solos. —dijo Jasper. —Ya luego nos dirás que tal. —

Emmett soltó una gran carcajada. Con esa risa ya sabía más o menos que intentaban insinuar. Si hubiera sido humana seguro mi cara se hubiera puesto roja.

Sonreí y salte con nerviosismo de saber de qué se trataba.

—Ese es el espíritu. —dijo Alice, me soltó y salto al otro lado del rio con dos agiles pasos. —Vamos, Elina. —

Edward y yo saltamos, y aterrizamos cerca de Alice.

Alice salió corriendo hacia el norte, la seguimos. No se me hizo nada difícil seguirla ya que dejaba su fresco aroma.

Eternal LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora