Trece. El nacimiento.

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Me había quedado completamente dormida después de platicar de los nombres de los bebés con Edward

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Me había quedado completamente dormida después de platicar de los nombres de los bebés con Edward. Me ponía tan feliz que Edward ya me apoyara completamente con Mis angelitos, porque sabía muy bien que muy dentro de él se quería deshacer de ellos.

Pero ahora sabía que eran felices y que adoraban a sus padres con su alma, cosa que había dejado un poco culpable a Edward.

En ese momento me desperté y no vi a Edward por ninguna parte y me moría de sed. Le había pedido a Rose el favor de rellenar mi vaso de sangre. Cuando ya estaba al tercer trago Edward apareció rápidamente por la puerta de la sala.

—Elina, corazón, creí que aun estabas dormida. —dijo. —Lo siento, no me hubiera ido de haberlo sabido. —

—No importa. Me levante porque tenía mucha sed. Es buena noticia que Carlisle traerá más sangre pronto, Mis angelitos la necesitaran cuando estén con nosotros. —

—Cierto, bien pensado. —

—Me pregunto si necesitaran algo más. —

—Eso lo veremos muy pronto. —dijo Edward.

En ese momento entro Jacob.

—Hola, Elina, ¿Qué tal todo? —pregunto.

—Bien, he dormido un buen rato así que me siento mejor, ¿Y tú? —pregunte.

—He dado un paseo en un carro estupendo y luego pasee por un parque. —

—Suena divertido. —dije.

—Divertidísimo. —

En ese momento sentí nuevamente las ganas de ir al baño, me removí en mi lugar con incomodidad y miré a Rose.

—¿Rose...? —le sonreí avergonzada.

—¿Otra vez? —dijo ella.

—Creo que bebi como dos litros en la última hora. —le explique.

Ella camino hacia mí, mientras me acomodaba para pararme.

—¿Crees que pueda caminar? —pregunte. —Tengo las piernas entumidas. —

—¿Segura? —pregunto Edward.

—Rose estará ahí si me tropiezo, lo cual es lo más probable porque ni siquiera me veo los pies con esta pansa. —

Rosalie me sostuvo con cuidado y no me soltó en ningún momento, ni cuando me estiré por completo e hice una mueca de alivio.

—Ay...que bien se siente estirarse un poco. —suspire. —No puedo creer lo enorme que estoy. —dije mientras sobaba mi pansa. —Solo un día más Mis angelitos, solo uno más. —mire a Rose. —Vamos pues...Ay no...—

El vaso que había dejado en el sofá se había caído hacia un lado, derramando la sangre en el sofá blanco.

No sé cómo estuvo todo en ese momento pero como reflejo me encorvé para intentar tomar el vaso, pero cuando lo hice se escuchó un débil "Crack" que provino de mi columna.

Eternal LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora