Capitulo 12

454 29 2
                                    

Aslan  estaba sentado en el patio en penumbra. Las luces de la piscina no alumbraban lo suficiente para turbar su sensación de estar escondido. Miró la botella que había en la mesa y se preguntó por qué se molestaba si no le hacía ningún bien por mucho que bebiera. La nueve milímetros que había al lado le habría ayudado más, pero no había podido quitarse la vida siete años atrás y seguía sin poder. Vivía cada día ocupándose de su trabajo y sin que nada le importara.
Pero ahora tenía la oportunidad de acabar con el hijo de perra que había destruido su familia. Y eso lo cambiaba todo.
Apretó los dientes. Nazli pinal se había metido en su vida menos de veinticuatro horas atrás y ella también lo había cambiado todo. Ya no podía ahogar los demonios de su pasado, no podía dormir y le daba igual comer o no. Levantó la botella, pero vaciló. ¿Qué sentido tenía? Cuan-do cerraba los ojos, Nazli  seguía atormentando sus sueños, tanto dormido como despierto. Y luego llegaban otros recuerdos. La sensación de traición por admitir al hijo de Deniz  en su casa, por permitir que la mujer que había sido amante de Deniz  se colara en sus sueños.
Sabía que no podía dirigir su rabia al niño. Bulut  era inocente, una víctima como él. Cerró los ojos y apartó la imagen del pequeño de su mente. No quería conocer a ese niño, no quería que llegara a importarle.
Lanzó un juramento. Era patético. Su existencia era patética. Pero algo dentro de él que no podía nombrar lo impulsaba a seguir adelante... no le permitía abandonar.
Levantó la botella de tequila con intención de espantar esos demonios cuando por el rabillo del ojo vio un movimiento cerca de la piscina y se puso alerta. Dejó despacio la botella, tomó la Beretta y echó a andar hacia la piscina. Se quedó cerca del límite del alcance de las luces, ocultándose en la oscuridad.
Quitó el seguro de la pistola y se dispuso a avanzar alrededor del muro de follaje. Escuchó atentamente, pero no oyó nada. Pensó un momento en la posibilidad de que hubiera imaginado el movimiento, pero lo descartó. Allí fuera había algo o alguien y no eran ni Pablo, que se había retirado ya, ni Nazli ni su hijo, que se habían acostado una hora antes.
Se deslizó entre dos macetas grandes. Las luces se reflejaban en el agua de la piscina. Salió a la zona abierta que rodeaba el agua con la pistola en la mano.
Bulut .
Bajó el arma con mano temblorosa y puso el seguro. Bulut  oyó el clic y lo miró desde su posición en el borde de la piscina.
-He encontrado a mi oso -mostró el animal para apoyar sus palabras y sonrió-. Se había perdido.
Aslan respiró con fuerza. ¡Maldición! Podía haber...
Apartó la idea de su mente.
-¿Qué haces aquí, pequeño?
Los ojos oscuros del niño lo miraron sorprendidos por la brusquedad de su tono.
-Me he despertado y no encontraba a mi oso -estrechó al animal contra sí-. Mi mami estaba en la bañera y he bajado a buscarlo.
Aslan  miró las puertas de cristal que daban a la habitación que ocupaban Nazli y su hijo. Una de ellas estaba abierta. Lanzó un juramento y el niño abrió mucho los ojos.
-Mami te lavará la boca con jabón - dijo convencido.
Aslan  respiró hondo.
-Vamos. Te llevaré con tu madre.
-¿No podemos nadar? -preguntó el niño.
El hombre negó con la cabeza.
-Eso pídelo a tu madre. Vamos.
Bulut  miró la pistola.
-¿Quieres jugar a matar?
-Esto no es un juguete -explicó Aslan -. Vamos, es tarde.
Bulut  obedeció. Aslan  se pasó una mano por el rostro e intentó calmar su corazón galopante. En su cabeza palpitaba la idea de lo que podía haber ocurrido. Nunca había disparado un arma sin identificar antes el blanco, pero estaba nervioso y podía ocurrir. Imposible no era. La mujer tendría que vigilar mejor al niño. ¿Por qué demonios no había cerrado la puerta?
Bulut se detuvo de pronto y lo miró.
-Si tuvieras un niño pequeño, podría jugar con él.
Un bloque de hielo ocupó el estómago de Aslan . Si tuviera un niño pequeño...

El Lobo solitario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora