Veintiocho. Falsificación.

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—Omma, todavía están aquí los invitados de los que es mejor que no sepan nada

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Omma, todavía están aquí los invitados de los que es mejor que no sepan nada. Se que ha pasado más de una semana desde que vieron a Soo y a Mi, pero no es buena idea que nos visiten ahora. ¿Qué tal si mejor vamos nosotros?

Está bien cariño. —dijo mi madre. —¿Puedes traerlos más al ratito? Voy a hacer Bibimbap, y quiero que lo prueben.

Estaremos ahí en 15 min.

Cuanto antes mejor. Ya había pospuesto esto demasiado tiempo.

¿Vendrá Jacob y Leah con ustedes?

Aunque mis padre no sabían nada sobre la imprimación de Jacob y Leah, se habían dado cuenta de que los lobos eran muy cercanos a mis bebés.

Lo más probable.

Quizá debería invitar a Billy también. —se quedó pensando un momento. —No, mejor en otra ocasión.

Bueno, Omma. Los veo al rato. —me despedí y colgué.

Era mejor ir nosotros que exponer a mis padres a un grupo de vampiros, que aunque habían hecho la promesa de no cazar en los alrededores, aun no me fiaba muy bien de ellos.

—¿Por qué no nos podemos llevar tu Ferrari? —se quejó Jacob cuando me vio con los niños y Leah adentro del Volvo.

El auto que me había regalado Edward era hermoso y muy llamativo, pero no era muy apropiado para un pueblito como Forks.

—Demasiado llamativo. —dije. —Podríamos ir a pie, pero mis padres se pondrían nerviosos. —

Jacob murmuro algo y se metió al coche en el asiento del copiloto. Rápidamente Mi se sentó en sus piernas. Ella no dudaba en estar en cada momento con Jacob y mostrar su afecto hacia él. Todo lo contrario a Soo que era mucho más reservado con Leah y siempre se comportaba como un caballerito con ella.

—¿Y cómo se han sentido últimamente? —les pregunté cuando saqué el coche del garaje.

—¿Y tú como crees? —me preguntó Jacob con algo de amargura. —Me ponen de mala todos estos apestosos chupasangres. —lo mire con una ceja alzada y antes de que pudiera decir algo el siguió hablando. —Sí, lo sé, lo sé. Son buenos, están aquí para ayudar, nos van a salvar a todos, bla...bla...bla. Di lo que quieras, pero tengo muy claro que Drácula Uno y Drácula Dos son espeluznantes. —

Sonreí. Los rumanos no eran mis invitados favoritos.

—En eso estoy de acuerdo contigo. —

Mi negó, pero no dijo nada, ya que a diferencia de todos los demás, y al igual que su hermano, encontraba a los rumanos extrañamente fascinantes. Hizo incluso el esfuerzo de hablarles en voz alta, ya que ellos no habían permitido que ella se metiera a sus mentes. Les hizo una pregunta acerca de su piel, tan poco habitual, y aunque temía que pudieran sentirse ofendidos, yo también sentía curiosidad.

Eternal LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora