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Taehyung se encontraba en su cama con una pijama puesta observando lo que su madre le dio en sus manos y era una cadena con un dije de un pequeño delfín en ella. Sabía que aquella joya se lo habían comprado al nacer, pero que perdió, sin saber que su madre lo tenía todo este tiempo, le gustaba aquel significado, de lo bien que ese animal podía adaptarse a cualquiera adversidad, ser feliz con los suyos y nadar con libertad.

Su puerta fue tocada abriéndola a la persona que estaría detrás de ella —¿Jungkook? Pasa... —se apartó un poco y en un segundo sus brazos estaban en el cuello del hombre de cabellos negros sorprendido por aquel gesto —Gra-gracias... Me hiciste muy feliz —sintió cómo esas manos se situaban en su cintura cerrándose de a poco mientras que esa respiración se instalaba en su cuello, de pronto las sensaciones cosquilleantes se apropiaron de su estómago, el calor instalarse en sus mejillas y pecho sin saber controlar esa calidez que lo invadía teniendo que soltarlo y alejarse.

—¿Estas bien? —preguntó en un tono preocupado, aquel abrazo lo tomó por sorpresa, pero para nada se sintió incomodo sentirla en sus brazos como imaginó mucho tiempo atrás. —Taehyung ¿Te sientes bien?

Con una sonrisa tímida y decisión lo miró, tomó valor invitándole a sentarse a su lado, en la orilla de la cama que tenía un gran espacio junto a la pared con un ventanal —Estoy bien; me sentí muy bien este día. No sé cómo te agradeceré todo lo que haces por mí... —sus mejillas se tornaron levemente rojizas mientras observaba la actitud de Jungkook a sus palabras, que lo miraba con suma atención. En sus pensamientos cruzó las palabras de su madre sobre tener confianza con ese chico que lo cuidaba y hablarle sobre su historia, de quién era... pero no se sentía preparado para ello, no con Jungkook, porque había descubierto la explicación a lo que su cuerpo sentía; y es que le gustaba. Por ello temía más revelarse completamente, necesitaba más tiempo y asegurarse, pero eso no le impedía contarle un poco sobre su vida. —Crecí con mi madre todos estos años, mis padres ya estaban divorciados antes que naciera, por eso casi no tuve relación con él hasta que ella fue internada. Mi madre es una economista reconocida, viajaba mucho, pero trataba de pasar el tiempo suficiente conmigo, hasta me llevaba a sus viajes, pero al llegar a la adolescencia tuve muchos problemas por lo que mi situación cambió. Dejé de asistir a una escuela y empecé mis clases en casa, mi mamá decía que era más seguro. —por el recordatorio sintió que sus palabras se tornaban lentas y casi quebradas —Solo salía de casa para comprar telas, ropa o algo que tenga que ver con mis estudios, viví encerrada, por lo que mi proceso de adaptación con cualquier persona se volvió incómodo, excepto con Yoongi. Él era mi vecino, me apoyó mucho en ese tiempo. Cuando empecé a vivir con mi padre, fue algo duro porque estaba empezando desde cero y allí no tenía una nana, menos el cariño que me daba mi madre... me sentía sofocada y triste... Yo no sabía que él quería que me casara con alguien y que lo lograra...

Jungkook de inmediato la abrazo estrujándola en su cuerpo, llevó sus manos en su espalda dando leves caricias para calmar los sollozos de la castaña, por lo contado, su vida había sido difícil. Se maldijo de nuevo al ser un idiota por aceptar aquel falso matrimonio, pero también se sentía agradecido porque gracias a ese compromiso pudo conocerla y ayudarla a salir de esa cárcel donde se encontraba. —Tranquila, estoy seguro que te esperan días mejores. Eres alguien fuerte, Taehyung. Estoy seguro que superaras muy pronto las dificultades... También quiero que me consideres un amigo como Yoongi... —ahora reconocía la labor de aquel hombre pálido que se encontró en la cena la vez anterior sintiéndose un estúpido por mal entender todo en un principio.

El pelinegro encontrándose en la entrada de la habitación se despidió de su amiga que se veía calmada y alegre —Nos vemos mañana, dulce sueños, Taehyung —esperaba una sonrisa, pero no la recibió, sino en su lugar fue un beso inocente en su mejilla y la puerta cerrarse, lo único que pudo hacer fue sonreír por ese bonito gesto.

*

Habían pasado semanas desde que una mañana Taehyung fue a su despacho diciéndole que quería intentar el modelaje, siendo el primero en saber esa importante decisión, por lo que solo atinó a besarle la frente por la ternura en la que se lo dijo. Después de aquello había estado pasando algunos días en la empresa de Seokjin acompañando a la castaña a sus clases con Jimin y a las sesiones de fotos con las medianas empresas que la contrataban para sus promociones, aunque fuera una novata le estaba yendo excelente y sus trabajos daban que hablar por lo natural que resultaba; Jungkook no podía sentirse más orgulloso que nunca.

También había que destacar, que a partir de ese momento la relación entre ellos se volvió más cercana, podían platicar por horas en un restaurante o en la habitación de Taehyung en las noches, sin dejar mencionar que el contacto físico acrecentó siendo tan relajado el darse un abrazo o un beso en la mejilla.

—Hiciste ese gesto toda la sesión, no sabía que fueras toda una coqueta... —dijo en un tono burlón ayudando a la castaña subir sus cosas en el auto.

—No es cierto. —dijo un poco enojado, pero sin estarlo porque sabía que aquello era un juego para Jungkook, que cada día hacia su corazón temblar y golpear en su pecho.

—Si lo es —la retó.

—No, y no me hables estoy enojada contigo —ignoró la sonrisa de quien lo miraba para voltearse e ir al auto, pero sin alcanzar la puerta porque fue alzado y cargado por las piernas, el pelinegro lo arrastró a unos metros sin bajarlo —¡Bájame, Jungkook! —le gustaba que Jungkook sea juguetón y lo cargara con sus brazos acercándolo a su pecho y rostro. La tensión de sus músculos incrementaba al tenerlo cerca, fantaseando que algún día ese gesto llevara a otra cosa.

—No te bajaré hasta que admitas que soy un chico genial y hermoso —sonrió con malicia.

—No lo haré... —las manos de Jungkook se resbalaron en su cintura para empezar una guerra de sonrisas, no pudo soportar más teniendo que admitir lo que sabía —¡Ya! Jungkook es un chico genial... y hermoso... —sus piernas fueron bajadas recuperándose de la agitación de su respiración.

—Solo quería escucharlo.

—Me la pagarás.

La pareja se metió en el auto sonriendo, jugando y dándose caricias como si se trataran de dos novios, eso fue lo que pensó Jimin al observar la actitud cambiante de su amigo, a esas alturas pensaba que ellos dos se gustaban mutuamente, pero la forma era un real misterio, solo pedía que Taehyung no resultara lastimada al saber que Jungkook era homosexual y que posiblemente no había lugar para ella para una relación, o posiblemente si, mantenía esa esperanza en su amigo que miraba con anhelo a la castaña.

—Por favor, Jungkook no la lastimes.



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Hola Hola...

INICIA EL MARATÓN!!!

Gracias por leer y votar, de verdad, muchos se quedaron a medias en la historia.

Rabitta 

Vestido         (KookV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora