Cartón lleno.

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~Capitulo anterior ~ 

-¿Qué pasó, Helena? – pregunta poniéndose la remera que le di.

-Yo.. eh.. solo olvide mi celular ahí – digo señalado la mesa que estaba al lado de Kope.

Él lo agarra y me lo alcanza. ¿Mi cara estaría por estallar? Porque presiento que es así.

-G-Gracias.

-De nada. Y… Buenas noches.

-Buenas noches. – subo rápidamente hacia mi habitación, cierro la puerta y me apoyo contra ella. Creo que si esto sigue así, me agarrará un infarto. 

Capitulo 12.

La alarma suena, y como todos los días, mis ganas de levantarme son ínfimas. ¿Cuánto falta para las vacaciones? Realmente las necesito.
Apago el despertador y me siento en la cama. Supongo que si alguien me viera en estos momentos creería que un coyote estuvo jugando con mi pelo. Agradezco haberme levantado temprano, tengo que ducharme, desayunar y preparas las cosas para el día escolar. Decido empezar por el desayuno ya que mi panza lo necesita. “Barriga llena, corazón contento” dicen algunos y cuánta razón tienen.

Bajo las escaleras, voy hacia la cocina y comienzo a hacer mi desayuno. Es algo sencillo y rápido, té con algunas galletitas, realmente no me levanto con tanto tiempo como para disfrutar de un gran desayuno con wuaffles con una chocolatada caliente roseada con canela. No, no tengo tiempo para eso. Elijo las galletitas dulces más ricas que pude encontrar, y sabiendo que son las seis de la mañana es todo un logro.

-Buenos días – escucho decir una voz.

-Buenos di- ¿eh? Me quedo completamente quieta. No hay nadie en casa. Ay dios, entró un ladrón. ¿Por qué me saluda? ¿Qué quiere robar? ¿No me puede dejar desayunar?  Ay dios, ¿Qué hago? ¿Cómo entró?

-¿Estás bien? –¿Kope?

Bien, Helena. Muy bien. ¿Cómo no acordarte de que tu profesor esta en tu casa?

Tierra… ¿podes tragarme? Realmente sería un buen momento. O quizá, lanzar un meteorito arriba mío. Que un elefante entre corriendo. ¿Cuánto falta para que entre el elefante? Vamos, veni elefante, te necesito.

No voy a avergonzarme de mi pijama, mi pijama está bien, es lindo. Lástima que tengo la botamanga izquierda del pantalón hasta la rodilla, mi remera me va chica y  no llevo corpiño.
Mi pelo… bueno. ¿Cuánto falta para que venga el elefante?

Siento la presencia de alguien, Kope claramente, al lado mío.

Hola, llamando a Helena. El elefante no va a entrar, ¿sabes? Es hora de que reacciones.

Perfecto, además de mi aspecto desastroso puedo sentir como mi cara se acalora. ¿Algo mas? Falta Andrés* haga una visita en estos momentos y lleno el cartón.

-Supongo que no recordaste que estaba acá, ¿cierto? – dice Kope con tono divertido.

-Supones bien. – digo totalmente colorada. Lo miro de reojo y observo que me mira descaradamente. - ¿Podrías dejar de mirarme? Realmente no es bueno que el profesor mire a sus alumna y menos en la situación de la alumna.

- No es tan grave, no se lo voy a contar a nadie. Tu secreto está a salvo conmigo. – ríe y se aleja.

Doy media vuelta y corro hacia la escalera. Mientras subía apurada las escaleras logro escuchar su risa proveniente de la cocina.
Si me tengo que cambiar prefiero primero ducharme. Sería malo estar duchándome y que Kope entre al baño asique decido avisarle. Me quedo en la mitad de la escalera y le grito:

Caminos DistintosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora