Sangre de paria.

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~Capitulo anterior~

-Ahora que ya pudiste avanzar en la etapa de visualización vas a poder entrenar... - dice rápidamente. Levanto mi mirada y lo veo mirando el techo como si intentase no mirarme.

- ¿Y cuál es el problema? - pregunto curiosa.

-Que si ya estás en la etapa de entrenamiento, también estas en la etapa de poder salir unas cuantas horas de acá... y eso conlleva que vas a tener que ver a tu papa y eso significa que vas a asistir a las fiestas que se hacen.

No. ¿Qué le pasa a esta gente?

Capitulo 39.

-No quiero salir para ir a esas fiestas. - Digo enojada, dejo el tenedor en el plato y me niego a seguir comiendo, - quiero ver a mi padre, pero no asistir a esas fiestas.... ¿no podes hacer nada?  - pregunto esperanzada.

- ¿Yo? - se señala el pecho levantando las cejas incrédulo. - No, no puedo hacer nada. Lo bueno es que.... bueno,  mi padre y yo también tenemos que asistir, no vas a estar completamente sola. - sonríe débilmente intentando darme ánimos. No lo va a lograr.

- ¿Cómo sabes que tengo que asistir?

- Tu padre estuvo un poco al tanto de tu situación, no sabe lo del cambio fisco, claro. Y al enterarse que ya estas avanzando no quiere rechazar más el poder hablar con vos y poder presentarte ante los Don.

-¿Qué soy? ¿Un premio para  él? - digo apoyándome contra el respaldar de la silla sin poder creer lo que oigo.

-No, un premio no. Pero si la única hija que tiene viva, y la hija que pudo pasar por la inyección satisfactoriamente. - dice mientras caminas por la habitación.

-¡No lo hice satisfactoriamente! - exclamo a punto de alterarme.

-Estas vivas. Es satisfactorio.

Resoplo y tomo el agua que queda en el vaso.

- Quiero ver a Kope.

-Imposible - dice Jano apresuradamente.

-¿Por qué? - pregunto mirándolo.

-Helena... - el me mira y no dice nada. Suspira, coloca sus manos en las caderas y mira el techo. - no es momento de hablar de eso.

- Si. Es el momento. - digo frunciendo el ceño.

- Bien. - dice friamente, sale de la habitación no sin antes golpear la puerta.

¿Qué demonios está pasando?

-Bien ¿qué? - grito abriendo la puerta de par en par, saliendo detrás de él, - ¿qué es lo que está bien?  ¡Nada está bien! - levanto mis brazos hacia arriba mientras corro hacia Jano. El no parece importarle mi rabieta, y eso me molesta más. Me acerco lo que más puedo, lo tomo del hombro para que pueda verle la cara y le doy con mi puno en su rostro. Cae al piso y me mira desde ahí sorprendido al principio, pero luego varias arrugas se forman en su frente y sé que lo hice enojar. ¿Qué hice? ¿Qué demonios hice?

Doy unos pasos hacia atrás pero me niego a que note que estoy asustada. Los dos nos quedamos en silencio mirándonos. No quiero hablar, no sé qué decir... pero no entiendo porque él se queda ahí sin hacer ni decir nada.

-¿Tanto te importa ese imbécil? ¿Que hasta golpeas a  una de las personas que se está ocupado y tratando de que mejores? - su voz son como pequeños pedacitos de hielo bajando por mi columna. - no sé qué demonios hizo o dijo, pero Stangers no es lo que crees, Helena. Solo tiene una cosa en la cabeza, y nadie ni nada hará que se le vaya. - ríe desganadamente mientras se levanta del piso, se acerca a mí y me toma de la barbilla - ¿Te prometió amor? ¿Te prometió cariño incondicional? ¿Te presto su atención y hospedaje? Te hablo de sus sueños, de sus padres, de su vida... ¿no es así? Pobre chico, cuanto sufrió. - dice irónicamente. - pero sabes... muchas veces las cosas que le pasan a la gente se las tiene merecidas. - sus ojos no se apartan de los míos y siento como mi piel se eriza. 

Caminos DistintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora