-Tú eliges -se preparó para el siguiente round-. Pégame todo lo fuerte que puedas.
En esa ocasión, ella apuntó a la cara. Él le sujetó el brazo y volvió a tirarla de espaldas. Ella hizo una mueca como de dolor y él le tendió la mano con aire preocupado. Nazli , furiosa, tiró de ella con ambas manos. El se tambaleó y cayó mientras ella rodaba en dirección contraria. Una pierna musculosa la sujetó antes de que pudiera alejarse mucho. Se debatió, pero él estaba encima de ella en muy poco tiempo.
-Suéltame -pidió sin aliento.
Aslan clavó los brazos por encima de la cabeza de ella y la miró con rabia.
-Oblígame.
Nazli se retorció. El cuerpo pesado de él atrapaba el suyo, que no podía moverse.
-¿Cómo se supone que voy a hacer eso? -el corazón le latía con tanta fuerza que estaba segura de que él podía oírlo-. No entiendo cómo sigues trabajando con el modo que tienes de tratar a los clientes - gruñó.
-Nunca he tenido un cliente insatisfecho -repuso él con voz ronca.
Nazli sintió un escalofrío y tuvo la impresión de que aquellas palabras eran más una promesa que un hecho. O una amenaza, dependiendo de cómo se mirara.
-¿Vas a hacer algo o nos vamos a quedar aquí todo el día?
La rabia se apoderó de nuevo de ella. Estaba atrapada y no podía hacer nada.
Él cambió un poco su peso y ella se puso tensa y reaccionó. Levantó la rodilla derecha, con la que apuntó a sus partes. Él retorció la parte inferior del cuerpo en un movimiento protector y ella aprovechó su distracción para morderle el hombro con fuerza.
Aslan lanzó un juramento e intentó apartarse, pero ella lo siguió. Él rodó por la colchoneta, con ella detrás, que se debatía con fuerza y daba patadas a la menor oportunidad: Consiguió soltar una mano y agarró el pelo de él, que lanzó otra maldición y volvió a ponerse encima. Esa vez estaba furioso y su aliento abanicaba el rostro de ella. La rabia iluminaba sus ojos y su cuerpo temblaba por la fuerza de su furia. El miedo embargó a Nazli .
-Suéltame -exigió con voz temblorosa.
Aslan temblaba por el esfuerzo de controlarse. La batalla que tenía lugar en sus ojos la asustaba más que nada de lo que pudiera haber dicho con palabras.
-Por favor -susurró, al ver que él no se movía-. Me das miedo.
Él parpadeó, claramente alterado. La soltó y se puso de rodillas. Nazli se alejó al otro lado de la colchoneta.
Aslantragó saliva con fuerza y la miró a los ojos.
-¿Estás bien?
Ella asintió y se puso en pie.
-Si eso es todo -dijo con una calma que no sentía-, creo que voy a volver... - señaló la puerta.
Aslan se puso en pie y ella salió corriendo antes de que tuviera tiempo de hablar.
Sabía que él había perdido el control por un momento, que había permitido que algún sentimiento que ella no podía analizar bien lo llevara al límite. ¿Su odio por ella crecía en lugar de disminuir? Tal vez había sido un error ir allí.
Disgustada y segura de que no quería estar sola, fue en busca de Bulut y Pablo. Tal vez aslan fuera peligroso. Quizá Victoria Colby ya no lo conocía. Después de lo que había sufrido, resultaba sorprendente que no hubiera perdido el juicio tiempo atrás.
Frenó el paso para respirar mejor. A lo mejor sí lo había perdido.
Cerró los ojos y respiró hondo para eliminar los últimos restos de su miedo. Cuando éste desapareció, quedó sólo el deseo provocado por la sensación del cuerpo de él apretado contra el suyo.
Movió la cabeza en señal de derrota. Era evidente que también estaba un poco loca.
¿Cómo podía sentirse atraída por un hombre que la despreciaba claramente? Sólo podían ser las hormonas y la cercanía. Pero lo superaría.
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El Lobo solitario
RomanceSólo había un hombre que podía ayudarla... Nazli Pinar había oído que aquel tipo tenía un corazón tan imperturbable como sexy era su cuerpo, pero Ferit también era su última esperanza. Ya no le quedaba ningún sitio donde esconderse del padre de s...