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Taehyung siguió a los pasajeros que bajaban a través de un camino que los llevaba a la salida. Entre ellos se sintió un extraño, vistiendo casi exclusivamente una gabardina que ocultaba su pijama y sus alborotados cabellos sin peinar de muchos días. Fue lo único que pudo obtener en esa pequeña mochila que curiosamente traía sus documentos personales. Sin ver a nadie a los ojos avanzó por la salida, encontrándose con numerosas personas en el sitio, en el pasado varias veces había viajado con su madre, pero ahora todo lucía impropio, sin recordar hacia dónde debía ir o caminar.

—¡Taehyung! ¡Taehyung! ¡Ay, señora no la vi!

La voz de alguien que perfectamente conocía sobresalió entre las numerosas personas. Yoongi estaba entre la multitud caminando a él sosteniendo un letrero enorme con su nombre, provocando que el sentido acongojado en su cuerpo se esfumara y empezara a caminar rápidamente hacia donde ese hombre estiraba los brazos, al mismo tiempo que discutía con una señora. El pálido volvió a mirarlo y le sonrió con esos pequeños dientes que traía, se apresuró hasta que su cuerpo se sintió cálido por unos brazos rodearle, abrazó al hombre con todas sus fuerzas y sollozó por el enorme miedo que crecía en su interior, pero que se fue apaciguando por las caricias de su ser querido.

—Hyung... hyung... —lloró con más fuerza estrujando la chaqueta de su casi hermano.

—No te preocupes Tae, ahora todo estará bien—sobó los cabellos castaños del menor mandándole tranquilidad por medio de sus suaves caricias. Por un momento pensó que todo el duro trabajo realizado en semanas anteriores no iba a resultar y que realmente lo había perdido en algún lugar del mundo, pero por fortuna nada de eso sucedió. Por supuesto se sintió frustrado y sumamente molesto cuando supo la real situación de Taehyung, casi a punto de salir de su despacho para ir en la mansión de los Kim y dispararle a ese sujeto que se hacia llamar el padre de Taehyung. Sin embargo, antes de cualquier represalia debía de asegurar al joven que sus ojos veían. —Vamos, tenemos muchas cosas qué hacer... —tomó las manos del menos como si este se tratara de un niño pequeño, una leve fuerza en sus manos le impidió avanzar más. Miró al castaño fijándose en las pequeñas lágrimas en los que esos ojos estaban inmersos. —¿Sucede algo, Tae? —debía estar seguro que todo estuviera bien.

—Yo... lo siento. Por no decirte nada... sabiendo que harías esto por mí —Yoongi apretó las manos del menor diciéndole con su tacto lo bien que se sentía tenerlo de vuelta. De que estaba sano y bien a su lado. Taehyung continuó hablando, ahora con una ligera sonrojes —Realmente estoy agradecido... tengo tantas cosas por preguntar. Sobre cómo me encontraste, de qué hago aquí o sí Jungkook...

El pálido pelinegro casi quería ignorar sus sentimientos, esos que sentía por ese chico que sus ojos veían incluso si solo vestía una pijama con una gabardina cualquiera. Pero a estas alturas reconocía que su amor unilateral quedaría como fue concebido sin ser correspondido, porque fue espectador de primera fila sobre los aflorados sentimientos de Taehyung por otra persona, mismo que le hizo sentir totalmente especial y hermoso. Solo logró sonreír y asintió —Iremos a mi casa, hablaremos después de darte un baño y comer una deliciosa comida... estas bien conmigo. Así que relájate.



°

Taehyung salió del baño con el vapor desplegarse deliciosamente de su cansado cuerpo, de puntitas dio con la toalla para secar sus alborotados cabellos castaños y con una leve sonrisa en el espejo estaba de camino a la cama. De la puerta entró Juanita, la dulce ama de llaves, con un proporcionado almuerzo, dejándolo en la mesita para después irse, ya que estaría entrando el pelinegro para hablar con él.

Vestido         (KookV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora