Nazli se paró en una esquina del centro de Chicago y miró la tarjeta que tenía en la mano.
Cantina Los Laureles, en Florescitaf, México. ¿Qué clase de hombre usaba una cantina como despacho? Se estremeció a pesar del sol de agosto.
Pero no tenía opción... era preciso hacer algo.
Siempre que huía, Deniz acababa encontrándola. Quería a su hijo con ella y él sólo le permitía cuidarlo todavía porque pensaba que el niño necesitaba a su madre, pero tenía intención de
llevárselo un día y ella tenía que hacer algo antes de que llegara ese día.
-Tengo hambre, mami.
Nazli volvió al presente y sonrió al niño que se aferraba a su mano.
-Sí, cariño. Comeremos pronto.
Bulut le devolvió la sonrisa y ella pensó que tenía que encontrar a Aslan y convencerlo de que la ayudara.
No había más remedio.
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El Lobo solitario
RomanceSólo había un hombre que podía ayudarla... Nazli Pinar había oído que aquel tipo tenía un corazón tan imperturbable como sexy era su cuerpo, pero Ferit también era su última esperanza. Ya no le quedaba ningún sitio donde esconderse del padre de s...