No deberías olvidarte de tu sueño.

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~ Capitulo anterior ~ 

Comienzo a llorar nuevamente y me abrazo a mi misma colocando mi cabeza sobre mis rodillas, los sollozos cada vez son más fuertes e intento calmarme ya que no quiero que mi madre me escuche llorando, no le hará bien.
Me tiro en la cama, y me abrazo a un oso gigante que me regalaron Candy y Stefan. Lo abrazo como si fueran ellos. Cuanta tristeza me da no podes abrazarlos. Que tonta fui en no demostrar cuanto los quiero.

Siento mis parpados pesados y la oscuridad se adueña de mi. 

Capitulo 18.

Siento que alguien me sacude y abro lentamente mis ojos. Veo la silueta de alguien y presiento que es Kope. Me desperezo en la cama, bostezo y me giro, dándole la espalda.

-Quería saber si querías comer. Laine hizo comida y me dijo que te avisó, pero no bajaste. – dice en un susurro. Y lo agradezco ya que estoy muy cansada. – Te traje una porción de pizza, quizá no querías bajar.

Me levanto lentamente y miro a Kope, preguntándome por qué es tan amable. Me apoyo contra la pared y siento un plato apoyarse en mi regazo.

-Gracias – digo con mi voz de recién despierta que no es para nada femenina. Comienzo a comer en silencio y el no dice nada.

-Bueno… - dice indeciso – mejor me voy. Cuando termines de comer, deja el plato fuera de la habitación, yo lo pasaré a buscar. – se comienza a alejar pero lo detengo.

-¿Podrías quedarte? – pregunto en voz baja. ¿Qué te hace creer que querría pasar más tiempo conmigo? Quizá solo esta acá como compromiso. Quizá no tiene otra opción. Me lamento de mi comentario al instante en que lo dije – No es necesario, solo pensé qu-

Se aleja de la puerta y se sienta a mi lado apoyando su espalda contra la pared, puedo sentir su cercanía y me reconforta. Termino de comer en silencio y él simplemente  se queda a mi lado.

-Supongo que tenes millones de preguntas. – dice mirando hacia mi armario en el que tengo varios posters pegados. – Es entendible, y realmente me gustaría contestarlas, pero no creo que sea lo mejor. Si… si todo sale bien, podré hacerlo. Lo prometo.

- ¿Si todo sale bien, significa que seguiría viva? – pregunto con la ilusión de que así sea. Podría arreglar todo los errores que cometí  y decirles a todos los que realmente siento y pienso. Sería una nueva yo. Sería una mejor yo.

-Si. Así  es. – Me mira y se queda así unos largos minutos, parecen eternos, y lo mejor de todo es que no me siento incomoda. Me siento bien, segura, querida. Y es extraño porque apenas conozco a este hombre.

-Para que eso pase deberías poner en peligro tu vida. – afirmo más para mí misma que para él.

-No tenes que preocuparte por eso. Estoy estrenado. Vivo para esto.

-¿Vivis para esto? – pregunto sorprendida. - ¿Siempre quisiste ser lo que sos?

-No. Yo no quise, me obligaron. Pero ahora me doy cuenta que fue lo mejor. De alguna forma fue lo mejor, siempre me pregunto qué sería de mi vida si hubiera seguido mis sueños, mis deseos. Mi ilusión de “cuando sea grande quiero ser…” nunca fue una opción para mí. En el momento en que nací mis padres decidieron que sería lo que soy ahora.

-¿Ellos están contentos? – No debería entrometerme en su vida, pero siento que él quiere hablar del tema, y dejo que así sea, que me cuente.

-Ellos ya no están. Los exiliaron. Cuando tenía dieciséis años los echaron del clan. Fue lo mejor. – dice apoyando su cabeza contra la pared, mirando hacia el techo. Me lo quedo mirando y me pregunto qué tipo de vida habrá tenido. ¿Qué tan distintas son nuestras historias? – Desde ese momento me crió mi hermana que es diez años más grande que yo. Pero yo no tenía otra alternativa que seguir en el instituto en el cual me anotaron mis padres.

Caminos DistintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora