3. What makes you beautiful

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Buenaaaas, primero que nada, espero que os hayáis portado muy bien y que los reyes os hayan traído muchas cositas 👀

Segundo y último, avisar de que en este capítulo se trata un tema delicado y que para nada es mi opinión personal, simplemente una situación que a día de hoy, por desgracia, sigue pasando en exceso. Así que pongo aquí un friendly reminder de que, mientras haya salud, TODOS los tipos de cuerpo son válidos y preciosos 😘💛

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"You're insecure, don't know what for
You're turning heads when you walk through the do-o-or
Don't need make-up to cover up
Being the way that you are is enou-ou-ough

Everyone else in the room can see it
Everyone else, but you, ooh"

What makes you beautiful - One Direction

🎼🎼🎼

—Tía, te lo juro, es que se movía de una forma que parecía que salían hasta colores de su cuerpo.

Los viernes Raoul y Lydia tienen el horario de la universidad algo desestructurado. Las primeras dos horas de la mañana asisten a clase de Enseñanza y aprendizaje de la matemática, luego tienen un descanso de otras dos horas —por el cual no merece la pena irse a casa— y vuelven a las aulas para las optativas: Didáctica del inglés en educación infantil para Lydia y Expresión vocal e instrumental y su didáctica para Raoul.

Por ello, durante esas dos horas, se quedan en la cafetería de la facultad hablando de todo y nada a la par que juegan al Uno que siempre lleva Lydia en la mochila.

—Quiero decir... sé que suena raro de cojones, pero podía ver destellos rojos en cada golpe que propinaba al suelo y un aura general de un azul mucho más apagado a su alrededor —sigue el rubio con su explicación—. Pero aún así brillaba, ¿sabes?

—Ra, rey, no vuelvas a ir a la academia drogado hasta las cejas —bromea ente risas su amiga

—Eres idiota.

—Y tú sinestesico al parecer —habla ahora en serio la chica—. Uno.

—¿Cómo que uno? Me has hecho trampas aprovechando que estaba hablando, si hace un momento tenias unas nueve cartas —se pica el catalán revisando las últimas tiradas.

—No me eches a mí la culpa de que no te enteres de nada en tu estado de encoñamiento severo —sentencia la morena robando una carta antes de lanzarla a la mesa—. Uno otra vez.

—No empieces, pesada —arruga la nariz el rubio al lanzar su carta y ver que le ha servido la victoria en bandeja a su amiga—. No me gusta él, me gusta su forma de bailar y lo admiro como profesional.

—No te gusta pero ves lucecitas de colores a su alrededor —comenta divertida la chica amontonando todas las cartas para pasárselas al rubio—. Toma, perdedor, que te toca barajar.

FALLING (Ragoney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora