Vestido (KookV)

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Taehyung se encontraba divisando el ambiente invernal de Canadá, atrapado entre los pajarillos mañaneros que volaban en el cielo completo de nubarrones grises, y así en el aire frío aire de la estación que movía suavemente sus cabellos castaños y ponía rojos sus pómulos. Pero estaba más fascinado por los animales que podía encontrar en el solitario parque a esas primeras horas del día, donde el sol ni siquiera hacia presencia o no lo haría definitivamente.

Aquello ya no lo ponía triste, porque había aprendido que dentro de una tristeza podría haber una belleza oculta. Que se presentaría como ese pequeño empujón para cambiar o te enseñaría a afrontar las adversidades en algún futuro, por eso anhelaba que algún día pudiera ser más fuerte.

Visualizó un poco más las antiguas coloridas hojas secas caer y los patos en el estanque mientras terminaba de beber el chocolate caliente que había comprado junto con un baguet como forma de desayuno. Sabía que muy pronto Sehun lo encontraría y lo regañaría como una mamá a su hijo, o podría ser un padre o hermano; con lo último sonrió por su cálido pensamiento, extrañando a varias personas que llegaron a iluminar cortamente su vida.

De nuevo volvió a pensar que algún día los vería y agradecería su extenso apoyo al estar presente en esos momentos en los que se sentía como un pajarillo encerrado, con miedo de mostrar sus alas para volar, ocultándola de todos por miedo a que lo rechazaran y ofendieran su existencia.

No obstante, aunque ahora muchos supieran su verdadera existencia y ni siquiera había aprendido a amarse, tenía en mente que era un paso para su propia aceptación y su crecimiento personal.

Esperaba que sus nacientes alas pudieran pintarse de otros bonitos colores, aparte de la leve marca negra cerca de su corazón que lo lastimó en el pasado, pero que representaba que había vivido, sufrió en una etapa de su vida y mucho más importante amó con toda el alma. Cada marca representaría su camino y eso apenas estaba comenzando.

Sin embargo, sus pasos se detenían a cada rato, porque aún existía él hubiera.

Llegó caminando a esa casa, que se había convertido en su vivienda por más de cuatro meses, era grande y hogareña, pero un poco solitaria cuando se encontraba sin nadie más que su cuidador. Buscó sus llaves en sus bolsillos, su celular sonó en el mismo tiempo sin darle oportunidad de tomarla, la puerta se abrió y un brazo fuerte lo jaló para dentro, tirando su gorrito mostaza en el suelo.

—¡¿Dónde mierda has estado?! —el hombre de gran edad habló en un coreano pronunciado. Sus ojos grandes lo miraron de pies a cabeza y guardó una sonrisa cínica. —Creí que este bueno para nada te estaba cuidando perfectamente bien, pero veo que no, porque ya empezaste a estar de zorra afuera. —miró a Sehun en forma de decepción y regaño, por no poder lograr sus fines. —¡QUÍTATE ESA ROPA DE MARICÓN!

Taehyung brincó levemente por sus duras palabras a punto de que su fortaleza decayera, pero alcanzó a morderse los labios para no llorar y alzó la mirada para encontrarse con su cuidador que le negaba con la cabeza a lo que podría decirle a su padre por frustración y enojo, al hombre que lo recluyó en el otro lado del mundo.

—Pensé que podría componerte si estabas a cuidado de este "hombre", pero veo que no has cambiado nada, que son esas pintas ¿Eso es maquillaje? Es realmente asqueroso... ¿Eres gay?

—¿Viniste desde corea para insultarme? —el joven castaño lo miró, tratando de tomar valor con las mangas de su abrigo apretar. —Te recuerdo que soy un Doncel padre... no podría ser un total hombre y menos una mujer.

El hombre se carcajeó sentándose junto a la mesa del centro —Yo no quiero a una hija. Me importa si tengo que arrancarte ese maquillaje o las entrañas antes que te presente como mi bastardo a toda la sociedad... me llevará unos años más. Te meteré en la escuela de negocios de aquí y la terminarás con honores. Te casarás con la hija de una franquicia, tal vez sus hijos no sean tuyos, pero qué más da... tendremos millones.