-Pagaré todo lo que me pida -insistió Nazli Pinar.
Victoria Herrrera la miró durante un momento desde el otro lado del escritorio.
-Señorita Pinar, esto es primordialmente una agencia de investigación. Pocas veces aceptamos clientes que requieran protección especial, y generalmente sólo porque nos los envían otras agencias.
Nazli pareció decepcionada. Las ojeras oscuras que mostraban sus ojos y la talla demasiado grande de su ropa indicaban que hacía meses que no comía ni dormía bien. Mostraba una fatiga extrema, al borde del colapso. Victoria había llegado a la cima en su trabajo gracias a su habilidad para evaluar a los clientes y su instinto le decía que aquella joven estaba más allá de la desespe-ración.
-Tengo que saber mucho más antes de decidir si la Agencia Herrera se ocupará de su caso -le explicó.
Nazli respiró hondo y enderezó los hombros.
-Me envía el inspector Clarence Taylor. Trabajó aquí en Chicago antes de mudarse a Nueva Orleans.
Victoria pensó un momento.
-Sí, me acuerdo de él. Se fue hace tres o cuatro años.
Nazli asintió esperanzada.
-Así es. Sabe que he agotado todas las demás posibilidades, incluida la policía -se inclinó hacia delante y se agarró al escritorio como una tabla de salvación-. Tiene que ayudarme -una lágrima rodó por sus mejillas pálidas-. No puedo permitir que se lleve a mi hijo.
Victoria la miró con simpatía. Conocía bien la clase de miedo y dolor que intuía en la joven. Y si la enviaba Clarence Taylor, haría lo posible por ayudarla.
-De acuerdo. Consideraré su caso, pero usted tiene que contármelo todo, señorita Pinar.
-Gracias -la voz de Nazli se quebró por la emoción.
Victoria abrió su libreta y tomó su bolígrafo de oro.
-Tengo que saber todos los detalles posibles sobre el perseguidor. ¿Conoce su nombre?
Nazli se humedeció los labios y tragó saliva con fuerza.
-Creo que su agencia ha trabajado antes en un caso relacionado con él. Se llama Deniz Kaya . Lo llaman...
-Ángel -susurró Victoria. Se estremeció. No había oído aquel nombre desde... desde la marcha de ferit.
-El inspector Taylor cree que uno de sus investigadores puede tener experiencia en tratar con él -musitó Nazli
Victoria la miró a los ojos.
-Por desgracia, sí lo conozco.
-Entonces sabrá que no es una situación corriente.
-Sí -asintió Victoria-. Ángel es un asesino bien pagado que presume de tener un récord muy alto de encargos. Es despiadado y, si va a por usted, no parará hasta que esté muerta.
-Por favor, dígame que me ayudará -le suplicó Nazli -. Tengo que proteger a mi hijo.
Victoria frunció el ceño.
-¿Por qué quiere Ángel llevarse a su hijo?
Nazli apartó la vista un momento.
-Porque es el padre de Bulut -le temblaron los labios-. Hace cinco años tuvimos una... relación.
-¿Relación? -Victoria oyó el desprecio en su voz y se arrepintió de inmediato. El rostro de Nazli se cubrió de vergüenza.
-Yo era muy joven, fue un error -cerró los ojos con fuerza y movió la cabeza. Abrió los ojos-.
Me utilizó para llegar hasta mi padre.
-Pero sigue viva -la directora de la agencia enarcó las cejas-. No es su estilo. El nunca deja cabos sueltos.
-Tuve suerte de escapar... y desde entonces estoy huyendo. Pero se enteró de la existencia de Bulut quiere llevárselo.
Si su historia era cierta, Nazli pinar corría un peligro muy serio. Ángel no permitía que nadie se entrometiera entre él y lo que quería. Y aunque Victoria trabajaba con los mejores de la profesión, buscar a un hombre como él requería recursos que no podía permitirse. Había aprendido muy bien esa lección siete años atrás.
ESTÁS LEYENDO
El Lobo solitario
RomanceSólo había un hombre que podía ayudarla... Nazli Pinar había oído que aquel tipo tenía un corazón tan imperturbable como sexy era su cuerpo, pero Ferit también era su última esperanza. Ya no le quedaba ningún sitio donde esconderse del padre de s...