Te voy a encontrar.

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~Capitulo anterior~ (Este fragmento que publico olvide publicarlo en el capitulo anterior, es parte del capitulo 39, NO del 40. Disculpen mi error.)

-¿Qué es esto? - digo minado a Jano que tiene su mandíbula apretada y mira hacia el frente.

- Es un anillo, como podes ver. Pero... este anillo puede ocultar las marcas de tu rostro. Podes ponértelo ahora, ya que lograste finalmente quitarlas mediante las sesiones con Minha. No podes hacer que desaparezcan por siempre, pero las podes ocultar. El anillo lo que hace es retener las marcas lo más posible. Generalmente vuelven a parecer, si  tenes emociones muy fuertes, cuando eso pase, sentirás que la zona en la que esta puesto el anillo quema. Ese es el mecanismo de 'aviso' que tiene este artefacto para que puedas volver en sí y calmarte. Si eso no pasa, y el anillo no puede reterlo, las marcas se harán visibles.

Miro el anillo en la palma de mi mano y por lo pequeño que es, solo puede entrar en el dedo meñique. Miro a Zyon y asiente. Creo que es lo mejor  poder ocultar mis marcas todo el tiempo... es lo mejor para mí. Coloco lentamente el anillo y lo miro. Es delicado, pareciese que fuese una reliquia.

-Bien… - dice mientras toma mi mano e inspecciona el anillo. – Ahora lo que tenemos que hacer es que trabajes en tu  “vuelta a la calma” ya sabes, si las marcas aparecen o antes de que lo hagan, tenes que volver a la calma, volver en sí. Y eso lleva tiempo y dedicación, estoy seguro que con Minha lo lograrás.

Asiento en silencio y veo como Zyon y Jano se retiran de mi habitación.

No sé si quiero ver a mi padre, no sé si quiero ir a esas fiestas para así fingir alguien que no soy. Quiero ver  a mi madre, quiero ver a Candy  y a Stefan. Me siento tan sola acá… sola pero contenida, sola pero con gente que me ayuda. Pero al fin y al cabo, sola.

Me acuesto en la cama y miro el techo blanco mientras acaricio el anillo. No hay nada que pueda hacer ahora y eso me molesta, no puedo elegir que hacer solo puedo acatar órdenes. Sé que Zyon hace lo mejor para mi, pero mantenerme retenida acá adentro no es una grandiosa opción. Quiero hacer algo.

Me levanto rápidamente y comienzo a caminar decidida hacia la puerta, voy a hablar con Minha, quizá le interese hablar con alguien y estoy más que dispuesta a ser ese alguien. 
Cuando estoy por llegar a la puerta ésta se abre sin previo aviso y choca contra mi nariz. Me alejo unos pasos, aturdida y estoy a punto de maldecir a quien abrió la puerta hasta que me doy cuenta quién fue quien la abrió.

No esperaba verlo ahora, no después del avance que logre… no espere que me afectara de ésta forma. Siento un calor desconocido en mi dedo meñique y sé que el anillo funciona a la perfección, estoy perdiendo el control.

Y si… ¿Cómo no lo haría? Frente a mí, esta mi padre… Belcher. 

Capitulo 40.

El ardor en mi dedo meñique incrementa, siento que mi dedo está ardiendo.  Pero no puedo desviar la mirada de aquel hombre que hace muchos años me abandono pidiéndome perdón. Nos abandonó, a mi madre y a mí. Y ahora esta acá parado mirándome con sus ojos totalmente abiertos. Cambió bastante, es decir, los años pasan para todos, y él no está exento de esas reglas. Su mirada es de sorpresa, como si  no pudiese creer que realmente estoy ahí… bueno, en realidad eso lo pienso  yo.

-Helena – susurra. Su voz… esa voz que no escucho hace tantos años. Me alejo lentamente sin desviar mi mirada de él. No puede estar acá. No ahora, no. – Helena, yo…

-No – digo con firmeza. – No. ¿Qué haces acá? – sigo alejándome pero él se acerca a mí. – ¡No! – grito y me doy media vuelta. Mi meñique no deja de arder, si sigue así las marcas van a volver. 

Caminos DistintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora