Los árboles hablan.

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Capitulo 44.

Antes de poder decir algo el sale apresuradamente por el agujero y lo escucho gritar palabrotas. Me asomo al agujero y veo que está corriendo lejos del árbol y el hombre con uniforme lo sígue con una daga en su mano. Salgo lo más rápido posible y comienzo a correr en dirección contraria, no hay nada en lo que me pueda ocultar por lo que comienzo a trepar con algunas dificultades a un árbol.

Me escondo entre las ramas y las hojas del árbol esperando que no se me viera desde abajo. Si por lo menos estuviese un poco más oscuro, todo sería más sencillo, pero pareciese que fuese plena tarde.

Miro hacia donde salió corriendo el anciano y lo veo tirado en el piso bajo el peso del hombre con la daga. El esta gritando descontroladamente intentando liberarse del agarre del hombre pero le es imposible. Algo en mi estomago se retuerce y respiro profundamente.

-Ya es suficiente. - escucho que dice una voz ajena al hombre encima del anciano. - Sabes que no estabas solo ahí adentro.

El anciano se ríe histéricamente y niega con la cabeza varias veces.

-Con quien estaría... ¡si mataron a toda mi familia!- Vuelve a reír y el hombre le coloca la daga en la garganta. - No sé que buscan acá, ¡nada encontraran! Que no se apiaden - comienza a gritar desesperadamente - que no se apiaden de ustedes. Que les hagan sufrir lo que yo sufrí.

- Basta. - dice el hombre acercándose al anciano tomando la daga de su compañero. - ¿dónde está? - su frialdad me espanta.

-Que no les tengan compasión, pura basura son. - el  hombre le clava la daga en el estomago y tapo mi boca para no gritar. - Tantas vidas quitaron, ¿que mas da una más? - el hombre quita la daga y puedo ver como la sangre gotea de ella. - Porque los arboles hablan - el hombre vuelve a apuñalar al hombre, pero esta vez en su corazón, el anciano escupe sangre, atragantándose con ella. - Los arboles hablan y esas marcas... esas marcas van a ser su perdición. - escupe sangre al hombre que se encuentra sobre él y permanece quieto sobre el piso. La daga sigue en su pecho y el hombre se dio media vuelta caminando hacia el árbol en el que me encuentro.

Los ojos del anciano quedan abiertos y contengo un lloroso que se forma en mi garganta. El viento sopla fuertemente y las hojas se mueven de un lado al otro. Me acomodo lo mas silenciosamente en el árbol pero antes de poder apoyarme sobre el tronco veo a hombre que se encontraba sobre el anciano levantarse. Y en ese momento creí que caería del árbol.

Kope. Es Kope. El hombre que no permitió que el anciano pueda escapar, el hombre que dejo que lo asesinaran, el que lo amenazó, el que lo está pateando como si el anciano fuese una bolsa de manzanas podridas.... es el mismo que me ayudo y me protegió. Es Kope. Contengo mis lagrimas maldiciéndome a mí misma. Aprieto los dientes y contengo el grito frustrado que intenta salir de mi cuerpo. Pestañeo varias veces para ver si lo que veo es correcto y es así, no me equivoco. Es el.

-Deberíamos dejarlo acá. - dice Kope con voz fría, nunca lo había escuchado hablar de tal forma, despectivamente como si la vida del hombre no valiese nada. - no nos sirvió de nada,

-A Otón no le va a gustar que hayamos perdido la pista de la chica - dice el otro hombre acercándose a él dándole una palmada en el hombro. - Tus padres depende de vos y ni siquiera eso poder hacer. ¿Cuántas veces más vas a fallar? - Kope lo mira con desprecio y saca la mano de su hombro.

-Todavía no perdimos el rastro. - comienza a caminar hacia el bosque y se detiene. Aguanto mi respiración e intento no moverme. La posición en la que me encuentro no es para nada cómoda y comienzo a sentir como mis piernas se acalambran.

-Puedo sentir su aroma acá. - dice levantando la cabeza mientras inspira profundamente.

-Debiste de estar muy cerca de ella como para poder recordar su olor. - el hombre se ríe y se acerca a Kope. - que cosas habrán hecho me pregunto....

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