Nazli se secó el pelo con la toalla y miró su reflejo en el espejo mientras lo cepillaba. La enorme bañera llena de agua caliente había sido una bendición para sus músculos doloridos. Aslan le había hecho trabajar duro aquel día.
O quizá había sido ella misma, porque le parecía importante no fallar, sobre todo en lo relacionado con él. Quería comprenderlo y no entendía por qué. No tendría que haberle importado tanto su aprobación.
Miró su cuerpo desnudo y se preguntó qué pensaría él. Era alta, pero muy delgada. Y no era ni rubia, ni hermosa, ni tenía pechos grandes. Y luego estaba la cicatriz de la cesárea.
Suspiró.
No debería importarle lo que pensara él a ese respecto. No había ido allí para mejorar su vida social.
Soltó una carcajada. ¿Qué vida social? Hacía media década que no la tenía. Y el mismo tiempo que no la tocaba un hombre. Se estremeció al recordar los brazos poderosos de Aslan alrededor
de su cuerpo. Cerró los ojos y disfrutó del calor que le proporcionaba el recuerdo. Tenía que estar perdiendo el juicio para permitir que un Hombre tan peligroso la hiciera sentir tan...
necesitada.
-Basta -se riñó. Se puso la ropa interior. Lo único que debería sentir por Aslan era miedo. Y también respeto. Hacía falta mucho valor ara que él volviera a afrontar aquella pelea y lo sabía.
Pero ni la admiración ni la gratitud deberían poner en marcha sus hormonas.
Se puso el camisón y se miró en el espejo.
-Aslan no es un hombre del que puedas enamorarte. Esto es un trato de negocios, no una aventura de amantes.
Con esa declaración en mente, volvió al dormitorio para ver a su hijo.
La cama estaba vacía y el corazón le latió con fuerza.
-Bulut? -miró a su alrededor-. ¿Bulut ? -¿Dónde estaba escondido? ¿Se había despertado y había decidido jugar...?
La puerta que daba al patio estaba abierta. Sintió miedo.
La piscina.
Salió al patio.
-Bulut !
¿Cómo había podido ser tan descuidada? ¿Había olvidado cerrar la puerta? ¿Y si...?
Respiró con fuerza. Tenía que estar allí. Tenía que estar bien.
- ¡Bulut ! -volvió a gritar.
-¡Mami!
Corrió en dirección a la voz de su hijo, que estaba abrazado a su oso y se acercaba a ella desde la piscina. Aslan avanzaba a su lado con la pistola en la mano.
Un miedo nuevo la envolvió. Él no le haría daño a su hijo, ¿o sí? Miró a Bulut . Los ojos oscuros, el pelo , la forma de la cara. Se parecía muchísimo a su padre. Sintió que hervía de rabia.
Sin vacilar más, corrió hasta su hijo y lo tomó en brazos.
-¿Qué haces? -preguntó con furia a Aslan . La idea de que se acercara a su hijo con una pistola en la mano era inadmisible-. ¿Estás loco? ¿Qué haces con esa pistola en la mano?
Aslan miró el revólver con aire confuso.
--¿Qué dices? ¿Por qué no has vigilado a tu hijo? -contrarrestó; enfundó el arma en la pistolera, que llevaba todavía colgada al hombro.
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El Lobo solitario
RomanceSólo había un hombre que podía ayudarla... Nazli Pinar había oído que aquel tipo tenía un corazón tan imperturbable como sexy era su cuerpo, pero Ferit también era su última esperanza. Ya no le quedaba ningún sitio donde esconderse del padre de s...